Facebook Image
Tu Proyecto Personal en 7 Pasos: ¿Por Qué Debes Tener Un Plan “B”?

Tu Proyecto Personal en 7 Pasos: ¿Por Qué Debes Tener Un Plan “B”?

Tu Proyecto Personal en 7 Pasos: ¿Por Qué Debes Tener Un Plan “B”? - Joel Pinto RomeroPuede ocurrir con frecuencia que al tratar de explicar a alguien el concepto de “Marca Personal” y el cómo el desarrollar una marca personal fuerte puede aumentar las posibilidades de conseguir un mejor trabajo con una mejor remuneración, nos encontremos con respuestas tales como:

Eso de las marcas es solamente para las grandes empresas” o el que te dice «Yo no soy un producto que necesita venderse» y otras muchas.

Todas más o menos girando alrededor de lo mismo: “Los profesionales no necesitamos tener una marca personal”

Y, pensando en ello, decidí enfocar el tema desde un punto de vista diferente: La necesidad de tener un plan “B”, algo que seguramente te resultará más familiar.

Los que me conocen, saben que soy una persona positiva, emprendedora y echada hacia adelante, y veo con muchísima preocupación como, día a día, me encuentro con más y más compañeros que, luego de haber dedicado gran parte de sus vidas a una empresa particular, llámalo trabajando para un tercero o haciendo las labores del hogar, se encuentran en la necesidad de buscarse la vida, conseguirse un trabajo nuevo y no tienen ni la más remota idea de por dónde deben comenzar.

 

Dicen que los mejores gerentes, nos preparamos para lo inesperado.

 

Y es algo que también funciona para cualquier ámbito de nuestra vida, sea profesional, personal, familiar o de pareja. Pero eso es otra historia.

En todo caso, en muchos artículos dirigidos a emprendedores como tú y yo, se hace énfasis en el hecho de que debes perseverar hasta alcanzar tus metas, que no podemos desistir nunca de luchar por aquello que tanto deseamos e incluso se hace referencia al hecho de que tener un “plan de respaldo” (el famoso “Plan B”) significa que realmente no estás comprometido al cien por ciento, con lo que estás haciendo, y eso no es correcto.

Por lo menos, no desde mi punto de vista.

Solamente si pudiéramos controlar absolutamente todas las cosas que ocurren en nuestra vida, podríamos tener la completa seguridad de que nuestro negocio va a ser un éxito total, o que nunca nos van a despedir de esa empresa para la cual hemos estado trabajando durante los últimos veinte años, o (como fue en el caso de mi madre, por ejemplo) que nunca pensó que mi papá iba a morir a la edad que murió, y no estaba preparada para hacerse ella cargo de todas sus cosas tan repentinamente.

Sin embargo, la vida, una y otra vez, nos demuestra que ni en los negocios, ni en la vida profesional o personal, todas las cosas suceden según nuestra voluntad. Es por ello que resulta tan importante la planificación de escenarios, en todos los ámbitos de la vida, y sobre todo en el profesional.

Si reconoces que no todas las cosas están en tus manos y que, por razones ajenas a tu voluntad, la empresa para la cual trabajas puede decidir mañana prescindir de tus servicios profesionales, es decir, dejarte en la calle, entonces reconocerás que es un escenario para el cual mejor te vale tener opciones.

 

¿Cuándo te das cuenta que te hacía falta tener un plan “B”?

 

Lamentablemente, cuando te hace falta. Es lo normal. Tu mismo podrías estar ahora pasando por una situación laboral en la que sería recomendable que comenzaras a desarrollar tu plan “B”.

Obviamente, resulta mucho más cómodo y menos estresante, pensar que vas a durar en el mismo puesto de trabajo toda la vida. ¿Total? Si después de todo eres un empleado excelente, siempre cumples tus objetivos y te dejas la piel por impulsar el crecimiento de la empresa.

No permitas que la comodidad se convierta en tu compañero de escritorio, y dirija tu vida. No permitas que un buen sueldo y un buen cargo, te nublen la vista y te hagan pensar que dicha situación durará para siempre, porque pudiera no ser así. No todo está en tus manos.

Recuerda que un positivismo excesivo sin una dosis equivalente de realismo, se convierte en fanatismo, y eso no es bueno para ti ni para nadie. Yo soy una persona profundamente positiva, pero también realista, y creo que he tenido la capacidad de planificar adecuadamente para los escenarios que me ha tocado vivir.

Y justamente de eso se trata: Un positivismo realista o, si te gusta más, un realismo siempre optimista.

 

¿Cómo puedes comenzar a desarrollar ese plan “B”?

 

Por supuesto que la primera pregunta a la que le tienes que dar respuesta es si te gusta o no lo que estás haciendo ahora en tu vida profesional.

Si te sientes muy cómodo en tu área profesional, y es a lo que te quisieras dedicar para el resto de tu vida, los pasos que debes seguir resultan sumamente sencillos:

  1. Profundiza en tu preparación profesional: No dejes de aprender nunca. Siempre surgen temas nuevos, áreas en las que vale la pena incursionar y desarrollarse. Fíjate, por ejemplo, que para mí, el tema de las redes sociales y el marketing digital ha sido una extensión de mi formación profesional como especialista en marketing y publicidad. Llámalos post-grados, cursos de especialización, masters, el nombre que tu quieras, nunca dejes de aprender.
  2. Desarrolla una profunda red de contactos en tu entorno laboral y profesional: Relaciónate con tus clientes más allá de lo que tu trabajo te obliga, con tus proveedores, tus relacionados, con gente de tu sector y, ¿por qué no?, con gente de otros sectores similares o relacionados.
  3. Participa en grupos de discusión, charlas, foros y todas las oportunidades que tengas para darte a conocer como profesional, para que el mundo conozca lo que tu sabes acerca de tu área, para que te ganes ese reconocimiento y autoridad que tu experiencia te permite tener.
  4. Nunca te cierres a escuchar otras oportunidades: Y aún cuando no estés formalmente buscando un trabajo, también es bueno saber cuánto están pagando otras empresas por un puesto como el tuyo. ¿Quién quita? A lo mejor podrías estar ganando el doble de lo que ganas ahora, y tú no te has enterado todavía.
  5. Si te gusta escribir, hazte un blog: y conviértelo en un espacio para aportar valor a la sociedad y al mundo, para ayudar a resolver problemas de otros, para demostrar tu experiencia y tu “know-how” en tu ámbito profesional.
  6. Si no te gusta escribir, pero te gusta opinar: Participa en portales digitales dedicados a temas de tu interés, opina en los blogs de otros, aporta lo mejor de tus conocimientos y de tu propia experiencia, deja que tu propio entorno sepa que existes y que tienes mucho que aportar.

Si por el contrario, no te gusta tu trabajo, no te sientes identificado con lo que estás haciendo ahora, ni con tu área profesional o simplemente sientes que te hace falta un cambio de rumbo y quieras intentarlo en otro entorno, pues entonces, primero que nada, define qué es eso que quieres hacer.

Asegúrate que  sea algo que te apasiona, algo en lo que te guste invertir horas y horas de tu tiempo sin descanso, algo en lo que puedas ser muy bueno o incluso, uno de los mejores.

Una vez que hayas descubierto ese algo a lo que quisieras dedicarte si te hiciera falta poner en marcha tu plan “B”, en caso de que las cosas no vayan según lo planeado, sigue entonces todas las recomendaciones que incluí para ti en la lista anterior.

Y sin darte cuenta, estarás desarrollando de una manera muy sencilla tu plan “B” y, al mismo tiempo, tu propia “marca personal”.

¿Te fijaste que sencillo es?

 

Artículos recomendados en este blog:
Planificación de Escenarios: No Te Encierres En Un Callejón Sin Salida.
Estrategia de Marca Personal: Un caso práctico.

 

Social Media y el por qué necesitamos escuchar con atención.

Social Media y el por qué necesitamos escuchar con atención.

Hace ya un poco más de un año publiqué un artículo en este blog que se tituló: “¿Quién sigue a quién en medios sociales?” y una de las conclusiones que compartimos en aquel momento, era que la mayor parte de las empresas, y de las personas, participando en medios sociales, estaban manteniendo una conversación 1.0, es decir, centradas en sus productos y no en sus clientes, o en hablar de temas que no eran de interés para sus clientes.

Hoy, un año después y para desilusión de muchos, pareciera que se sigue utilizando la misma consigna: Te sigo para que me escuches, pero realmente no tengo la intención de escuchar lo que tienes que decirme, o por lo menos, pareciera que los tiros van por ese lado.

 

Cuando queremos mantener una conversación unilateral.

 

Para muestra, va un ejemplo, en este caso de una situación que viví en Linkedin, una red que es reconocida por su formalidad y por su casi estricto carácter profesional y de negocios.

 

Respondiendo una solicitud de conexión

Este primer pantallazo te muestra la respuesta, creo que bastante amable y honesta, que le di a una persona que me mandó una solicitud de conexión.

Fue bastante sencillo: Me hizo una propuesta para que compartiéramos nuestros negocios, me metí en su página web, lo que vi no me llamó la atención, y eso fue lo que quise transmitirle en mi respuesta, y creo haberlo hecho con bastante educación.

De hecho, fíjate incluso que no cerré la puerta a una futura colaboración, sino que por el contrario, la dejé abierta diciéndole que no era lo que me interesaba “al momento actual”.

 

Si no tienes tiempo para escuchar, ¿por qué quieres que hable contigo?

 

Sin embargo, el individuo en cuestión no respondió mi mensaje, ni para agradecerme la respuesta o para decirme que yo era un bruto sin modales. Ningún tipo de respuesta en lo absoluto.

Para sorpresa mía, hace algunos días recibí un nuevo mensaje de la misma persona. De nuevo, para muestra un pantallazo:

 



¿En qué se demuestra que en este caso domina la mentalidad 1.0?

 

Voy a compartir contigo las cosas que en esta situación demuestran, con mucha claridad, que prevalece la mentalidad 1.0:

  • Escuchar con atención es fundamental: Mi respuesta a su primer mensaje, no la leyó, por lo tanto, no se enteró de que a mi su propuesta no me interesaba, y que por lo tanto, no era necesario que siguiéramos conversando de negocios. No está escuchando y sus mensajes simplemente van en una sola dirección.
  • No aprovechar la oportunidad de conectarse efectivamente con la otra persona: Monitorear las acciones (pocas o muchas) que realices en plataformas sociales es fundamental y te brinda una oportunidad de oro para relacionarte con las personas de manera efectiva. Si alguien te dice que no le interesa lo que ofreces puede representar una oportunidad para escuchar opiniones frescas acerca de tu producto. Y si luego de conversar con esa persona, aún no le interesa, ¿por qué volver a molestarle?
  • Mensajes casi “spámicos”: Fíjate que el mensaje no es solamente para mí, sino para muchos (¿spam?). Nuevamente, un disparo de escopeta de lo más 1.0: “Le disparo a muchos para que caigan unos cuantos.” El no aprovechar la oportunidad que ofrecen las plataformas sociales, en especial Linkedin por su carácter de negocios, para conectarte directamente con cada persona, uno a uno, no es la práctica más recomendable..
  • Envío de mensajes no personalizados: A mi me resulta muy desagradable ver esos encabezados con cosas como “amigo/a” que abiertamente indican que el mensaje no es “especial” para mí. De hecho, en las campañas de email marketing que preparo, siempre trato de personalizar cada mensaje, y cuando no me ha sido posible hacerlo, utilizo una saludo genérico (tal vez algo como “buen día” o por el estilo), pero el “amigo/a” ya está pasado de moda y, personalmente, cae mal.
  • No hacer el seguimiento adecuado: Y el error final es la falta de seguimiento. Recibí este correo invitándome a compartir mi propuesta de negocios y envié una respuesta que no fue correspondida. ¿Para qué le pides a tu cliente/prospecto que comparta sus comentarios contigo, si no los vas a leer siquiera?

Sigue muy vigente la pregunta, ¿realmente quien sigue a quién?¿eres tú quién está interesado en conectarte con tus clientes, tu audiencia?¿o son ellos los que están interesados en conectarse contigo?

Asegúrate siempre de escuchar con atención a los pocos o muchos que se conectan contigo en las redes sociales. Cada uno de ellos, de manera positiva o negativa, pueden resultar en un aporte muy significativo para tu negocio o empresa.

No pierdas la oportunidad que las redes sociales te ofrecen para humanizar tu marca y hacer crecer tu negocio de manera efectiva.

 

 

Artículos relacionados: ¿Quién sigue a quién en medios sociales? y ¿Estás realmente escuchando?, pero, ¿de verdad?

 

Publicidad: El poder de un testimonio.

Publicidad: El poder de un testimonio.

Seguramente has escuchado, a través de muchos medios, que el objetivo de toda campaña de marketing en estos días es el de desarrollar profundas relaciones con tu cliente, concentrando tus esfuerzos en ofrecer el mejor servicio antes, durante y después de la venta para crear clientes fieles, comprometidos con tu marca, que vuelvan a comprar tus productos con regularidad y te recomienden con sus amigos, relacionados y familiares.

Si haces una búsqueda en Google, seguramente encontrarás muchos miles de blogs que hablan de este tema, entre ellos este que estás leyendo ahora, y espacios en donde se ofrece de manera regular información muy interesante, consejos y estrategias de mucho valor que pueden, ciertamente, ayudarte a crecer tu negocio de manera impresionante, creando (o tratando de crear) clientes fieles.

Una de las herramienta que me ha resultado gracioso no encontrar, e incluso no verla mencionada con más frecuencia en las listas de recomendaciones y estrategias, es el testimonial de un cliente.

 

¿Qué es el testimonio de un cliente?

 

Es un concepto extraordinario y realmente valioso. El testimonio de un cliente es simplemente eso: Un cliente que está tan satisfecho con tus productos y servicios que tiene algo positivo que decir acerca de ti y está tan contento que no tiene problema en hacerlo.

Aún cuando tu nunca lo hayas escuchado, o que no lo haya hecho directamente contigo, este cliente satisfecho seguramente ya ha compartido, con su círculo de personas más cercanas, uno que otro comentario acerca de tus productos y de lo bien que le ha ido haciendo negocios contigo.

De hecho, en el mejor de los casos, ya te ha premiado con una segunda o tercera visita a tu negocio para comprar más cosas.

 

¿Cómo consigues que un cliente satisfecho comparta su testimonio acerca de ti?

 

Sea que tu empresa es nueva con apenas algunos clientes, o que ya tienes un tiempo significativo en el mercado con cientos de clientes, si has hecho bien tu trabajo, tienes un verdadero inventario de clientes que podrían ser tu mejor tarjeta de presentación para la captación de nuevos clientes e, incluso, para desarrollar con ellos una poderosa campaña publicitaria.

Lo complicado es, en muchas ocasiones, como hacer que ese cliente comparta su testimonio contigo sin colocarlo en una situación embarazosa, o que se sienta innecesariamente comprometido a hacerlo.

Muchas veces, la tentación inicial es ofrecerle algo a cambio, algún tipo de incentivo, algo especial, y eso es un error. Si ofreces algo tangible a tu cliente, podría ser tomado como una forma de pago y la credibilidad del testimonio se vería comprometida.

 

Reconoce el valor de tu cliente y de su testimonio.

 

La forma más sencilla de motivar a un cliente a compartir su testimonio es reconociendo primeramente el valor que ese cliente tiene para ti y fortalecer tu compromiso con él de continuar ofreciéndole muchas razones para estar contento con tu producto y tu marca.

Si ese compromiso tuyo se cumple, o se ha cumplido ya a través del tiempo, tu cliente no tendrá problema en compartir su testimonio con otros, porque realmente tus promesas han sido cumplidas y tu cliente está contento.

Reconoce igualmente el valor del testimonio de ese cliente, invitándolo a compartir su opinión con tus otros clientes. Muéstrale que su opinión es importante para ti y para otros que se pueden beneficiar de ella. Las herramientas para que puedas hacer esto abundan, sobre todo con el extraordinario crecimiento de Internet y la presencia ya establecida de las redes sociales.

Ocúpate de abrir espacios a través de los cuales tu cliente pueda comentar y participar con otros en la dinámica de tu negocio. Invitalo a compartir lo que siente, e incluso lo que sabe acerca de tus productos y servicios, reconoce su valor, hazlo parte integral de tu empresa y de tus estrategias.

 

Un testimonial puede tener cualquier formato.

 

Desde una sencilla carta de recomendación hasta una charla ante un grupo de clientes o prospectos, puedes ofrecer a ese cliente satisfecho muchos espacios para que comparta su opinión respecto a tu empresa.

Si tu cliente lo permite, graba un video de su testimonio y utilízalo como parte de tu campaña de publicidad. Yo personalmente creo mucho en esta herramienta, por encima de otras, por varias razones:

  • Una recomendación escrita: Dicen que el papel lo aguanta todo, por lo que una sencilla carta de recomendación pudiera no contener toda la carga emocional que el cliente querría compartir.
  • Una fotografía: Pues si. La utilizan mucho las personas famosas. “A mí me gusta este producto. Firmado: Yo, la celebridad.” Y esta bien, pero de nuevo, falta la carga emocional completa.

Sin embargo, siempre han dicho que una imagen vale más que mil palabras, y más aún cuando esas imágenes están en movimiento. No hay nada como poder ver y sentir la emoción con la que un cliente habla bien de una empresa cuando está realmente satisfecho. Es algo contagioso, que transmite sinceridad, realismo y, por lo tanto, es contundente y efectivo.

OJO: Nunca utilices para esto a un actor, por bueno y auténtico que parezca. Ya han habido casos de empresas que han utilizado actores y la han pasado muy mal.

Cualquiera sea la plataforma y estrategia que diseñes para utilizar los testimonios de tus clientes satisfechos, no olvides sacarle provecho a esta poderosa herramienta.

No hay nada más valioso que la recomendación natural y voluntaria de un cliente satisfecho. ¿La utilizas dentro de tus campañas publicitarias?

 

 

Artículo relacionado: El valor de las relaciones ¿Qué puedes esperar de las redes sociales?

Pin It on Pinterest

¿Te puedo ayudar?