por Joel Pinto Romero | Oct 27, 2014 | Consejos para Emprendedores, Gestión de Negocios, Plan de Negocios, Productividad
Hace un tiempo ya, en una conversación de sobremesa con unos amigos, este tema vino a colación. Yo comentaba que el objetivo del negocio era vender y uno de mis compañeros argumentaba que eso no era así, que esa era la forma en que se planteaban los negocios hace diez o quince años, y que en los tiempos que corren el objetivo era satisfacer a los clientes, poner a los clientes en el centro de todo.
Y tal vez sea como preguntarse “¿Qué viene primero: el huevo o la gallina?” porque para que tu negocio pueda satisfacer a un cliente, tiene que haberse generado algún tipo de transacción, debe haber ocurrido el intercambio de algún producto o servicio que el cliente necesitaba para darle solución a alguna necesidad particular, a algún problema pendiente, sino, ¿de qué manera podrías haberlo satisfecho?
¿Qué otra razón existiría para que el cliente se acercara a tu empresa en primer lugar? ¿Quizás pura curiosidad? ¿Cuánto tiempo puedes mantener tu empresa funcionando cuando sólo recibes la visita de “curiosos” que no compran?
Y aunque te parezca una pregunta un tanto fuera de lugar, muchas veces es necesario volver a retomar los principios básicos y recordar cuál es el objetivo que pretendemos lograr con nuestros negocios, si es que realmente lo que estamos gestionando es un negocio, en el correcto sentido de la palabra.
Los negocios se crean para generar ganancias económicas, independientemente del modelo de negocio que utilices.
Y es allí donde está la importancia de tener las cosas perfectamente claras: Si tienes un negocio, tu objetivo es que ese negocio sea rentable, que produzca ganancias, quizás en un año, dos, tres o cinco… pero el objetivo al final es que sea rentable, es decir, que ganes más dinero del que gastas, y que te quede algo de utilidad.
Comenzamos por el tiempo, dinero y esfuerzo que toma gestionar un negocio.
Dicen que de vez en cuando bien vale la pena poner los puntos sobre las íes para evitar confusiones que puedan resultar costosas, y no me refiero necesariamente a costo en dinero, en este punto particular.
Seguramente estarás de acuerdo conmigo en que la gestión de tu negocio no solamente te cuesta dinero, quizás poco si estás poniendo en práctica las técnicas de “bootstrapping”, pero ciertamente tienes que poner algo de dinerillo para que funcione. Pero no es solamente dinero lo que tienes que invertir.
Si a cada una de tus horas de trabajo le asignaras un valor, te darías cuenta de lo mucho que te cuesta gestionar tu empresa.
Además de esta inversión en dinero, gestionar tu negocio te cuesta también una importante cantidad de tiempo y esfuerzo. Y si a cada una de tus horas de trabajo le pusiéramos un valor nominal, te darías cuenta inmediatamente de que tu negocio tiene un costo real, y que generalmente es bastante alto.
¿Cuánto tiempo puede aguantar tu bolsillo un negocio que no produce ganancias?
Obviamente cuando llegamos a este punto, todo el mundo arruga la cara y se encoge de hombros. La respuesta siempre es “por un tiempo limitado”.
Puede ser “muy, muy limitado” cuando el bolsillo solo aguantaría por unos pocos meses de operación sin producción de dinero, o “medianamente limitado” cuando has hecho tus tareas bien y dispones de un capital económico que te permite cubrir la operación de tu negocio por un período más largo, quizás uno o dos años.
No hay bolsillo que aguante para siempre un negocio que no produce ganancias.
En ningún caso, la respuesta sería “por tiempo infinito”, y si fuera así, entonces no estamos gestionando un negocio sino una organización sin fines de lucro. Básicamente le estamos dedicando nuestro tiempo, dinero y esfuerzo a una actividad que fácilmente podríamos considerar un hobby y poco más.
Y seguramente te estés preguntando por qué hago tanto énfasis en un tema que deberíamos tener claro todos los que estamos desarrollando nuestros negocios propios, o que estamos planificando hacerlo.
Si sabes hacia donde vas, puedes escoger el camino que más te convenga.
Los seres humanos tenemos la habilidad de convertir las cosas simples, en cosas complejas, y hemos tomado la costumbre de inventarnos nombres nuevos, para cosas que siguen teniendo el mismo significado de toda la vida, como es el caso de la definición de objetivos en un negocio.
Teniendo claro cuál es el objetivo que queremos lograr, podemos escoger y planificar con mucha más efectividad las plataformas, estrategias y acciones que vamos a ejecutar para darlo a conocer, promocionarlo, lograr más ventas y, consecuentemente, mejores oportunidades de generar ganancias.
Además, tendremos el parámetro principal que nos permitirá saber si estamos haciendo las cosas mal o bien. Cómo escribía en un artículo que publiqué en este blog hace ya algún tiempo:
“Todo lo que hagas, debe producirte dinero o felicidad, o una combinación de ambos”.
Si lo que estás haciendo, no lo estás haciendo para que te produzca dinero, entonces ocúpate de que te genere muchísima felicidad. Y si lo haces por dinero, pues ya puedes ir teniendo las cosas mucho más claras.
Un abrazo grande, y gracias por permitirme compartir contigo estas reflexiones. Espero que te sean de mucha utilidad en la gestión de tu pequeña, gran empresa 😀
Crédito fotogafía Aron en Unsplash
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por Joel Pinto Romero | Jul 22, 2013 | Redes Sociales
Seguramente cuando te planteaste por primera vez este tema de estar en redes sociales, experimentaste dos sensaciones diferentes: por un lado una sensación de urgencia, al ver que “todo el mundo lo está haciendo” y es hasta ahora que tú te lo has planteado seriamente, y por otro lado, algo de ansiedad al no entender realmente por qué ni cómo debes hacerlo.
Cuando creaste tu negocio tenías un objetivo claramente definido: Ganar dinero.
Puedes agregarle muchos otros condimentos, pero realmente, tu deseo es ganar dinero. Y es lo normal. Los negocios se crean para eso.
Por lo tanto, todas tus acciones, deben estar orientadas hacia ese fin: Ganar dinero, hacer que tu negocio sea rentable, bien sea de forma directa o indirecta.
Para tu negocio, todos los caminos deben conducir a Roma.
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Todo lleva al logro de un objetivo. |
Y con esto quiero decir que todo lo que hagas debe estar dirigido al logro de tus objetivos. Las redes sociales no son una excepción y al ser parte de una estrategia integral, se guían por la misma regla: Deben ayudarte a lograr tus objetivos.
Es por ello que programar el envío de tweets, actualizar tus estados en Facebook dos veces al día, producir un vídeo demostración para un nuevo producto, todo debe estar conectado con el logro de tus objetivos de negocio, porque de no ser así, puede resultar en una estrepitosa pérdida de tiempo y dinero.
Hace tiempo conversábamos de que, en redes sociales, sin objetivos, no puede haber un plan. Por lo tanto, lo primero es establecer esos objetivos. Si comenzamos por entender que tu deseo es que el negocio sea rentable y que gane dinero, entonces la pregunta a hacerse es la siguiente.
¿Cómo pueden las redes sociales hacer que mi negocio gane más dinero?
Fíjate que ya viéndolo desde este punto de vista, es más sencillo. Hay dos formas en que tu negocio puede ganar más dinero. Una es vendiendo más, lógicamente, y la otra es gastando menos, un poco menos evidente, pero muy efectiva. Las redes sociales te permiten alcanzar una mezcla de ambos.
- Quiero ahorrar dinero, evitar el costo de llamadas telefónicas y mejorar la experiencia de mis usuarios, utilizando las redes sociales como canal de atención al cliente.
- Quiero vender más utilizando las redes sociales para aumentar el tráfico a la página web de mi empresa.
- Quiero vender más educando a mis clientes con respecto a mis productos, ofreciéndoles consejos de interés, información relevante para sus necesidades a través de las redes sociales.
- Quiero ahorrar dinero obteniendo contactos de calidad para mi negocio.
- Quiero vender más haciendo promociones de productos y compartiendo ofertas especiales.
¿Cómo vas a saber si estás logrando tus objetivos o no?
Una vez que has definido lo que quieres lograr con suficiente claridad, es hora de establecer una forma de medirlos. Esto se llama, en lenguaje formal, definir los “indicadores claves de rendimiento (Key Performance Indicators)” que te ayudarán a saber si los objetivos se están logrando o no.
Por ejemplo: Quieres utilizar las redes sociales para generar contactos de calidad para tu negocio y un contacto de calidad para tu negocio es una empresa de ingeniería ambiental. Tu indicador clave de rendimiento, en este caso, sería el medir cuántos de los nuevos contactos que ha hecho tu empresa a través de redes sociales, son empresas de este tipo.
O, por ejemplo, si quieres educar a tus clientes y usuarios acerca de un tema específico publicando un libro electrónico, podrías medir el rendimiento de tu esfuerzo analizando la cantidad de veces que el libro ha sido descargado, compartido y comentado.
Y así por el estilo. Pero recuerda que la regla es “establecer el indicador que te permitirá conocer si estás logrando tu objetivo o no”.
¿Qué acciones debes poner en práctica para lograr tu objetivo?
Supongamos entonces que utilizas las redes sociales para hacer contactos con empresas de ingeniería ambiental, tus “contactos de calidad”. Tu siguiente paso debería ser el indicar cómo vas a hacerlo, los recursos y herramientas que vas a utilizar, y el cómo y quién lo va a poner en marcha.
En este caso podrías, por ejemplo, hacer lo siguiente:
- Utilizar LinkedIn como plataforma.
- Establecer contacto con ingenieros ambientales.
- Seguir a empresas que se dediquen al área de Ingeniería ambiental o cercanamente relacionadas.
- Identificar a los moderadores de foros de discusión y grupos relacionados con el tema ambiental.
- Desarrollar conexiones con estas personas.
- Colocar un formulario en tu página web para que los que te visiten pueda registrarse y recibir contenido relevante acerca de temas de interés. Dicho formulario debe incluir un apartado que indique el área profesional al que se dedica el visitante.
- Desarrollar una base de datos con la información pertinente a cada una de las personas que vayas contactando desde que inicias estas acciones específicas.
Como puedes ver, las opciones son múltiples y muy variadas, pero una vez que las has segmentado según el objetivo que quieres lograr y la forma en que vas a medirlo, todo comienza a tener mucho más sentido y ser mucho más claro.
Siempre tienes que saber si las cosas van bien o mal.
Y para ello lo único que puedes hacer es tener el hábito de monitorear, monitorear y, monitorear otra vez. No hay otra fórmula.
Una vez implementados todos los pasos anteriores: establecer objetivos, indicadores de rendimiento y acciones a poner en marcha, lo único que queda es monitorear que las cosas vayan marchando en la dirección esperada.
Si todo es positivo, enhorabuena. Si las cosas no se ven tan bien, es hora de volver al principio y revisar donde puede estar el error, corregirlo y volverlo a poner todo en marcha.
Como te comentaba al principio de este post, el tema de redes sociales para tu empresa no debe ser causa ni de angustia ni de urgencia. Todo lo contrario.
La ansiedad desaparece al tener claras las razones por las cuales estás metido en todo esto.
La urgencia. pues es muy sencillo, de los apuros solo queda el cansancio y si estás llegando tarde a la fiesta, no pasa nada. Mientras logres los objetivos que te has planteado, da igual que llegues unos cuantos minutos más tarde, ¿no te parece?
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Crédito fotografía William Iven en Unsplash
por Joel Pinto Romero | Mar 18, 2013 | Consejos para Emprendedores, Redes Sociales
Muchas veces te podrás encontrar en Internet información acerca del «cómo hacer las cosas», pero en pocas te encontrarás lo mismo acerca del «por qué hacer las cosas» y, como estrategia de negocios, es importante saber primero el «por qué» antes del «cómo».
Como siempre, me explico. Si tienes una página de empresa en Facebook, por ejemplo, y estás preocupado porque todavía no obtienes esos fabulosos resultados que muchos te prometen, o que simplemente te sorprendes de ver como a otros les va bien, pero tus esfuerzos todavía no rinden fruto, probablemente tu solución sea bien sencilla.Un artículo que leí en Internet, hablaba de “Cinco Errores Fundamentales”, y enumeraban los siguientes:
- No haber diseñado un plan.
- Pensar que promocionar tu empresa en Facebook no cuesta dinero.
- No darle a las personas que visitan tu página una razón para conectarse con tu empresa.
- Enfocarse en las métricas erróneas o en ninguna.
- Ser muy escandaloso o aburrido.
Si no sabes hacia dónde vas, no conoces el camino que debes tomar.
De todos los cinco errores mencionados, el más costoso es el de no haber diseñado un plan. ¿Por qué? Porque para diseñar un plan, lo primero que tienes que establecer es tu objetivo. En el artículo mencionan tres objetivos posibles: formar parte de una comunidad, hacer que la gente recuerde tu marca con más facilidad o simplemente ofrecer un canal de servicio al cliente.
Y aunque puedes escoger el objetivo que tu quieras, lo que es necesario destacar es que, una vez escogido el objetivo, te será mucho más sencillo crear las acciones necesarias para lograrlo.
Para que lo veas con más claridad te hago la siguiente pregunta: ¿Cómo puedes saber qué autovía tomar si no sabes hacia qué ciudad te diriges? Una vez que conoces la ciudad destino, entonces tus opciones de autovías se reducen a unas cuantas nada más.
Lo mismo pasa con tu esfuerzos de marketing en redes sociales: Si no estableces claramente tu (o tus) objetivo(s), no puedes tener un plan, porque el plan depende del objetivo.
Lo mismo aplica para todos tus esfuerzos de marketing online y offline.
Y aunque el artículo al que me refiero habla exclusivamente de Facebook, lo mismo aplica para todos tus esfuerzos de marketing, sean digitales o tradicionales. Es igual: si no estableces un objetivo concreto, lo que estarás realizando serán sencillamente acciones aisladas que no siguen un plan.
¿Cuál es el problema de las acciones aisladas? Que como no sabes cuál es el objetivo, pues nunca te enterarás si llegas o no. Como dice el dicho, “si no sabes hacia donde vas, cualquier camino te sirve”.
En el ejemplo que te mostraba más arriba, si no sabes a cuál ciudad te diriges, pues vas a coger cualquier autovía y, rodarás, rodarás y rodarás por cientos de kilómetros sin llegar a ningún sitio, gastarás mucho combustible sin necesidad, derrocharás el dinero y, consecuentemente te cansarás, y pensarás que lo que has hecho ha sido en vano y que perdiste tu tiempo, si es que realmente te atreverías a salir en tu coche de esa manera.
Mucho se dice del “Cómo hacerlo”, pero poco acerca del “Para qué”.
Y la única forma de evitar que llegues a ese momento en que sientas que tu presencia en redes sociales es en vano, es que sepas claramente para qué lo haces.
Si se te hace difícil escoger un objetivo con claridad, toma estos tres como un punto de inicio:
- Formar parte de una comunidad relacionada con tu industria.
- Hacer que la gente recuerde tu marca con facilidad, compartiendo contenido que le resulte de interés.
- Utiliza las redes sociales para ofrecerle a tus clientes un canal de servicio y atención para resolver problemas y aclarar dudas.
Una vez hayas hecho esto, el poner en marcha acciones concretas y medir los resultados de tus acciones te será mucho más sencillo y recuerda no cometer los cinco errores que te indiqué más arriba.
Si necesitas alguna ayuda, no dudes en contactarme.
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