Cuando se trata de buscar excusas para justificar el porqué se nos quedan las cosas para el día siguiente, o porque no hemos podido lograr esos objetivos que nos hemos planteado de corazón, o porque no nos rinde el tiempo cómo realmente quisiéramos, tenemos para construir una colección completa y muy variada: que si la chequeadera continua de nuestro correo electrónico, la tentación de pasar más tiempo del debido en redes sociales, el cotilleo, las llamadas telefónicas no programadas o a destiempo, el jefe que nos llama para una reunión imprevista, etc, etc, etc.
Y es que a todos nos pasa que, de repente y sin quererlo, vemos como el día transita y no hemos podido ponerle mano a esas actividades que realmente queríamos dejar terminadas hoy y se nos pasan para el día siguiente… o para el que está después de ese, y así vamos por la vida.
Pero, ¿qué es lo que realmente ocurre? ¿son realmente esos agentes externos los que nos roban nuestro tiempo y nuestra atención, impidiéndonos lograr nuestras metas y haciéndonos menos productivos?
Hace muy poco me encontré con un artículo de esos que me gustan mucho (el vínculo te lo dejo al final, como siempre) y que pone los puntos sobre las íes. Y resulta que estamos casi siempre buscando excusas en el sitio equivocado, por lo que nunca terminamos de llegar a la verdadera raíz del problema.
¿Por qué nos distraemos con tantas cosas y no alcanzamos nuestra máxima productividad?
¿De qué hablaremos en este post?
Falta de planificación: Si no sabes hacia dónde vas, cualquier camino te sirve.
Esta es, para mi, la más importante de todas. En un artículo que escribí en este blog hace un tiempo ya, titulado “5 Hábitos Muy Productivos Que Puedes Incorporar En Tu Vida Hoy Mismo», quería destacar la importancia que tiene el comenzar cada día y cada semana con nuestros objetivos claramente establecidos y con las tareas que tenemos pendientes para el día muy bien definidas.
Y es que resulta que hacemos mucho énfasis en las cosas que tenemos que hacer, pero tienen casi la misma importancia aquellas cosas QUE NO DEBEMOS HACER, simplemente porque no se alinean con nuestros objetivos inmediatos o que podemos hacer de una forma más productiva, y que, sin quererlo, terminan quitándonos un tiempo precioso.
Planificar con anticipación cada día, nos permite acercarnos hacia la creación de una rutina más productiva.
Si no ves con claridad la importancia de planificar cada día con anticipación, imagínate por un momento que coges tu coche, lo enciendes, lo sacas del estacionamiento, te montas en la primera carretera que consigues y simplemente manejas con rumbo desconocido. ¿Te parece productivo?
Por supuesto que no es productivo, ni tiene sentido en lo absoluto a menos que tu objetivo sea simplemente gastar combustible y nada más. En el momento que defines hacia qué sitio te diriges, lo primero que ocurre es que tendrás rutas que escoger, y ya entonces la cosa es diferente.
De allí la importancia de la planificación: Sabiendo hacia donde vas, los objetivos que tienes que lograr, podrás escoger entonces las tareas que tienes que poner en marcha para alcanzarlos y, al mismo tiempo, desechar aquellas actividades que no te ayudarán.
Disciplina: Los planes que se quedan en papel, no te sirven para nada.
Fíjate que en el apartado pasado escribí: “acercarnos hacia la creación de una rutina más productiva”. ¿Por qué digo “acercarnos hacia” y no simplemente “tendrás una rutina más productiva”?
Porque justamente el elemento que más falta nos hace a todos es tener la disciplina necesaria como para concentrar nuestros esfuerzos en seguir un plan, hacer solamente aquellas cosas que tenemos que hacer y que se alinean con nuestros objetivos.
Es más, incluso hace falta disciplina para ponerse en marcha, y con eso te lo digo todo.
Es por eso que existen tantas promesas de año nuevo que no se cumplen, tantos planes maravillosos que nunca dejan de ser más que unos cuantos garabatos en una hoja de papel, tantas ideas de negocio fabulosas que no pasan de ser proyectos en los cuáles los socios han invertido todo su dinero para verlos sencillamente quedarse estancados en el propio comienzo.
Una buena dosis de disciplina, más una adecuada planificación te garantiza el logro de buenos resultados.
Por eso es que suelo recomendarle a mis clientes que pongan más esfuerzo en la ejecución que en la planificación, por supuesto sin restarle importancia a la primera.
Hay incluso un síndrome llamado “parálisis por análisis” y es lo que le ocurre al emprendedor cuando quiere planificar tan exhaustivamente su negocio, tan al más minúsculo detalle, que se le van los meses en este proceso de planificación y nunca termina de arrancar.
De allí que lo más importante sea ponerse en marcha, aún cuando no tengas todos los cabos atados ni todos los detalles perfectamente claros.
En algún momento la figura del hombre orquesta deja de ser productiva.
Y por último, creo que el otro elemento que no nos permite ser productivos al 100% es el creer que podemos hacerlo todo nosotros mismos, por lo que nos demoramos mucho en delegar aquellas tareas que se pueden (o se deben) delegar.
Todo negocio que crece, necesita contar con un equipo de trabajo, independientemente de su tamaño y de sus características.
Y esta es la primera idea a la que tienes que acostumbrarte si realmente quieres ver tu negocio crecer y ser tan productivo como tú quisieras: querer ser tú el que toque todos los instrumentos de la banda simplemente garantiza que en algún momento tocarás de forma desafinada y tus clientes lo notarán.
Para ser realmente productivo al 100% necesitas contar con un equipo de trabajo en el cual confíes y puedas delegar.
Sí, todos sabemos que el ego se siente muy bien cuando demuestra que es capaz de hacer muchas cosas, sobre todo cuando puede hacerlas al mismo tiempo. Sin embargo, está científicamente demostrado que esta condición de concentrar todas las tareas en una misma persona es contraria a todo criterio de productividad.
Además, si realmente quieres asegurarte de desarrollar un producto o servicio de la más alta calidad, entonces debes permitir que cada área de tu negocio sea gestionada por un profesional específicamente preparado para ello.
Creo entonces que si analizas tu día a día desde esta nueva perspectiva, tomando en cuenta estas tres variables, podrás entonces aumentar significativamente tu productividad.
Recuerda:
- Planifica anticipadamente cada día, y asegúrate de que todo lo que hagas esté alineado con tus objetivos.
- Construye y fortalece tu disciplina para hacer aquellas cosas que debes hacer, y no hacer aquellas que simplemente serían una pérdida de tiempo para ti.
- Delega aquellas tareas que puedes delegar, y confía en que tu equipo será capaz de desarrollar un producto o servicio mejor que si lo hicieras tú mismo.
Nos vemos en el próximo post y que tengas una semana muy productiva.
Crédito fotografía: Alphaspirit
Y los vínculos para los artículos que te menciono en este post, que te gustará leer:
5 Hábitos Muy Productivos Que Puedes Incorporar En Tu Vida Hoy Mismo.
4 Consejos de Productividad para Administrar tu Tiempo de forma Efectiva
4 cosas que se roban descaradamente tu tiempo sin que lo sepas
coincido con esas variables que nos presentas.
Muy buenos días, Valdemar
Encantado de que sea así. El tema de la productividad, sobretodo la personal, es complicado porque solemos carecer de la disciplina necesaria para fijarnos parámetros de control. Cosa que nos resulta muy sencilla cuando estamos en un entorno profesional y los parámetros de control nos los establecen nuestros supervisores inmediatos.
Cualquier asistencia que necesites, no dudes en preguntar. Saludos 😉