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De Espectador a Actor - Joel Pinto RomeroY aunque a partir del título pudieras pensar que este es uno de esos posts en los que te voy a hablar de energía positivas, de optimismo, de “desarrolla todo tu potencial” y esas cosas, pues no. El tema no va por allí. No esta vez.

En esta oportunidad quiero hablarte de una situación perfectamente real y objetiva: Quiero hablarte de responsabilidades.

Y en especial, de “tus” responsabilidades, o mejor dicho de “tu” responsabilidad, del papel que tú tienes como responsable del desarrollo de tu propio negocio, como actor en lugar de espectador en tu propia historia.

 

Esa manía tan tóxica que tenemos de buscar culpables antes de resolver los problemas.

¿Te imaginas que los bomberos, al llegar a un incendio, se detuvieran a buscar quién fue el responsable en lugar de apagar inmediatamente el fuego para que no se propague a las casas de los vecinos y cause más daño?

O en un caso más sencillo, ¿te imaginas que a mitad de un partido de fútbol, el arquero comience a permitir que le metan todos los goles del mundo y el director técnico del equipo no hiciera nada al respecto?

Si puedes anticipar que los resultados no serán los esperados, es mejor que actúes sobre el problema tan pronto puedas.

En el primer caso es obvio: Hay una situación de emergencia que hay que resolver, por lo que la solución está clara. Primero apagamos el fuego y luego miramos lo demás. No hay discusión. Es lo que indica el sentido común y es lo que genera los mejores resultados.

En el segundo caso, ya es un poco más complicado, porque entran a jugar un rol importante distintos criterios, muchos de los cuales son bastante subjetivos: que si el arquero puede estar pasando por una mala racha, que hay que darle una oportunidad, que después del medio tiempo seguramente lo hará mejor, que es el capitán del equipo y el resto de jugadores podría desmotivarse si lo sacas..  en fin, historias todas, muy valiosas, seguramente importantes, con una buena base, pero bastante subjetivas.

¿Pero qué es lo que ocurre entonces?

 

Que al final del juego, si no tomas las decisiones adecuadas y a tiempo, el equipo que diriges pierde.

 

Y si nos referimos a tu empresa, pues ya es mucho más claro aún: al final de todo, la que pierde es la empresa, tu empresa, tu negocio. Es por ello que no debes ser el espectador, la persona que ve como los problemas ocurren y busca solamente quién es el responsable de tal situación para armarle un lío, pegarle cuatro gritos o echarlo a la calle.

No se trata, o no se debería tratar, de una demostración de fuerza, sino de una demostración de tu capacidad para analizar los problemas que aquejan a tu proyecto y darles adecuada solución, y en el momento correcto, y liderar a tu equipo para que siga el rumbo correcto.

Sé que muchas veces la subjetividad nubla la capacidad que tenemos de ser objetivos y no nos deja ver las cosas con claridad, sobre todo cuando hay vínculos emocionales fuertes o relaciones personales de por medio.

Sin embargo, recuerda que, por encima de todas las cosas, es tu negocio y, por lo tanto, tu responsabilidad directa.

Y cuando digo “responsabilidad directa” me refiero a que no basta simplemente con que contrates gente profesionalmente preparada para que haga el trabajo que se supone que debe hacer y el que tu necesitas que se haga, que es primordial.

Sino me refiero también a que asumas un papel más protagonista en el crecimiento de tu proyecto, asegurándote en todo momento que todas las personas que están involucradas estén en la senda correcta y orientadas hacia el logro de las metas que se han planteado.

Sentarte en tu escritorio a esperar que la gente te presente sus propuestas y sus ideas, que te muestren los resultados de su trabajo, es una actitud muy típica de los jefes de antaño, pero que deja de tener sentido cuando te das cuenta de que, después de todo, lo que está en juego es tu proyecto empresarial.

Sí, está claro que, al final de cuentas, puedes desarrollar una capacidad natural para descubrir quién es el responsable de cada entuerto y echarlo a la calle sin parpadear, pero… ¿eso qué te aporta?, ¿se hace tu proyecto más grande y fuerte cada vez que te ocurre algo así?

Es necesario que hagas un cambio de chip: De espectador a actor, y de jefe a líder. Suena muy fácil, pero no lo es. Sin embargo, la diferencia en los resultados que podrás obtener, bien vale la pena y el esfuerzo.

 

Crédito: gpointstudio | Ver portfolio y Jakob Owens en Unsplash

 

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