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¿Cuándo vale la pena delegar la gestión comercial de tu negocio?

¿Cuándo vale la pena delegar la gestión comercial de tu negocio?

Esta es una de esas preguntas que cuesta un poco responder porque, lamentablemente, no existe una respuesta única con la que puedas decir: «¡Ah, vale, ya está. Problema resuelto!»

Y le doy gracias a un querido amigo y cliente de muchos años, Rafael, por haberla puesto encima de la mesa.

Desde el punto de vista de gestión comercial, los negocios (independientemente de su tamaño) pueden estar en uno de tres momentos:

  • Son negocios que han estado establecidos durante algunos años ya, cuentan con una cartera de clientes más o menos estable y sus ventas fluyen de una forma casi ininterrumpida. El dueño (o los dueños) del negocio no tienen que hacer mayores esfuerzos para potenciar sus ventas porque, con lo mucho o poco que han hecho hasta ahora, sus ventas fluyen. ¿Para qué complicarse la vida?
  • En el segundo momento se encuentran aquellas empresas y negocios que, por cualquiera que sea la razón, sienten que con lo que venden no es suficiente y necesitan impulsar esos números. También encuentras acá empresas que han hecho la tarea de planificar sus ventas y establecer objetivos comerciales porque se han dado cuenta que, de la manera que van, nunca crecerán tanto como lo desean.
  • Y finalmente encuentras aquellas empresas que están comenzando, han terminado de desarrollar sus productos o servicios, han logrado amasar un pequeño volumen de clientes y no encuentran como establecer una estrategia de ventas que les permita lograr nuevas oportunidades de negocios de forma consistente. Además, los dueños de estas empresas suelen ser especialistas en sus áreas respectivas pero con muy poca, o ninguna, formación comercial, por lo que no saben por donde comenzar.

Si tu empresa se encuentra en el segundo o tercer momento, la pregunta que te estarás haciendo será la misma que me hizo mi amigo Rafael: «Joel, ¿delego o no delego las ventas de mi negocio?»

Y, como te comentaba al iniciar este post, la respuesta tiene como punto de partida un gran depende, mi palabra favorita como consultor.

¿QUÉ RESULTADO ESPERAS AL DELEGAR LAS VENTAS DE TU NEGOCIO?

La respuesta natural a esta pregunta es: «LO QUE YO QUIERO ES VENDER MÁS» o quizás algo por las líneas de «ESTO DE LAS VENTAS ES UN ROLLO Y YO PREFIERO CONCENTRARME EN LO MÍO»

La mejor respuesta a esta pregunta sería una que fuese por el orden de «ESTO DE LAS VENTAS ES LO SUFICIENTEMENTE IMPORTANTE PARA MI NEGOCIO, COMO PARA REQUERIR EL SER MANEJADO DE FORMA ORGANIZADA Y PROFESIONAL», aunque te puedo asegurar que es la que recibo con menos frecuencia.

Lo primero que quiero hacer en este punto es aclarar un tema que no siempre es bienvenido: «El rendimiento de ventas de cualquier negocio o empresa no depende única y exclusivamente del departamento de ventas».

Son muchos los factores que afectan el rendimiento de ventas de una empresa, y no todos están relacionados directamente con el desempeño comercial.

Son muchos los factores que afectan el rendimiento de ventas de cualquier empresa, comenzando por el impacto publicitario de la marca, la calidad del mensaje que se transmite, la propuesta de valor, el servicio al cliente, la política de precios y un largo etcétera, por lo que es realmente un despropósito pensar que «sólo con delegar la gestión de las ventas de un negocio se está garantizando un positivo rendimiento de ventas.»

Entonces, la siguiente pregunta que tienes que hacerte es: ¿qué rendimiento esperas obtener de la gestión comercial de tu negocio? ¿esperas un rendimiento óptimo? ¿esperas una dedicación a tiempo completo? ¿cuánto dinero tienes disponible para hacerlo?

Y realmente la pregunta del «¿cuánto dinero tienes disponible para hacerlo?» debería ser la primera que te hicieras porque si la respuesta es «no tengo dinero para delegar la gestión de las ventas de mi negocio en un tercero» o «no tengo dinero suficiente para contratar a un profesional cualificado adecuadamente», entonces las opciones son diferentes de las que están disponibles cuando tienes dinero para hacerlo.

Lo mismo ocurre cuando hablamos del tiempo: si no se le dedica a la gestión comercial de un negocio el tiempo necesario, no se pueden esperar resultados óptimos. Esto es lo que ocurre generalmente cuando es el propio dueño de la empresa el que quiere llevar adelante la generación de nuevos negocios. Quizás sea una fórmula que funcione por un tiempo determinado, pero ciertamente no es la que garantiza el crecimiento de ventas de una forma consistente.

Por lo tanto, el primer punto es hacer un análisis honesto y profundo de tus expectativas, tus deseos y los recursos (tiempo, dinero y personas) que tienes disponibles para hacerlo.

Una respuesta sincera a cada una de estas preguntas, te ayudará a tomar la mejor decisión según sea tu caso. 

¿ERES TÚ LA PERSONA ADECUADA PARA LLEVAR LAS VENTAS DE TU NEGOCIO?

Yo soy del pensar que cualquier persona cuando está motivada, cuando tiene la necesidad y recibe la formación adecuada (o requerida) puede hacer un trabajo decente como vendedor.

Yendo más allá, también estoy convencido de que es el mismo dueño de la empresa o del proyecto la persona que está mejor capacitada para vender su propio proyecto o para desarrollar su propio equipo comercial.

¿Por qué?

Para ser efectivo, un vendedor tiene que estar profundamente convencido de que lo que vende es realmente bueno y que soluciona los problemas que se supone que soluciona. ¿Y quién más convencido de todo esto que el propio dueño del negocio?

¿Quién en mejor capacidad que él (o ella) para transmitir la visión a largo plazo del negocio, del proyecto y del producto o servicio mismo?

Pero, y es un pero que aún a mi me cuesta reconocer, no siempre el dueño del proyecto o la persona responsable del mismo, después de recibir la formación requerida, termina de cogerle el ritmo al trabajo comercial.

Aún cuando a mi me parece una profesión maravillosa, cuando se hace de forma organizada, planificada y estructurada, no para todo el mundo es fácil manejar los desafíos más frecuentes del trabajo comercial: la gestión del no y del rechazo, la necesidad de hacer seguimiento a los clientes, el sentir que los clientes están por encima de ellos o, en algunos casos, el estar bajo el sometimiento de supervisores y jefes tóxicos que no tienen idea de cómo se gestiona de forma efectiva un equipo de ventas, o un vendedor.

Por lo tanto, volvemos al principio: un análisis honesto y sincero de tus expectativas, deseos y recursos disponibles.

Solamente este análisis honesto te permitirá tomar la mejor decisión: Si a ti no te gusta vender o prefieres dedicar todo tu tiempo a tu área de especialización, entonces no te queda otra opción que delegar la gestión de ventas de tu proyecto.

Cuando delegas el trabajo de ventas en un tercero, delegas sólo eso: el trabajo. La responsabilidad sobre el resultado sigue siendo tuya.

 

Eso sí, una acotación final: «RECUERDA QUE SOLAMENTE DELEGAS LA RESPONSABILIDAD SOBRE LA REALIZACIÓN DEL TRABAJO DIARIO DE VENTAS, PERO NO SOBRE EL RENDIMIENTO DE DICHO TRABAJO.»

Me ha tocado manejar muchos casos en los que el cliente quiere deshacerse de todo: del trabajo diario y de la responsabilidad, para así poder estar tranquilo y ocuparse de otras cosas, «que eso de vender es mucho rollo.»

Pues este es un grave error. EL RENDIMIENTO DE VENTAS ES, HA SIDO Y SIEMPRE SERÁ RESPONSABILIDAD DIRECTA de los dueños de la empresa o del proyecto emprendedor, aún cuando el trabajo diario se haya delegado en un tercero.

En todo caso, si estás en ese punto en que sientes que te toca delegar el trabajo de ventas y no la tienes muy clara, ponte en contacto conmigo o con cualquier otro consultor especializado en el tema.

Con toda seguridad sabremos guiar tus pasos hacia la mejor decisión para tu empresa.

 

Crédito fotografía: Gerd Altmann en Pixabay

4 Lecciones Aprendidas Durante El Confinamiento

4 Lecciones Aprendidas Durante El Confinamiento

Hace ya un tiempo, publiqué un artículo titulado «Me niego a decir «esto es lo que hay» o «con la que está cayendo» porque soy del pensar que, cuando pasamos por situaciones particularmente difíciles como esta que no ha tocado vivir ahora, lo más importante del mundo es sacar una lección, un aprendizaje, llevarnos algo bonito que nos sirva para hacer nuestras vidas mejores, para ser mejores personas y mejores profesionales, si es posible.

También soy del pensar que mucho más que profesionales, todos somos seres humanos y, como tal, tenemos un compromiso (o deberíamos tener el compromiso) de ayudarnos mutuamente a ser mejores personas, mejores profesionales, para de esa manera contribuir en la construcción de un mundo mejor.

Por lo menos, eso es lo que yo entiendo por aportar valor a la vida de las personas que me rodean, sean mis clientes, familiares o amigos.

Si tu única intención cuando aportas algo de valor es captar un cliente nuevo, entonces le estás haciendo un flaco favor al mundo.

Los momentos que nos ha tocado vivir recientemente han sido lo suficientemente importantes como para obligarnos a todos a salir de nuestros círculos de comodidad y mostrarles al mundo aquellos valores que nos definen y que forman parten del quién somos y del porqué hacemos las cosas de la forma que  las hacemos.

Y ese es mi caso.

COMO SERES HUMANOS, COMO RAZA, COMO GRUPO, SOMOS CAPACES DE MUCHO MÁS.

Es por ello que grabé este vídeo.

En el comparto contigo las 4 lecciones que he aprendido durante estos días de confinamiento que no quiero que se pierdan en el olvido.

Quiero confiar en que los seres humanos somos capaces de mucho más y no de simplemente haber reaccionado como lo hicimos de una forma puntual y que todos esos sentimientos tan bonitos que compartimos han sido simplemente producto de las consecuencias y no tienen raíces profundas en nuestras personas.

Espero que las lecciones aprendidas durante estos días de encierro dejen, para todos nosotros, lecciones de vida importantes que nos sirvan para ser, cada vez, mejores personas y profesionales.

 

Tengo amigos que me dicen: «Joel, todo esto va a pasar y ya verás, cuando las personas vuelvan a tener sus negocios más o menos en marcha, todo lo vivido se habrá olvidado».

Realmente espero que no sea así y con esa esperanza, te dejo acá abajo el material que grabé.

Las lecciones que aprendí, que podrás aplicar tanto en la gestión de tu negocio como en tu vida personal, giran alrededor de cuatro temas principales:

  • Que pasemos de las emociones bonitas a los propósitos y las acciones.
  • Que aprendamos a planificar los negocios de una forma más realista y no solamente optimista.
  • Que abracemos las nuevas herramientas digitales como oportunidades de crecimiento y desarrollo para nuestros negocios.
  • Que mantengamos siempre comunicación con nuestros mercados, sobretodo cuando nuestros clientes necesiten recibir de nosotros simplemente apoyo moral.

Acá se los dejo. Espero lo disfruten ?

 

Cuando La Crisis Estalla, No Veas Solamente La Punta Del Iceberg.

Cuando La Crisis Estalla, No Veas Solamente La Punta Del Iceberg.

Cuando La Crisis Estalla, No Veas Solamente La Punta Del Iceberg - Joel Pinto RomeroSegún los entendidos, solamente una novena parte del iceberg es visible sobre la superficie el agua y el resto permanece sumergido.

Nunca lo veremos, a menos que nos sumerjamos en el agua y, entonces, nos quedaríamos seguramente boquiabiertos: Ver que debajo del agua, esa gran masa de hielo es 8 veces más grande que lo que vemos en la superficie debe ser un espectáculo sobrecogedor.

Con la gestión de la reputación de tu empresa en línea ocurre lo mismo: Cuando la crisis estalla, estás viendo solamente una pequeña parte de todo el proceso que la produjo. El resto, lo más grande, lo más importante, permanece debajo, sin salir a flote.

Voy a contarte una historia que refleja todo este proceso y quiero compartir contigo el por qué considero que es importante el que te tomes la gestión de la reputación de tu empresa en serio, y mucho más allá de eso, que te tomes en serio la atención de tus clientes, sean estos grandes o pequeños.

Comienzas mal cuando tu único objetivo es la venta.

Hace algo más de un mes, unos compañeros y yo tomamos la decisión de contratar los servicios de una empresa. Dicha empresa ofrecía tres “paquetes” distintos para dicha contratación: Básico, Profesional y Avanzado.

Reconozco que estuvimos debatiendo sobre cuál sería la mejor opción para nosotros durante un largo tiempo, tal vez un poquito más de lo normal, pero siendo que el tema era de importancia, pues no quisimos tomar la decisión a la ligera.

Nos decidimos por contratar el paquete avanzado, confiados en que recibiríamos un mejor trato del que nos hubiera tocado si hubiésemos contratado el paquete “Básico”. ¡Vaya desilusión!

Pues resulta que, una vez hecha la contratación de los servicios de la empresa, y luego de haber recibido nuestros correspondientes correos de “Gracias por tu compra” y “Estamos a disposición de ustedes para lo que necesiten”, pues ya no pasó más nada.

Y aún cuando le hemos escrito al responsable del negocio por correo electrónico en varias oportunidades, comunicándole nuestras dudas y los puntos en que necesitamos de su asistencia, pues no ha habido respuesta alguna, y de esto hace ya más de veinte días.

¿Nuestra conclusión?: Ya compramos, ya pagamos y ya se acabó la magia. Hubiera sido mejor comprar el paquete “Básico” en lugar del “Avanzado”, ahorrarnos el dinero adicional y saber que recibiríamos de la empresa un servicio “básico”.

Un cliente frustrado, es una crisis de reputación en potencia para tu empresa.

Como te comenté, ya han pasado varias semanas desde que hicimos la contratación de los servicios de esta empresa y, hasta ahora, no hemos recibido respuesta de los correos que hemos enviado, y tampoco esperamos recibirla.

Siendo que mis compañeros y yo nos movemos por estos mundos de las redes sociales, hemos estado evaluando en varias conversaciones si valdría la pena o no llevar este tema a las redes sociales, alzar nuestra voz y ver si de esa manera la empresa atiende nuestra queja.

Todas las empresa se merecen una oportunidad para recapacitar y enderezar el entuerto. No se la niegues.

Pero hemos pensado que, como profesionales que somos (y que todos estamos en esto de buen rollo y con buena actitud) que bien vale la pena darle a la empresa la oportunidad de que nos escuche, sin necesidad de que levantemos nuestra voz.

Una oportunidad para que recapacite, reconozca el error que ha cometido al tratar de esta manera tan poco profesional a sus clientes “Avanzados” y que evite lo que para ellos podría tener importantes consecuencias: Cinco profesionales molestos por el mal servicio recibido, compartiendo su frustración con sus respectivas audiencias.

¿Cuál sería la punta del iceberg en este caso?

La punta del iceberg saldría a flote si nosotros decidiéramos levantar la voz y hacer nuestra queja pública en redes sociales. En ese momento seguramente la empresa voltearía sus ojos hacia nosotros y, quizás, nos escucharía.

Pero solamente en ese momento, una vez que el tema ha salido a la luz pública, a la vista de todos, con consecuencias difíciles de medir.

¿Por qué esperar que la crisis estalle, para atender a los clientes que se quejan?

Pero a esas alturas, ya el mal estaría hecho, por lo menos, en nosotros como clientes de la empresa. Ya nuestro sentimiento hacia ellos ha cambiado radicalmente y de considerarlos unos individuos serios y profesionales, hemos pasado a considerarlos simplemente una empresa más del montón, como tantas otras.

¿Volveríamos a hacer negocios con ellos? Seguramente no. ¿Los recomendaríamos con nuestros compañeros para que hicieran negocios con ellos? Ciertamente no. Si nos hicieran una encuesta de satisfacción (de esas que están de moda), ¿cuál crees tú que sería nuestra respuesta?

Aprende a reconocer la parte del iceberg que no sale a la superficie.

Como te comenté más arriba, nosotros aún no hemos decidido hacer nuestra queja pública, y quizás no lo hagamos por buena consideración.

Y seguramente tú nunca te enteres del malestar que pueden haber sentido aquellos clientes que han recibido una mala atención de tu parte. Tal vez nunca veas la punta del iceberg salir a flote, pero eso no significa que el daño a la reputación de tu empresa no haya ocurrido.

¿Cuántos clientes enojados deben levantar su voz contra ti para que te tomes la molestia de prestarles atención?

Porque, a fin de cuentas, para un cliente disgustado es lo mismo si son uno o mil los que se sienten como él. Él sencillamente dejará de hacer negocios contigo, no dirá cosas buenas de tu empresa si alguien llegara a preguntarle, y definitivamente no te recomendará con nadie.

Recuerda que cada cliente insatisfecho compartirá (por estadísticas) su experiencia con hasta 15 personas más en su entorno.

Si eso es algo que te resulta importante como empresario, aprende entonces a ver que la crisis es solamente la parte del malestar que sale a la superficie y que detrás de ella siempre hay un cliente insatisfecho que, como nosotros en este caso, ha tratado de hacerte conocer su frustración de alguna manera y que no ha podido.

Y no ha podido porque sencillamente tú no te has tomado el tiempo de escucharle, ya que estabas concentrado en tu único objetivo que era cerrar la venta y nada más.

Tus clientes valen lo mismo, sean grandes o pequeños. Todos se merecen el mejor de los tratos.

Crédito Fotografía: Hubert Neufeld en Unsplash

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