Si hay algo que he aprendido en mi carrera profesional es que la productividad personal está íntimamente ligada al desarrollo de ciertos hábitos que debemos aplicar en nuestra rutina diaria para trabajar de manera eficiente y obtener los resultados que esperamos.
He tenido la oportunidad de trabajar con grandes profesionales en el área de ventas y de ellos he aprendido muchas cosas que, trasladadas al entorno personal, sencillamente te pueden ayudar a ser una persona mucho más productiva.
Nunca le tengas miedo a la palabra “vender”.
Porque, a fin de cuentas, nuestro negocio y su crecimiento, depende de nuestra capacidad de “vendérselo a otros” desde sus primeros días. Bien sea cuando vas a tener una reunión con un futuro socio inversionista, cuando estás realizando tus primeras entrevistas para seleccionar a las personas que formarán parte de tu equipo, o sencillamente si estás tratando de hacer negocios con una empresa distribuidora que podría ayudarte a desarrollar nuevos mercados, tu capacidad de vender tu idea, tu propuesta, va a ser fundamental.
Recuerda que existe una gran diferencia entre “vender” y “venderle tu alma al Diablo”, y esa diferencia la hacen las personas y la forma en que se comportan, y no la actividad de vender en sí misma.
¿Cómo puedes desarrollar tus habilidades comerciales?
Primero que nada, debes recordar que todas las puertas están cerradas hasta que se abren. Suena absurdamente lógico, pero es una gran verdad: Una oportunidad no existe, hasta que la buscas.
Es como la historia de aquel individuo que le reclamaba a Dios el que no se había ganado la lotería y lo primero que Dios le dijo fue: “Hijo mío, sal a comprar el billete por lo menos”
Nada ocurre si no nos ponemos en marcha. Eso es definitivo. Ya una vez que tienes claro que las cosas dependen de ti y de que debes buscar el “abrirte puertas”, entonces bien vale tomar en cuenta los siguientes consejos:
- Nunca te digas tu mismo que no: Por muy absurda que te parezca tu propuesta, por muy difícil que esté la situación o por muy fuerte que sea tu competencia, nunca te digas tu mismo que no. Siempre permite que sea el otro lado el que rechace tu propuesta, el que te diga que no. Escuchando lo que el otro lado tiene que decir, te dará una grandísima oportunidad para mejorar tu propuesta y crecer. Si no lo escuchas, ¿cómo te enteras?
- No le tengas miedo al rechazo: Ten en cuenta que por cada sí que vas a recibir, habrán por lo menos nueve personas que te dirán que no. Si tienes siempre en mente esta relación, se te hará más sencillo mantenerte con la energía necesaria para seguir adelante y lograr tus metas.
- No le tengas miedo al compromiso: Las cosas hechas a medias generalmente no funcionan o, si lo hacen, pues funcionan a medias. Los mejores resultados siempre los vas a obtener si te comprometes en lograrlos, si no descansas buscando opciones y alternativas para hacer que las cosas ocurran. No permitas que rendirte sea una opción. Lucha siempre y con todas tus fuerzas por cumplir tus objetivos y, si aún así no lo lograras, sabrás que has hecho el mejor de tus esfuerzos por ello.
- Recuerda que debes trabajar duro y el tiempo que sea necesario: Lograr los mejores resultados es siempre una mezcla de tener el talento requerido, trabajar muy duro, tener un poco de suerte y estar en el sitio adecuado en el momento justo. De todo esto, lo que está bajo tu control directo es el trabajar muy duro: Dedica el tiempo que haga falta para lograr cerrar esa negociación que tanto deseas, para conectarte con tus clientes y desarrollar relaciones de mutuo beneficio.
- Ponte siempre metas grandes y realistas: Cuando comencé a correr bicicletas, solía conformarme con rodar entre 20 y 25 kilómetros diarios. Solamente el día que decidí exigirme un poco más y me puse una meta más alta, lo pude lograr. Fue entonces cuando me exprimí a fondo, y pude llegar a 40, luego a 50 y últimamente a 80 kilómetros en un día. Que tu meta no sea ganar dinero suficiente para vivir, por el contrario: Piensa en ganar dinero suficiente como para vivir holgadamente y verás la diferencia que hace. Recuerda: Grandes y realistas!
- Nunca te des por satisfecho: Que aprender y crecer sean siempre tu consigna. Haz de cada éxito un motivo de celebración y una prueba de que aún puedes llevar tu empresa y tu negocio más lejos. No importa lo difícil que estén las cosas y lo pequeño que sean tus pasos hacia adelante. Asegúrate de que siempre sean hacia adelante.
- No le des paso al aburrimiento: Si hay una cosa que he aprendido en mi carrera profesional, es que nunca dejan de surgir oportunidades nuevas, clientes nuevos, por lo que nunca hay un momento en el que puedas realmente decir: “Esto es todo lo que hay”. Alimentar ese espíritu de búsqueda contínua te permitirá llegar muy lejos en cualquier emprendimiento que pongas en marcha y lograr siempre los mejores resultados.
- Cultiva el hábito de mantenerte siempre en contacto: Muchos negocios no se cierran ni en la primera ni en la segunda visita. Muchos tienen ciclos de ventas más largos aún. ¿Qué ocurre si tiras la toalla muy pronto? Que dejarás de estar presente cuando el cliente finalmente tome una decisión. Si tu no estás allí, ¿qué pasará? Simplemente que el negocio se lo llevará otro. Haz del buen seguimiento, un hábito dentro de tu rutina de trabajo.
- Concéntrate en desarrollar relaciones a largo plazo: No te enfoques simplemente en transacciones. No. Construye puentes que te conecten firmemente con cada uno de tus prospectos y clientes. Recuerda que el valor de un cliente no está solamente en lo que te puede comprar ahora, sino en lo que te puede comprar a lo largo de su vida, los amigos con los que puede referirte y la buena reputación que puede crear para tu negocio. Los negocios se basan en relaciones y no en transacciones, y siempre se construyen a largo plazo.
Como emprendedor o dueño de tu propio negocio, tu principal responsabilidad será siempre el crecimiento de tu empresa. Desarrollar tus habilidades comerciales va a ser de extraordinaria ayuda para que lo logres pero, como todas las cosas en la vida, es un proceso continuo de aprendizaje, reconocimiento y mejora.
¿Qué es lo único que te hace falta? Tener el deseo profundo de mejorar los resultados que obtienes y hacer el compromiso de aprender y mejorar cada día.
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