Resulta a veces complicado tratar de explicar el proceso de ventas a las personas que lo conocen poco, o aquellas que nunca han tenido algún contacto con el trabajo de vendedor en sus vidas.
Si hablas con un piloto acerca de cómo volar aviones, te dirá que es lo más sencillo del mundo. Obvio, después de acumular 200 o 300 horas de vuelo, y de haber repetido una y otra vez las mismas listas de chequeo para aterrizar, despegar e incluso preparar el avión para una emergencia, todo debe resultar sumamente sencillo.
Y es que cualquier actividad que nos propongamos, cuando apenas la conocemos nos parecerá extraordinariamente difícil.
Sin embargo, a medida que la vamos conociendo y practicamos, una y otra vez, las cosas comienzan a caer en su lugar, como un rompecabezas, y nuestra destreza en el desempeño de dicha tarea aumentará proporcionalmente.
Con toda seguridad te dirán que la maestría se alcanza solamente practicando las mismas tareas, una y otra vez.
¿De qué hablaremos en este post?
Pero, ¿qué cosas puedo hacer para vender si no tengo experiencia previa?
Como siempre, lo primero que necesitarás será formarte en el área de ventas. No significa que debas inscribirte en un costoso curso de 300 horas. No. Pero necesariamente deberás buscar la forma de familiarizarte con el tema formalmente.
De la misma manera que un piloto no puede volar un avión, sin haber hecho un curso teórico inicial, o de la misma manera que no puedes pretender tocar la guitarra sin haber recibido por lo menos un par de lecciones básicas inicialmente, yo no puedo recomendarte que te lances al terreno de las ventas sin, por lo menos, una formación básica.
Si quieres comenzar a vender, comienza a buscar formación aunque sea de manera autodidacta.
Internet es un universo muy amplio en el cual puedes conseguir innumerables fuentes de formación tanto en ventas, como en muchas otras áreas de interés.
Te podría recomendar que vieras el vídeo en YouTube de “Cómo ganar amigos e influir en las personas” basado en el extraordinario libro de Dale Carnegie. Incluso mi propio libro “¿Vendedor?¿Yo? – Manual de Ventas para Emprendedores” podría servirte como piedra inicial.
Como sea y cualquiera sea la forma que escojas para formarte, es necesario que te familiarices con aquella actividad que quieres realizar, en este caso, el maravilloso arte de vender.
Por eso quiero compartir contigo hoy cuatro sencillas cosas que puedes incorporar en tu vida profesional (y personal) que te ayudarán a vender, aún cuando no lo hayas hecho antes.
Lección # 1 – Habla con muchas personas y mantén siempre una actitud positiva.
Dicen que “lo que no se exhibe, no se vende”, por lo tanto, el primer consejo siempre es darle a conocer al mundo aquello que tienes para vender, sea lo que sea. Mientras más personas sepan lo que ofreces, más oportunidades tendrás de venderlo. Es así de simple: Matemáticas puras.
Y así como debes hablar con muchas personas, también debes hacerlo de una forma positiva, entusiasta. Ojo, no se trata de exagerar las cosas, sino de mantener una actitud auténticamente positiva. A nadie le gusta conversar con una persona que tenga mala cara, que parezca malhumorado o deprimido, por lo tanto, una actitud positiva será siempre tu fortaleza.
Lección # 2 – Consigue el puente que une lo que tú quieres vender con tu interlocutor.
Para que una persona compre cualquier cosas que tú tengas para vender, debe existir un interés, un punto común, algo que los una. En ventas, este punto suele llamarse el “Puente Dorado”, haciendo referencia a que es el camino que te llevará a cerrar la venta.
Podrías hablar con miles de personas en una actitud permanentemente positiva y por cientos de horas, pero mientras no consigas el puente que une lo que vendes con tu interlocutor, no pasará nada.
Haz preguntas directas y claras que te permitan conocer si la persona que está enfrente tuyo tiene interés en comprar lo que ofreces. Una vez que hayas conseguido el “puente dorado” que les une, concéntrate allí.
Lección # 3 – Demuestra cómo lo que ofreces es una excelente opción para tu interlocutor.
Y explícale a tu interlocutor, de forma breve y entusiasta, cómo lo que ofreces le brindará satisfacción. Háblale de los porqués, de los cómos y de todo aquello que tu consideres que le permitirá ver lo que tú ofreces como una decisión de compra acertada.
No conviertas tu exposición en una charla de ventas, ni pretendas engañar a nadie. Mantén un tono conversacional y, de forma directa, enumera todos los atributos de tu oferta de forma que tengan sentido para tu interlocutor.
Mientras más sencillo y al grano vayas, mucho mejor para todos.
Lección # 4 – Invita a tu interlocutor que tome la decisión de comprar.
Muchísimas son las ventas que se pierden porque el vendedor no le pide al cliente que tome una decisión. Las razones pueden ser muchas y muy variadas, pero cualquiera que sea, no permitas que la venta se te escurra de las manos porque simplemente no le preguntaste a tu cliente: “¿Le gustaría comprar ahora?”
Si todo ha marchado bien, si has mantenido una tono entusiasta, si has encontrado el “puente dorado” con tu interlocutor, si has explicado con claridad las bondades de tu oferta y el cliente no te ha mandado a la porra aún, entonces es que quiere comprar.
Invítalo a que tome la decisión. No pasa nada. No es nada malo ni algo de lo que debas avergonzarte, además que, es realmente la razón por la que estás hablando con tu interlocutor, ¿lo recuerdas?
Crédito fotografía: fabiocorfu | Ver portafolio y Erica Nilsson en Unsplash
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