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Tu Proyecto Personal en 7 Pasos: ¿Por Qué Debes Tener Un Plan “B”?

Tu Proyecto Personal en 7 Pasos: ¿Por Qué Debes Tener Un Plan “B”?

Tu Proyecto Personal en 7 Pasos: ¿Por Qué Debes Tener Un Plan “B”? - Joel Pinto RomeroPuede ocurrir con frecuencia que al tratar de explicar a alguien el concepto de “Marca Personal” y el cómo el desarrollar una marca personal fuerte puede aumentar las posibilidades de conseguir un mejor trabajo con una mejor remuneración, nos encontremos con respuestas tales como:

Eso de las marcas es solamente para las grandes empresas” o el que te dice «Yo no soy un producto que necesita venderse» y otras muchas.

Todas más o menos girando alrededor de lo mismo: “Los profesionales no necesitamos tener una marca personal”

Y, pensando en ello, decidí enfocar el tema desde un punto de vista diferente: La necesidad de tener un plan “B”, algo que seguramente te resultará más familiar.

Los que me conocen, saben que soy una persona positiva, emprendedora y echada hacia adelante, y veo con muchísima preocupación como, día a día, me encuentro con más y más compañeros que, luego de haber dedicado gran parte de sus vidas a una empresa particular, llámalo trabajando para un tercero o haciendo las labores del hogar, se encuentran en la necesidad de buscarse la vida, conseguirse un trabajo nuevo y no tienen ni la más remota idea de por dónde deben comenzar.

 

Dicen que los mejores gerentes, nos preparamos para lo inesperado.

 

Y es algo que también funciona para cualquier ámbito de nuestra vida, sea profesional, personal, familiar o de pareja. Pero eso es otra historia.

En todo caso, en muchos artículos dirigidos a emprendedores como tú y yo, se hace énfasis en el hecho de que debes perseverar hasta alcanzar tus metas, que no podemos desistir nunca de luchar por aquello que tanto deseamos e incluso se hace referencia al hecho de que tener un “plan de respaldo” (el famoso “Plan B”) significa que realmente no estás comprometido al cien por ciento, con lo que estás haciendo, y eso no es correcto.

Por lo menos, no desde mi punto de vista.

Solamente si pudiéramos controlar absolutamente todas las cosas que ocurren en nuestra vida, podríamos tener la completa seguridad de que nuestro negocio va a ser un éxito total, o que nunca nos van a despedir de esa empresa para la cual hemos estado trabajando durante los últimos veinte años, o (como fue en el caso de mi madre, por ejemplo) que nunca pensó que mi papá iba a morir a la edad que murió, y no estaba preparada para hacerse ella cargo de todas sus cosas tan repentinamente.

Sin embargo, la vida, una y otra vez, nos demuestra que ni en los negocios, ni en la vida profesional o personal, todas las cosas suceden según nuestra voluntad. Es por ello que resulta tan importante la planificación de escenarios, en todos los ámbitos de la vida, y sobre todo en el profesional.

Si reconoces que no todas las cosas están en tus manos y que, por razones ajenas a tu voluntad, la empresa para la cual trabajas puede decidir mañana prescindir de tus servicios profesionales, es decir, dejarte en la calle, entonces reconocerás que es un escenario para el cual mejor te vale tener opciones.

 

¿Cuándo te das cuenta que te hacía falta tener un plan “B”?

 

Lamentablemente, cuando te hace falta. Es lo normal. Tu mismo podrías estar ahora pasando por una situación laboral en la que sería recomendable que comenzaras a desarrollar tu plan “B”.

Obviamente, resulta mucho más cómodo y menos estresante, pensar que vas a durar en el mismo puesto de trabajo toda la vida. ¿Total? Si después de todo eres un empleado excelente, siempre cumples tus objetivos y te dejas la piel por impulsar el crecimiento de la empresa.

No permitas que la comodidad se convierta en tu compañero de escritorio, y dirija tu vida. No permitas que un buen sueldo y un buen cargo, te nublen la vista y te hagan pensar que dicha situación durará para siempre, porque pudiera no ser así. No todo está en tus manos.

Recuerda que un positivismo excesivo sin una dosis equivalente de realismo, se convierte en fanatismo, y eso no es bueno para ti ni para nadie. Yo soy una persona profundamente positiva, pero también realista, y creo que he tenido la capacidad de planificar adecuadamente para los escenarios que me ha tocado vivir.

Y justamente de eso se trata: Un positivismo realista o, si te gusta más, un realismo siempre optimista.

 

¿Cómo puedes comenzar a desarrollar ese plan “B”?

 

Por supuesto que la primera pregunta a la que le tienes que dar respuesta es si te gusta o no lo que estás haciendo ahora en tu vida profesional.

Si te sientes muy cómodo en tu área profesional, y es a lo que te quisieras dedicar para el resto de tu vida, los pasos que debes seguir resultan sumamente sencillos:

  1. Profundiza en tu preparación profesional: No dejes de aprender nunca. Siempre surgen temas nuevos, áreas en las que vale la pena incursionar y desarrollarse. Fíjate, por ejemplo, que para mí, el tema de las redes sociales y el marketing digital ha sido una extensión de mi formación profesional como especialista en marketing y publicidad. Llámalos post-grados, cursos de especialización, masters, el nombre que tu quieras, nunca dejes de aprender.
  2. Desarrolla una profunda red de contactos en tu entorno laboral y profesional: Relaciónate con tus clientes más allá de lo que tu trabajo te obliga, con tus proveedores, tus relacionados, con gente de tu sector y, ¿por qué no?, con gente de otros sectores similares o relacionados.
  3. Participa en grupos de discusión, charlas, foros y todas las oportunidades que tengas para darte a conocer como profesional, para que el mundo conozca lo que tu sabes acerca de tu área, para que te ganes ese reconocimiento y autoridad que tu experiencia te permite tener.
  4. Nunca te cierres a escuchar otras oportunidades: Y aún cuando no estés formalmente buscando un trabajo, también es bueno saber cuánto están pagando otras empresas por un puesto como el tuyo. ¿Quién quita? A lo mejor podrías estar ganando el doble de lo que ganas ahora, y tú no te has enterado todavía.
  5. Si te gusta escribir, hazte un blog: y conviértelo en un espacio para aportar valor a la sociedad y al mundo, para ayudar a resolver problemas de otros, para demostrar tu experiencia y tu “know-how” en tu ámbito profesional.
  6. Si no te gusta escribir, pero te gusta opinar: Participa en portales digitales dedicados a temas de tu interés, opina en los blogs de otros, aporta lo mejor de tus conocimientos y de tu propia experiencia, deja que tu propio entorno sepa que existes y que tienes mucho que aportar.

Si por el contrario, no te gusta tu trabajo, no te sientes identificado con lo que estás haciendo ahora, ni con tu área profesional o simplemente sientes que te hace falta un cambio de rumbo y quieras intentarlo en otro entorno, pues entonces, primero que nada, define qué es eso que quieres hacer.

Asegúrate que  sea algo que te apasiona, algo en lo que te guste invertir horas y horas de tu tiempo sin descanso, algo en lo que puedas ser muy bueno o incluso, uno de los mejores.

Una vez que hayas descubierto ese algo a lo que quisieras dedicarte si te hiciera falta poner en marcha tu plan “B”, en caso de que las cosas no vayan según lo planeado, sigue entonces todas las recomendaciones que incluí para ti en la lista anterior.

Y sin darte cuenta, estarás desarrollando de una manera muy sencilla tu plan “B” y, al mismo tiempo, tu propia “marca personal”.

¿Te fijaste que sencillo es?

 

Artículos recomendados en este blog:
Planificación de Escenarios: No Te Encierres En Un Callejón Sin Salida.
Estrategia de Marca Personal: Un caso práctico.

 

Responsabilidad Social Corporativa: ¿Comenzamos por el sitio correcto?

Responsabilidad Social Corporativa: ¿Comenzamos por el sitio correcto?

Responsabilidad Social Corporativa - Joel Pinto RomeroPareciera que nos estamos acostumbrando a tomar como banderas muchas consignas que suenan bonitas a los oídos de todos, que nos hacen construir alrededor de nuestras empresas imágenes positivas, de buena aceptación social, pero que terminan siendo iniciativas incompletas, huecas al no convertirse en realidades que ponemos en práctica dentro de la empresa misma.

¿Por dónde debe comenzar todo cambio? Está claro que para que se produzca un cambio verdadero, tenemos que comenzar por desarrollar ese cambio en nosotros mismos.

Si hablamos de tu empresa, ocurre de la misma forma: Si quieres luchar por una sociedad más justa, más equitativa, debes comenzar por desarrollar dentro de tu propia empresa esa sociedad más justa y equitativa en la cuál quieres vivir. ¿O no?

Uno de los conceptos que se están utilizando ahora con mucha frecuencia, es el de la “Responsabilidad Social Corporativa” o RSC, para muchos. Comencemos por definir qué es RSC.

 

¿Qué es “Responsabilidad Social Corporativa”?

 

Según la Wikipedia, es:

“La responsabilidad social corporativa (RSC), (…), puede definirse como la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental por parte de las empresas,(…) La responsabilidad social corporativa va más allá del cumplimiento de las leyes y las normas, dando por supuesto su respeto y su estricto cumplimiento. (…) Sería difícilmente comprensible que una empresa alegara actividades de RSC si no ha cumplido o no cumple con la legislación de referencia para su actividad.”

Si lo quieres ver más claramente, tu empresa tiene una responsabilidad con la sociedad, con el mundo, con sus clientes, empleados, proveedores, aliados y accionistas, por el simple hecho de estar realizando una actividad de carácter comercial.

Y dicha responsabilidad no está solamente en desarrollar un producto o servicio de excelente calidad. Eso está sobreentendido, o por lo menos, debería estarlo. Va mucho más allá, implicando incluso tu responsabilidad como empresa de aportar valor a tus clientes, impulsar la innovación y el cambio a todo nivel, y mucho más.

Pero mi pregunta es, ¿por qué se asocia la responsabilidad social de la empresa con actividades como el cuidado del medio ambiente, el desarrollo de programas de ayuda para fundaciones benéficas, y otras alternativas del mismo tipo, olvidándonos del primer área dentro del cual la empresa tiene una responsabilidad grandísima: sus propios empleados?

 

¿Por qué se asocia RSC con las acciones que tu empresa realiza hacia afuera?

 

¿No es acaso responsabilidad de tu empresa el crear para sus empleados un ambiente de trabajo adecuado y proveerles condiciones económicas decentes, dentro de las posibilidades económicas de la empresa? ¿No es esa un forma de generar mayor valor para la sociedad?

No debería tener mayor valor para una empresa el apoyar económicamente un programa para la protección de los delfines en algún país remoto, que proveer a sus empleados de condiciones laborales adecuadas, y digo adecuadas por no decir decentes, que suena un poco más fuerte.

No quiero decir que los programas benéficos no sean buenas ideas, en lo absoluto, pero tu responsabilidad social comienza en otro sitio.

Pareciera que la crisis ha generado el ambiente propicio para que muchas empresas olviden que su primera responsabilidad social la tienen hacia sus empleados, luego hacia sus clientes y después hacia la sociedad. A fin de cuentas, el funcionamiento de tu empresa va de la mano de los empleados que trabajan en ella.

En muchos casos, la crisis económica se ha convertido en una sencilla excusa para disminuir sueldos, aumentar horas de trabajo sin aumentar la paga, abrir oportunidades de “trabajo gratuito a cambio de experiencia”, e incluso llegar al colmo de cobrar a las personas para darles la oportunidad de trabajar, dejando de cumplir una responsabilidad fundamental.

 

No olvides que tu empresa depende de tu equipo de trabajo.

 

Y si esto lo tienes bien claro, entonces es sencillo entender de qué manera puedes comenzar a aportar un grandísimo valor a la sociedad. La primera forma es aportando valor a las personas que forman tu equipo de trabajo, a tus empleados, y eso lo logras creando para ellos un ambiente laboral que no solamente cumpla con la normativa legal vigente, respete los derechos humanos, sino que también le dé a cada persona el valor económico que su trabajo realmente vale.

Ten en cuenta incluso que haciendo esto, estás poniendo tu granito de arena para salir adelante en esta crisis económica que agobia a tantos, porque le estás permitiendo a tus empleados tener más dinero para comprar cosas y disfrutar de un mejor estilo de vida.

La Responsabilidad Social Corporativa no es solamente una frase que suena bien, sino un compromiso real y concreto de tu empresa con el entorno en el que se desenvuelve.

Trata de que la crisis no transforme tu empresa en un sitio donde se dicen cosas bonitas, pero que se hacen cosas que no podemos siquiera mencionar.

De esa manera, estarás realmente ayudando a crear una sociedad mejor, ¿no te parece?

 

Crédito fotografía: Andy Tootell en Unsplash 

 

Artículo relacionado: Trabajar de gratis, ¿cuando, porqué y por cuánto tiempo?
Si quieres leer un poco más acerca de «RSC», aquí te dejo un artículo interesante: Los 5 principios que rigen la RSC para el Observatorio de RSC

 

Trabajar de Gratis: ¿Cuándo?,¿por qué?,¿por cuánto tiempo?

Trabajar de Gratis: ¿Cuándo?,¿por qué?,¿por cuánto tiempo?

Trabajar de Gratis: ¿Cuándo?,¿por qué?,¿por cuánto tiempo? - Joel Pinto RomeroEste artículo nace de una reflexión personal luego de seguir una breve polémica que se generó en uno de los grupos de Facebook en los que participo.

Alguien hizo una oferta de trabajo no remunerado a cambio simplemente de la oportunidad de adquirir cierta experiencia en el área y con la promesa de que, una vez el negocio marchara positivamente, el beneficio sería repartido entre los que se animaran a unirse al proyecto.

Como es lo habitual, un tema de este tipo generó una discusión interesante. Por un lado estaban los que no están de acuerdo con una propuesta de este tipo, por otro los que, por haber tenido que pasar por ella, tal vez incluso más de una vez, no la consideran una propuesta fuera de este mundo, y le encuentran algo de sentido.

 

¿Cuándo se justifica trabajar de gratis?

 

La única vez en mi vida que tuve que trabajar de gratis fue cuando hice mi pasantía en una agencia de publicidad en mi país.

Mi pasantía como ejecutivo de cuenta de la agencia duró algunos meses y me permitió adquirir una experiencia valiosa en el funcionamiento de dicho departamento, conocer a otras personas que trabajaban en distintos áreas de la agencia, poner en práctica los conocimientos que iba adquiriendo en la universidad y comenzar a estirar los músculos en mi área profesional.

Unos meses después de terminar esta pasantía, conseguí trabajo como asalariado y desde ese entonces, esta ha sido mi condición laboral: trabajar para un tercero que me paga una retribución por mi tiempo, mi experiencia y mi conocimiento.

El trabajar de gratis como pasante, finalizando mis estudios, me ayudó a involucrarme en el área profesional en el cual me iba a desempeñar una vez terminada mi carrera. En ese momento de mi vida, tuvo su justificación plena y me resultaba totalmente necesaria. ¡Valía la pena trabajar de gratis!

Fue una experiencia temporal, la hice porque me era necesaria para adquirir una experiencia preliminar de mi trabajo y duró lo justo. Ni mas ni menos.

 

“Que por lo menos te paguen para ponerle suelas nuevas a tus zapatos”

 

Una de las enseñanzas que mi padre me dejó fue esa frase: “Cuando trabajes para alguien, que por lo menos te paguen lo suficiente como para ponerle nuevas suelas a tus zapatos cuando se gasten de tanto caminar”

Y desde aquélla vez, sin quererlo, ha sido una posición a la que me he adherido todas las veces que he tenido la oportunidad.

Cuando me ha tocado participar en procesos de selección de personal, siempre he abogado porque la empresa se comprometa a pagar por lo menos el sueldo mínimo que establece la ley y según las posibilidades financieras de la empresa o, en el peor de los casos, ofrecer algo lo suficiente como para pagar por los gastos mínimos de la persona a contratar, sobre todo cuando se ha tratado de contratar vendedores, que pasan casi todo su tiempo en la calle, gastando en teléfono, comidas, gasolina, etc.

 

¿Por qué razón he abogado siempre por ello?

 

Considero que toda persona que trabaja para un tercero, está poniendo de su parte, como mínimo, dos cosas: tiempo y conocimiento.

Aún cuando se trate de una persona sin ningún tipo de experiencia profesional, sin ningún tipo de credencial que demuestre que puede hacer el trabajo bien, sin ningún tipo de preparación, por lo menos, está disponiendo de su tiempo para hacer el trabajo, y eso tiene algo de valor. De todas maneras, ¿para qué querrías contratar a alguien así?

Y si se trata de una persona que tiene formación académica, experiencia previa (aún cuando solo sea en un área relacionada), relaciones, y otros argumentos, entonces las razones para convenir en una retribución económica por su trabajo, son más que evidentes.

 

¿Por qué querría esa persona ser tu socia?

 

Sin que yo lo pueda evitar, cuando leo acerca de ofertas de trabajo que ofrecen algo como “si el negocio prospera, te pagaré un sueldo”, pienso en una sociedad: Cuando dos personas se unen para poner en marcha un negocio, cada uno aporta lo que tiene con la esperanza de que, cuando el negocio crezca, ambos disfrutarán de los beneficios.

Y muchas veces ha funcionado extraordinariamente bien, tanto así, que muchas de las grandes empresas que existen hoy en día, nacieron de la misma manera. Facebook, por ejemplo, nació de esa manera.

Pero hay una diferencia: Esa persona a la que tu estás contratando sin pagarle un sueldo o darle una remuneración a cambio de su tiempo, no es tu socio. Y cuando el negocio crezca, esa persona va a recibir un sueldo, no una participación de los beneficios de la empresa, como le correspondería por ser tu socio. Por lo tanto, la pregunta que te debes hacer es “¿Por qué esa persona querría ser tu socio?”

 

Si quieres exigir, tienes que aceptar que te exijan también.

 

En mi experiencia, si haces una oferta para contratar personal para cualquier área y no ofreces nada a cambio, tendrás poco o ningún derecho a reclamar o exigir los mejores resultados, e incluso a exigir de la persona un compromiso específico de tiempo, de horas de trabajo.

Es diferente que ofrezcas algún tipo de compensación económica, por muy pequeña que sea, a que no ofrezcas nada en lo absoluto. Cuando ofreces algo, estás diciendo que, de tu parte, existe un compromiso y que valoras lo que esa persona te puede ofrecer aunque tengas limitaciones económicas, hasta cierto punto entendibles.

Se puede creer más en ti cuando dices que “si el negocio funciona, las cosas mejorarán” porque de entrada, por lo menos, estás poniendo algo de tu parte.

 

La crisis económica ha dado cabida para muchas cosas.

 

Por un lado, con la inmensa cantidad de gente que está parada en España, existe la necesidad por parte del que busca empleo (y la casi obligación, en algunos casos) de aceptar lo que sea, lo que le tiren, aún cuando no sea lo mejor o tan siquiera algo que, en otra situación, no aceptaría. Es una situación triste, pero que se está viviendo día a día.

Pero, por otro lado, existen las empresas que hacen ofertas de este tipo, bien sea porque realmente necesitan contratar personas y no tienen dinero para ello, o bien sea porque se aprovechan de la oportunidad que la crisis les ofrece de contratar personal calificado a tarifas mínimas.

Si eres empresario, trata de mostrar un poco de compromiso y ofrece algo que muestre tu confianza en la persona que estás contratando y el valor que le das a su tiempo, por lo menos. Si eres una persona en la búsqueda de un trabajo y estás dispuesta a hacerlo de gratis, piensa siempre en esas tres preguntas: ¿Cuándo? ¿Por qué? y ¿Por cuánto tiempo?

En todo caso, es un tema acerca del cual me gustaría conocer tu opinión.

 

 

 

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