No sé si la cosa comenzó realmente con Donald Trump, o fue su show “Estás Despedido” el que encendió en mi esta sensación de que estamos cultivando, queriéndolo o sin querer, una forma inadecuada de evaluar las competencias de las personas que se presentan para una entrevista de trabajo.
Pero definitivamente sí ha sido desde esa época que nosotros hemos podido ser testigos de como este tipo de personajes, reales o ficticios, disfrutan de una importante visibilidad en los medios, incluso, llegando a hacerse muy populares junto con el tipo de programas que desarrollan, en los que se somete al ridículo o situaciones límite a personas que simplemente están aspirando llegar a algo mejor en sus vidas profesionales.
Esta semana se me terminó de derramar el vaso, cuando leí en la prensa española acerca del caso de Clío Almansa en el artículo titulado “¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para conseguir el trabajo?” (el vínculo te lo dejo más abajo). Clío es una joven de 22 años que fue sometida a una prueba estúpida y humillante durante un proceso de selección de personal, que le costó una lesión en la espalda y una larga baja, luego de haber conseguido el fulano trabajo.
Gracias a Dios, y a Internet, su caso ha logrado tener muy buena visibilidad y podría convertirse en un importante llamado a la reflexión para empresarios como tú y yo. Por lo menos, yo espero que así sea y esta es mi contribución 😀
¿Qué monstruo es el que estamos creando?
¿Qué nombre le podemos poner a ese personaje arrogante, engreído, pervertido que le suelta sin más lo que le viene a la mente a una persona que, sencillamente, está buscando una oportunidad para conseguir un trabajo decente y ganarse la vida?
¿Es realmente necesario llevar a la persona hasta el límite de su dignidad para ver lo que es capaz de hacer o cómo responde?
Porque una cosa es dirigir una entrevista de selección que te permita descubrir los talentos y cualidades no tan visibles de una persona, haciendo las preguntas correctas, los tests y pruebas más adecuados, y otra cosa – completamente diferente – es convertir el propio proceso de selección en una lucha a muerte entre los candidatos, con la única justificación de que la persona que más necesite el trabajo, será la que esté dispuesta a rebajarse más para conseguirlo.
Detrás de ti hay cincuenta como tú dispuestos a hacer lo que sea por tener este trabajo
¡De esa manera no se descubre nada!
Muy al contrario, me parece a mí que es sencillamente una demostración de poder innecesaria y poco digna de parte del empleador. Es simplemente decirle a la persona: “El puesto de trabajo lo tengo yo, el que lo necesita eres tú, así que j…..”
Estamos claro que la situación actual obliga a muchos a aceptar condiciones de trabajo que, en otras circunstancias, ni siquiera se plantearían. Eso lo tengo claro, porque incluso me ha tocado vivirlo a mí personalmente.
Sin embargo, creo que es un buen momento (o debería serlo) para desterrar ciertas prácticas viciadas y no productivas de las que nos hemos contagiado.
Un empleado con malas condiciones laborales, nunca alcanzará su máximo potencial ni hablará bien de tu empresa.
Viendo la tele hace algunos días, me enteré del caso de una persona discapacitada, que tiene un trabajo a turno completo, de 10 de la noche a 6 de la mañana, con contrato a medio tiempo y cobrando 400 € mensuales. ¡¿Increíble?!
Pues yo me quedé tan sorprendido como tú: Discapacitada, turno completo, nocturno, sin horas extras, 400 euros al mes (y ya no pensemos en la legalidad o no de su contrato de medio tiempo con 8 horas de labor)
¿Hacia dónde vamos?
¿Qué queda entonces para nuestros hijos, y para los hijos de ellos?
Y este es un punto acerca del cuál te quiero invito a reflexionar: ¿Te hace ilusión el hecho de que te estés esforzando enormemente para darle a tus hijos una buena educación, para que el día de mañana pasen por situaciones como la que vivió Clío?
¿Les estás mandando a la Universidad para que luego sean escogidos para los trabajos, no por lo que valen profesionalmente, sino por lo mucho que estén dispuestos a rebajarse y satisfacer el morbo de otros?
A mí, sinceramente, no me hace ilusión en lo absoluto.
Las competencias profesionales deben medirse por la capacidad de la persona para hacer un trabajo dado, no por su necesidad.
Y este quiero que sea mi pequeño aporte para un tema que cada día está afectando a más y más personas, algunas cercanas, otras no tanto. Desde este rincón del ciberespacio, te invito a conversar un poco acerca de esto: ¿Estás realmente contratando a las personas que están mejor capacitadas para hacer el trabajo? ¿O te estás dejando llevar por esos personajes grotescos que aparecen en los medios?
Aquí te dejo el vínculo para que disfrutes del vídeo “El Candidato”, un programa que puso en marcha Heineken para la contratación de personal, en el que se muestra como se puede medir la reacción de las personas que buscan trabajo ante situaciones inesperadas. OJO: Las situaciones son inesperadas, no humillantes como el caso de Clío Almansa.
Artículos que te recomiendo leer:
¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para conseguir un trabajo?
Artículos relacionados en este blog:
Trabajar de Gratis: ¿Cuándo, porqué y por cuánto tiempo?
El Martillazo es gratis: El Valor Real del Conocimiento.
Hace unos días se que uno de tus posts Joel ha sido considerado el mejor por una prestigiosa organización…sin duda alguna, creo que este debería ser el elegido, por el tratamiento que le das al tema, por los cuestionamientos esenciales y porque dejas planteado de forma certera el camino que estamos recorriendo…un abrazo
No había leído la respuesta de Gabriela. Suscribo tus palabras. Un abrazo a ambos.
Buenos días, Gabriela, Joana
¡Gracias por los comentarios! Hay momentos en los que debemos aprovechar la voz que tenemos y abogar por temas como éste. Desde hace mucho tiempo (prácticamente desde que llegué a España hace ya cinco años) vengo escucha historias como estas, algunas de forma lejana, otras de compañeros de trabajo.
No me preocupo tanto por nosotros, que ya estamos establecidos profesionalmente y que llevamos una buena cantidad de años de experiencia en nuestros hombros. Me preocupan los profesionales jóvenes, nuestros hijos, esos que se incorporan al mercado laboral hoy y en los años siguientes.
Gracias por compartir conmigo este tema. Creo que es realmente necesario levantar nuestras voces y señalar las cosas que no son correctas.
Si hubiera más empresarios como tú, más inteligencia emocional y profesionalidad al frente de muchas organizaciones nos ahorraríamos leer estos casos, algunos producto de la televisión, y otros, desgraciadamente reales como la vida misma. Se trata de un asunto de empatía, de habernos acostumbrado a mirar al que hace las cosas mal y pensar "por qué he de hacerlas bien, míralo a él nadie le pide cuentas". Ese es el problema, que el que debería callar, reflexionar y pensar antes de actuar cree tener la razón de su parte y olvida que si bien hay una crisis, existe otra "arma" más poderosa que se llama dignidad e inteligencia. Y que son más respetados, y lo han sido a lo largo de la Historia quienes han ido por el camino correcto ¿el resto? sólo sirven para la mofa, la vergüenza ajena y como bien dices para que un empleado hable mal de esa empresa, le crean o no. El tiempo pone a cada uno en su sitio. Hay mucho incompetente que debería cerrar su empresa y dedicarse a otra cosa antes de jugar (o intentarlo) con las personas. Excelente artículo Joel. No todo el mundo es tan valiente de compartir este tipo de información. ¿Querrán esos "jefes" el mismo trato para sus hijos? 😉 Seguro que no.
Te entiendo cien por ciento, Joana. Tuve una experiencia bastante negativa el año pasado con un tema como este, con una empresa que dejó de pagarme los salarios que me correspondían y, como buen "empresario" el dueño pretendía incluso "negociar" dicho pago ofreciéndome bastante menos de lo que me corresponde por Ley.
Sé que es un tema complicado, porque implica el sentar una posición que a muchos empresarios les causa roncha, pero no me da la gana seguir siendo testigo de cosas como éstas sin levantar mi voz y tratar de abrir los ojos a los que vienen detrás de nosotros.
Son ellos los que la van a pasar peor. Ya yo he trabajado una buena cantidad de años de mi vida y mi experiencia me permite distinguir unas cosas de otras. A los que recién se incorporan al mercado laboral no se les hace igual de fácil.
Gracias, Joana por compartir este artículo, por recomendarlo como TT para ayer. Sé que el tema te afecta muy directamente y por casos como el tuyo y el de tantos, lo escribí.
Un beso grande 😀