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¿Dependes de los superlativos y exageraciones para poder vender?

¿Dependes de los superlativos y exageraciones para poder vender?

Desde haces unas semanas, y ahora que Santos Garrido y yo hemos tomado como grito de batalla la transformación comercial de los negocios a los cuales atendemos como consultores, he tomado la costumbre de escuchar con mucha atención el discurso que utilizan las personas que están a mi alrededor cuando están tratando de vender sus productos y servicios, e incluso cuando están tratando simplemente de vender sus propias ideas.

Y me ha sorprendido muchísimo la frecuencia con que escucho frases como las siguientes:

  • Desarrollado con la más avanzada tecnología.
  • Por profesionales altamente calificados.
  • Los mejores del sector.
  • Los precios más bajos del mercado.
  • Calidad insuperable.
  • Oferta inmejorable.
  • No tiene igual.
  • No hay punto de comparación.
  • Revolucionario.
  • Lo más efectivo que podrás encontrar.
  • No hay nada igual.

Y ya creo que sabes de donde viene mi sorpresa.

Es que, como vendedor veterano que soy y habiendo estado durante años en la venta negocio a negocio (el famoso B2B) estoy más que convencido de que una presentación de ventas debe tener argumentos mucho más profundos que estas frases grandilocuentes que suelen terminar sonando huecas cuando te das cuenta que las utiliza todo el mundo.

Los discursos de ventas basados en las promesas exageradas, las grandes palabras y los superlativos son utilizados con frecuencia hoy en día ante la carencia de argumentarios de ventas concretos y bien definidos. 

Ponte por un momento del lado de tu cliente, ¿cómo te sientes cuando escuchas esos discursos cargados de superlativos?

¿Como te sientes, por ejemplo, cuando a la conversación se incorpora una persona que dice que “lo suyo es lo mejor del mundo, inigualable, sin comparación, revolucionario, rompedor. Que es algo que no vas a volver a ver jamás”?

¿No te sientes un poco aburrido? Pues yo sí.

Hazte una pregunta sencilla: “¿Cómo me beneficia a mí todo eso que tú estás diciendo?”

 

Cuando estés preparando una presentación de ventas o incluso cuando estás directamente enfrente de tu cliente, en el medio de tu charla, ponte en los zapatos de tu cliente y hazte la pregunta:

¿Cómo me beneficia a mí todo eso que me estás contando?

Y podríamos hacer una lista de preguntas similares:

  • ¿Cómo me ayuda a resolver ese problema particular que mi negocio tiene ahora?
  • ¿Cómo me ayuda a vender más y mejor?
  • ¿Cómo me ayuda a mejorar mis costos?
  • ¿Cómo me ayuda a disminuir mis tiempos de producción?
  • ¿Cómo me ayuda a llevar una gestión más productiva?

En definitiva, se trata de hacer un ejercicio de empatía, de entender cuáles son los detonantes que impulsan a tu cliente a tomar una decisión de compra favorable hacia el tipo de producto o servicio que tú ofreces.

¿Sabes en qué tipo de vendedor te puedes fijar para ver con completa claridad cómo funciona este tema de la empatía?

UN VENDEDOR DE COCHES…. O un vendedor de bienes raíces.

Y ya que los vendedores de coche están tan mal vistos, voy a desmenuzar el tema usando como modelo a vendedor de bienes raíces.

En cualquier momento del día, un vendedor de bienes raíces puede tener en su cartera de productos 40 o 50 propiedades diferentes, cada una de ellas con sus características particulares: metros cuadrados, servicios, costos asociados, ubicación, distribución de habitaciones y baños, áreas adicionales, con jardín o sin jardín, con piscina, sin piscina, en campos o ciudades; chalets, pisos o adosados.

Si no escuchas lo que tu cliente tiene que decir, ¿cómo haces para saber cuál de los productos (o servicios) que tienes en tu cartera es el más adecuado para él?

En fin… una cartera amplia de propiedades que tiene que vender.

¿Te imaginas que pasaría si cada vez que se sentara con un cliente tuviese que hablarle a cada uno de ellos acerca de las características específicas de cada una de las propiedades que tiene?

Nunca terminaría de hacer una presentación de ventas completa.

¿Qué hace entonces un vendedor de bienes raíces? (Al igual que el vendedor de coches, al igual que deberíamos hacer tú y yo cuando hacemos una presentación de ventas)

Hace un ejercicio de empatía con su cliente potencial y comienza a hacer las preguntas que sean necesarias para conocer en detalle la situación particular del cliente que tiene delante:

  • ¿Cuánto ha pensado invertir en esa propiedad que quieren comprar?
  • ¿En cuánto tiempo estará tomando una decisión?
  • ¿Cuántas personas vivirán bajo el mismo techo?
  • ¿Cuántos hijos tiene? ¿Edades, sexos, gustos particulares?
  • Si les gustan las mascotas o no.

Y muchísimas otras preguntas que ayudan al vendedor de inmuebles a ir identificando dentro de su cartera de productos, cuáles son las dos o tres propiedades que mejor satisfarían las necesidades y requerimientos de este cliente en particular.

¿Ves entonces como funciona?

El vendedor de bienes raíces no tiene que caer en el discurso de los superlativos y exageraciones. No tienes que decirle a su cliente: “Tengo las propiedades más exquisitas de toda la provincia. Las más lujosas” porque ese mensaje no resonaría en la mente del cliente.

Este vendedor lo que va a hacer es iniciar un discurso de ventas que probablemente comience con algo como: “Gracias por la información que me has dado. Me ha servido para conocer tus necesidades mucho mejor. Partiendo de todo lo que me has dicho tengo tres propiedades que se ajustan exactamente a lo que estás buscando” o algo por el estilo.

 

Los discursos de ventas basados en superlativos y exageraciones crean expectativas desmedidas e innecesarias.

 

Mi primera preocupación cuando escucho esos discursos de ventas tan altisonantes, con tantas referencias a “esto es lo mejor” o “nunca has visto algo igual”, es que – seguramente sin darse cuenta – están creando en el posible cliente unas expectativas enormes, difíciles de alcanzar.

Y todos sabemos lo que ocurre con las expectativas: Que más vale que estés a la altura de lo que prometes porque, si no, la frustración de tu cliente va a ser espectacular.

Dicen que “mientras más altas son las expectativas creadas, más profunda es la caída del cliente cuando estas no se satisfacen” y es verdad.

Hace un tiempo comentaba en este blog en un artículo titulado “¿Por qué tienes que prometer más de lo que puedes cumplir?” que la fórmula secreta para sorprender realmente a un cliente es superar continuamente sus expectativas.

Si desde el principio de tu conversación de ventas creas en tu cliente expectativas que no podrás cumplir haciendo promesas innecesarias, ¿por qué te quejas cuando el cliente se molesta y se van con la competencia?

 

Ponte nuevamente en el lugar de tu cliente: ¿Qué tiene que ocurrir para que tú realmente te quedes boquiabierto con un producto que compraste?

Pues muy sencillo: Que el producto (o servicio) que has adquirido haga mucho más de lo que se supone que tenía que hacer. ¿Por qué?

  • Porque si hace MENOS de lo que esperabas, te causará una gran frustración y…
  • Porque si hace EXACTAMENTE lo que esperabas, no te sorprenderá en lo absoluto.

Por lo tanto, la única manera de crear esa experiencia ASOMBROSA es superar las expectativas de tu cliente en todo momento. Y la barrera que tenemos que tomar en cuenta es lo que el cliente actualmente espera como un rendimiento normal de tu producto o servicio, nada más. Todo lo que esté por encima de esa barrera, de ese límite, le resultará una sorpresa agradable.

Y eso es difícil de lograr cuando ya desde la propia conversación inicial de ventas le has metido en la cabeza a tu posible cliente frases llenas de superlativos, de exageraciones y, quizás, con alguna mentirillas por aquí y por allá.

Por eso, de ahora en adelante, cuando tengas que construir una presentación de ventas o estés delante de un cliente tratando de venderle los productos o servicios que ofreces, detente, analiza las razones por las cuales esa persona necesita lo que tú ofreces, ajusta tu discurso para que tu posible cliente vea como lo ayudarás y céntrate en crear expectativas que puedas superar con facilidad.

Solamente así podrás crear un discurso de ventas poderoso, coherente y con sentido. Uno que te pondrá en el verdadero camino hacia la transformación comercial total de tu negocio.

Crédito fotografía: Jan Vasek en Pixabay (editada)

 

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Viaje Hacia La Transformación Comercial de Tu Negocio – CEEI Elche – Junio 2019

Viaje Hacia La Transformación Comercial de Tu Negocio – CEEI Elche – Junio 2019

¡No tengo palabras para agradecerle a cada uno de ustedes el habernos acompañado en esta jornada tan interesante!

En esta oportunidad el tema que nos unió fue «Viaje hacia la transformación comercial de tu negocio» y nos concentramos en puntos tan importantes como la necesidad de preparar en nuestras empresas, y en nosotros mismos, un terreno fértil apropiado para que la semilla de esta transformación genere fruto y lo genere en abundancia.

Partiendo de ese punto tan necesario, hicimos entonces una revisión de las cosas que podemos hacer para optimizar el proceso comercial, conociendo primero la propia naturaleza del proceso mismo para poder entender entonces como tener un rendimiento mucho más eficiente.

Y cerramos con una revisión del «Mindset Comercial» y el cómo convertir nuestra actitud en una herramienta de venta diferenciadora.

Gracias, como siempre, a todo el equipo del Centro Europeo de Empresas e Innovación de Elche por esta nueva oportunidad.

Seguimos comprometidos con continuar desarrollando contenido de valor y acercando al tejido empresarial y emprendedor toda nuestra experiencia profesional para que la historia comercial de cada proyecto sea cada vez más memorable.

Aquí les dejo el vídeo con mi presentación, que estuvo centrada en «La optimización del proceso comercial»

 

Además, haciendo el mejor uso que hemos podido de las tecnologías que están disponibles, Santos y yo hemos preparado un podcast en el cuál comentamos también acerca de este evento.

Gracias nuevamente a todos por haber estado allí.

De más está decirles que estoy (estamos) a vuestra completa disposición.

¡Aquí les dejo el podcast para que lo disfruten!

¿Se pueden planificar las ventas de un negocio local?

¿Se pueden planificar las ventas de un negocio local?

Este post lo escribo en respuesta a un comentario que me hizo un amigo, cuando hablábamos del curso que he subido recientemente a Udemy, titulado “¿Cómo hacer un Plan de Ventas?”

Yo le decía que una de las ventajas de poder manejar los conceptos y herramientas necesarias para diseñar un plan de ventas personalizado para cada negocio, era justamente la de romper la dependencia que existe entre el rendimiento de ventas y el comportamiento del mercado, sobre todo en aquellas ciudades turísticas que tienen claramente distinguidos en el año sus meses de “subidón” en las ventas y, por supuesto, sus correspondientes meses de “bajón”.

 

Tu negocio debería contar con tres planes: de negocios, de marketing y de ventas. No importa cuán sencillos o complejos sean, pero deberían estar presentes.

 

Allí vino su pregunta: “Joel, ¿pueden planificarse las ventas en un pueblo como éste?” 

Y su pregunta me llevó a reflexionar sobre dos temas que están muy cercanamente relacionados: 

  • ¿Tiene que ser la gestión de ventas de tu negocio diferente del de las empresas más grandes, por el hecho de tratarse de un negocio local?
  • ¿Tienes clara la diferencia que existe entre “planificación” de ventas y “predicción” de ventas? 

Voy a comenzar por la primera de ellas.

 

Los conceptos y herramientas son los mismas, tanto para la pequeña empresa familiar como para la gran transnacional.

 

Y como este es uno de esos conceptos que mejor se entiende si ponemos de por medio un ejemplo, me voy a explicar: 

¿Practicas algún deporte en particular?. ¿Practicas cualquier actividad especializada, algún hobby?

Sabes que soy corredor de bicicleta, a nivel muy aficionado, pero la disciplina deportiva que practico, 3 o 4 veces por semana, desde hace ya varios años, es el correr bicicleta, aunque por todo el tiempo que tomó la rehabilitación de mis hombros, me acostumbré a usar la bici estática, dentro de casa, en lugar de salir a la calle con una bici normal.

Sin embargo, durante los varios años que estuve saliendo en bici a la calle, mis requerimientos eran los mismos de cualquier corredor de bicicleta que pudiéramos llamar “profesional” o, mejor dicho, más seriamente dedicado al tema que yo. 

  • Ambos necesitamos la indumentaria correcta (casco de seguridad, ropa deportiva específica, zapatillas, guantes, lentes de sol, etc.)
  • Ambos necesitamos de un bolso o riñonera (o algún tipo de depósito) para guardar llaves, documentos de identificación personal, dinero, etc.
  • Según los objetivos de nuestros entrenamientos respectivos, ambos debemos cumplir (o deberíamos cumplir) con una cantidad de horas, de kilómetros, de intensidad, etc, en cada sesión de entrenamiento.
  • Ambos necesitamos tener una bicicleta adecuada, según nuestro tamaño y peso, el tipo de carrera que vayamos a hacer, o el terreno sobre el cual vayamos a rodar.

Y lo mismo ocurre para cualquier otro tipo de actividad a la cual queramos hacer referencia, sea la práctica de algún instrumento musical, tenis, pádel, fútbol, natación, videojuegos. Cualquiera.

El hecho de que seas un profesional o no, tan sólo determina la forma en que vas a usar las herramientas y recursos que son requeridos por la actividad.

Si nos giramos ahora hacia tu negocio o proyecto emprendedor, nos encontramos con exactamente la misma situación: tú también estás en el mercado para ganar dinero, de la misma manera que las grandes corporaciones.

La única diferencia serán las que tú mismo hayas establecido al momento de crear tu proyecto, no otras. Pero en cuanto al resto de cosas, todo permanece igual.

 

El que tengas un negocio pequeño no significa que no puedas manejar las herramientas y conceptos disponibles, como lo hacen las grandes corporaciones.

 

Igual necesitas tener una empresa rentable, como cualquier gigante. Debes tener productos y precios competitivos, como cualquier otra. Debes buscar la forma de diferenciarte, como cualquier otra. Todo permanece igual.

Seguramente tu plan de negocio, por ser un negocio local, no tenga que ser tan extenso ni detallado como el de una empresa transnacional, o quizás no te obligue a tomar en cuenta todos los detalles que una empresa más grande tendría que tomar en cuenta, pero igual deberás manejar los conceptos básicos de todo plan de negocio.

Lo mismo ocurre con el plan de marketing y, consecuentemente, con el plan de ventas, que no es otra cosa que la conversión, en números, de todo lo establecido en los otros planes.

Por ello, mi primera invitación es a cambiar la visión que tienes de las cosas: El que tu negocio sea pequeño o de ámbito local o regional, no implica que tu manejo de las cosas deba ser diferente del cómo se manejan en las empresas más grandes.

Simplemente se trata de adaptarlo todo a las características específicas, las necesidades y recursos que tenga disponible tu proyecto. Todo lo demás permanece igual.

Tienes disponibles las mismas herramientas para captar clientes, para abrir mercados, para hacer publicidad, para promocionarte, administrarte, para gestionar tus comunicaciones… todo es igual.

 

Para planificar las ventas de tu negocio no necesitas tener una bola de cristal.

 

Planificar las ventas es un tema muy sencillo. Bueno, sencillo para los que lo hemos vivido desde adentro.

Mi objetivo es que sea sencillo para ti también: Simplemente se trata de que le tomes la delantera al mercado, conozcas el número mágico al cual debes llegar (bien sea que tienes uno o ningún vendedor) para alcanzar los objetivos que te has propuesto y que diseñes las acciones que te permitirán mantener la creación de nuevas oportunidades de negocio también bajo control.

Uno de los grandes dilemas del negocio local, podríamos incluso hablar también de la tienda electrónica, es la altísima dependencia de que “la gente entre a la tienda, lo que vea le guste, y decida comprar”.

Y más difícil aún entonces cuando ves todas las cosas que tienen que alinearse para que eso ocurra: que tu tienda esté en una buena ubicación, que tus posibles clientes hayan escuchado acerca de ella de alguna manera y en algún sitio, que la fachada de la tienda sea atractiva, que esté bien iluminada, que cuando el cliente entre se sienta a gusto y bien atendido, en fin………….¡¡¡muchísimas cosas de las cuáles debes estar pendiente!!!

Es por ello que la idea de “planificar las ventas” de tu negocio trata simplemente de crear estrategias sencillas para aprovechar todas y cada una de las oportunidades de negocio que el mercado puede ofrecerte, no solamente las compras hechas por el cliente que entra en la tienda y queda convencido, sino también de todas las oportunidades que se abren para ti a partir de allí.

 

No hace falta que tengas una bola de cristal porque el objetivo no es predecir el número que vas a vender.

 

El objetivo es establecer una meta de ventas que sea realista y alcanzable, para luego entonces planificar, alrededor de ella, todas las acciones que serán puestas en marcha para alcanzar dicha meta, sabiendo de antemano los objetivos que podrás lograr una vez la hayas alcanzado. 

Como lo ves, no es un juego al azar, aunque para muchos así pareciera ya que se quedan cruzados de mano esperando que el mercado, o la próxima temporada, no les dé una sorpresa desagradable.

En mi curso “¿Cómo hacer un Plan de Ventas?” he querido allanar este camino para ti, explicándote todos los conceptos y herramientas que he considerado necesarios que manejes para que puedas tú mismo (o tú misma) hacer la planificación de ventas de tu negocio.

Está en Udemy. Lo podrás hacer en un par de horas, si te aplicas. Es una pequeña inversión de tiempo y dinero que te brindará beneficios a corto, mediano y largo plazo, con toda seguridad. 

El vínculo para que hagas el curso “¿Cómo hacer un Plan de Ventas?” te lo dejo más abajo.

Recuerda: la idea de que hagas el curso es sencillamente que tengas la completa capacidad de diseñar un plan de ventas personalizado para tu negocio o proyecto emprendedor, y tengas el control de cómo se generan las nuevas oportunidades de negocio en tu caso.

Que tus ventas dependan del ritmo que te marca el mercado es una situación de mucho riesgo y en la cual no debes nunca poner todas tus esperanzas.

 

Créditos fotografía: 494640 en Pixabay

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