Puede ocurrir con frecuencia que al tratar de explicar a alguien el concepto de “Marca Personal” y el cómo el desarrollar una marca personal fuerte puede aumentar las posibilidades de conseguir un mejor trabajo con una mejor remuneración, nos encontremos con respuestas tales como:
Eso de las marcas es solamente para las grandes empresas” o el que te dice «Yo no soy un producto que necesita venderse» y otras muchas.
Todas más o menos girando alrededor de lo mismo: “Los profesionales no necesitamos tener una marca personal”
Y, pensando en ello, decidí enfocar el tema desde un punto de vista diferente: La necesidad de tener un plan “B”, algo que seguramente te resultará más familiar.
Los que me conocen, saben que soy una persona positiva, emprendedora y echada hacia adelante, y veo con muchísima preocupación como, día a día, me encuentro con más y más compañeros que, luego de haber dedicado gran parte de sus vidas a una empresa particular, llámalo trabajando para un tercero o haciendo las labores del hogar, se encuentran en la necesidad de buscarse la vida, conseguirse un trabajo nuevo y no tienen ni la más remota idea de por dónde deben comenzar.
¿De qué hablaremos en este post?
Dicen que los mejores gerentes, nos preparamos para lo inesperado.
Y es algo que también funciona para cualquier ámbito de nuestra vida, sea profesional, personal, familiar o de pareja. Pero eso es otra historia.
En todo caso, en muchos artículos dirigidos a emprendedores como tú y yo, se hace énfasis en el hecho de que debes perseverar hasta alcanzar tus metas, que no podemos desistir nunca de luchar por aquello que tanto deseamos e incluso se hace referencia al hecho de que tener un “plan de respaldo” (el famoso “Plan B”) significa que realmente no estás comprometido al cien por ciento, con lo que estás haciendo, y eso no es correcto.
Por lo menos, no desde mi punto de vista.
Solamente si pudiéramos controlar absolutamente todas las cosas que ocurren en nuestra vida, podríamos tener la completa seguridad de que nuestro negocio va a ser un éxito total, o que nunca nos van a despedir de esa empresa para la cual hemos estado trabajando durante los últimos veinte años, o (como fue en el caso de mi madre, por ejemplo) que nunca pensó que mi papá iba a morir a la edad que murió, y no estaba preparada para hacerse ella cargo de todas sus cosas tan repentinamente.
Sin embargo, la vida, una y otra vez, nos demuestra que ni en los negocios, ni en la vida profesional o personal, todas las cosas suceden según nuestra voluntad. Es por ello que resulta tan importante la planificación de escenarios, en todos los ámbitos de la vida, y sobre todo en el profesional.
Si reconoces que no todas las cosas están en tus manos y que, por razones ajenas a tu voluntad, la empresa para la cual trabajas puede decidir mañana prescindir de tus servicios profesionales, es decir, dejarte en la calle, entonces reconocerás que es un escenario para el cual mejor te vale tener opciones.
¿Cuándo te das cuenta que te hacía falta tener un plan “B”?
Lamentablemente, cuando te hace falta. Es lo normal. Tu mismo podrías estar ahora pasando por una situación laboral en la que sería recomendable que comenzaras a desarrollar tu plan “B”.
Obviamente, resulta mucho más cómodo y menos estresante, pensar que vas a durar en el mismo puesto de trabajo toda la vida. ¿Total? Si después de todo eres un empleado excelente, siempre cumples tus objetivos y te dejas la piel por impulsar el crecimiento de la empresa.
No permitas que la comodidad se convierta en tu compañero de escritorio, y dirija tu vida. No permitas que un buen sueldo y un buen cargo, te nublen la vista y te hagan pensar que dicha situación durará para siempre, porque pudiera no ser así. No todo está en tus manos.
Recuerda que un positivismo excesivo sin una dosis equivalente de realismo, se convierte en fanatismo, y eso no es bueno para ti ni para nadie. Yo soy una persona profundamente positiva, pero también realista, y creo que he tenido la capacidad de planificar adecuadamente para los escenarios que me ha tocado vivir.
Y justamente de eso se trata: Un positivismo realista o, si te gusta más, un realismo siempre optimista.
¿Cómo puedes comenzar a desarrollar ese plan “B”?
Por supuesto que la primera pregunta a la que le tienes que dar respuesta es si te gusta o no lo que estás haciendo ahora en tu vida profesional.
Si te sientes muy cómodo en tu área profesional, y es a lo que te quisieras dedicar para el resto de tu vida, los pasos que debes seguir resultan sumamente sencillos:
- Profundiza en tu preparación profesional: No dejes de aprender nunca. Siempre surgen temas nuevos, áreas en las que vale la pena incursionar y desarrollarse. Fíjate, por ejemplo, que para mí, el tema de las redes sociales y el marketing digital ha sido una extensión de mi formación profesional como especialista en marketing y publicidad. Llámalos post-grados, cursos de especialización, masters, el nombre que tu quieras, nunca dejes de aprender.
- Desarrolla una profunda red de contactos en tu entorno laboral y profesional: Relaciónate con tus clientes más allá de lo que tu trabajo te obliga, con tus proveedores, tus relacionados, con gente de tu sector y, ¿por qué no?, con gente de otros sectores similares o relacionados.
- Participa en grupos de discusión, charlas, foros y todas las oportunidades que tengas para darte a conocer como profesional, para que el mundo conozca lo que tu sabes acerca de tu área, para que te ganes ese reconocimiento y autoridad que tu experiencia te permite tener.
- Nunca te cierres a escuchar otras oportunidades: Y aún cuando no estés formalmente buscando un trabajo, también es bueno saber cuánto están pagando otras empresas por un puesto como el tuyo. ¿Quién quita? A lo mejor podrías estar ganando el doble de lo que ganas ahora, y tú no te has enterado todavía.
- Si te gusta escribir, hazte un blog: y conviértelo en un espacio para aportar valor a la sociedad y al mundo, para ayudar a resolver problemas de otros, para demostrar tu experiencia y tu “know-how” en tu ámbito profesional.
- Si no te gusta escribir, pero te gusta opinar: Participa en portales digitales dedicados a temas de tu interés, opina en los blogs de otros, aporta lo mejor de tus conocimientos y de tu propia experiencia, deja que tu propio entorno sepa que existes y que tienes mucho que aportar.
Si por el contrario, no te gusta tu trabajo, no te sientes identificado con lo que estás haciendo ahora, ni con tu área profesional o simplemente sientes que te hace falta un cambio de rumbo y quieras intentarlo en otro entorno, pues entonces, primero que nada, define qué es eso que quieres hacer.
Asegúrate que sea algo que te apasiona, algo en lo que te guste invertir horas y horas de tu tiempo sin descanso, algo en lo que puedas ser muy bueno o incluso, uno de los mejores.
Una vez que hayas descubierto ese algo a lo que quisieras dedicarte si te hiciera falta poner en marcha tu plan “B”, en caso de que las cosas no vayan según lo planeado, sigue entonces todas las recomendaciones que incluí para ti en la lista anterior.
Y sin darte cuenta, estarás desarrollando de una manera muy sencilla tu plan “B” y, al mismo tiempo, tu propia “marca personal”.
¿Te fijaste que sencillo es?
Artículos recomendados en este blog:
Planificación de Escenarios: No Te Encierres En Un Callejón Sin Salida.
Estrategia de Marca Personal: Un caso práctico.
Sencillo, pero complicado a su vez, Joel. Cuando las cosas nos van realmente bien, nos es muy difícil pensar que podamos necesitar ningún plan B y corremos el riesgo de relajarnos y acomodarnos en exceso, e incluso, empezar a no dar todo lo que podemos. Creo que debemos ser conscientes de que el concepto de trabajo para toda la vida, ya ha desaparecido, y la crisis no ha hecho más que acelerar esta realidad. Debemos estar preparados y adaptarnos cuanto antes a esta nueva situación.
Buenos consejos los que nos brindas hoy; haría hincapié en el primero. Nunca debemos dejar de aprender; adaptarnos continuamente a los nuevos contextos y a las nuevas tecnologías; especializarnos cada día más en el camino que hemos elegido…
¡Enhorabuena por el post y gracias por hacernos pensar!
¡Gracias a ti, Maine!
Creo que la solución es dejar de pensar como "los empleados de una empresa" y comenzar a pensar como "profesionales prestando sus servicios" a una empresa particular.
Dejar de ver la relación laboral como una de patrono – obrero, y comenzar a verla como dos entidades que están al mismo nivel: Tu eres una empresa que tiene una necesidad X, yo soy un profesional ampliamente capacitado para cubrirla.
Creo que, de hecho, este tipo de pensamiento nos ayudaría a negociar mejorar condiciones laborales y a no dejarnos afectar tanto por el hecho de que "detrás de nosotros, hay cincuenta más esperando por el mismo puesto".
¿No te parece que sería mejor así, querida Maine?
Un beso grande y gracias, como siempre 😀
Por supuesto que sería mucho mejor Joel; nos daría mucho mayor flexibilidad; es necesario buscar nuevas fórmulas y cambiar de mentalidad; pasar de trabajar para una empresa a trabajar para muchas empresas.
Feliz día; un beso grande para ti también 😀
Si, Maine, y aún cuando trabajemos para "UN" solo cliente, no deberíamos considerar la relación como de "empleado-patrono"
Tenemos en este punto, Maine, el mismo parecer. Me encanta la forma en que lo planteas. El cambio de mentalidad es extremadamente necesario. Decía Einstein que "el ser humano es el único animal que pretende obtener resultados distintos, haciendo las cosas siempre de la misma manera"
Feliz dia 😀
No podemos dormirnos en los laureles 🙂
Un abrazo Joel !
Por supuesto que no, Reyes.
A lo que más le tenemos que prestar atención es a la engañosa sensación de "comodidad" que nos invade y que nos hace sentir que nunca nos hará falta tener un plan alternativo.
Un beso grande, querida amiga 😀
Cierto. Yo tengo mi plan B definido y sé dónde quiero estar si algo me falla.
¡Ciertamente, Joaquín!
Un plan B no es un síntoma de falta de compromiso ni falta de ganas, es una medida de prevención que todo negocio (a nivel personal o corporativo) debe tener 😀
Un abrazote 😀