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La Historia Que Nadie Cuenta Acerca de Todo Emprendimiento

La Historia Que Nadie Cuenta Acerca de Todo Emprendimiento

Hace unas semanas conversaba con mi hijo mayor, Daniel Alejandro, acerca de la autoestima, la confianza en uno mismo y la perseverancia.

Le recalcaba que, mucho más allá de cada historia de éxito que nos quieren meter por los ojos a través de los distintos medios de comunicación, había en cada una de ellas un largo camino que nadie se atrevía a contar porque para muchos sería simplemente una razón para abandonarlo todo y ni siquiera intentarlo.

A ambos nos gusta el rock y le puse el ejemplo de mi grupo preferido de toda la vida, Queen, y su polifacético vocalista y líder, Freddy Mercury.

Resulta que Freddy Mercury comenzó a tomar lecciones de piano a los 7 años, en 1953. En el año 1964, se trasladó con su familia a la ciudad de Middlesex, en Inglaterra, ya siendo un joven de 18 años.

Freddy conoció a Brian May hacia el año 1970 (ya Freddy contaba para ese entonces con 24 años) y un año después se incorporaba a la banda que llevaría el nombre de “Queen”.

Cuentan las historias que la banda estaba pasando por un momento económico muy crítico justo por la época en la que Freddy se puso a componer la que sería la canción más emblemática de la banda, “Bohemian Rhapsody”.

“Bohemian Rhapsody” era una pieza como se dice “rompedora”: una canción de rock de casi 6 minutos de duración cuando la norma para la época era una duración entre 3 y 4 minutos. Tenía grabadas múltiples pistas de voces, lo que luego vino a llamarse las “voces operáticas”

Era una pieza muy compleja, tan compleja que incluso los propios amigos cercanos a la banda dudaron de que pudiese llegar a tener éxito en el mercado.

Y finalmente, “Bohemian Rhapsody” salió a la luz en 1975.

Hoy, año 2017 (42 años después de su lanzamiento) esta canción volvió a ser elegida en España entre las mejores 500 canciones de rock de todos los tiempos.

¡Escuchaste bien! 42 años después de su lanzamiento.

La historia que nadie te cuenta: tu emprendimiento puede llegar a ser un viaje muy largo.

 

He puesto especial énfasis en las fechas para mostrarte algo:

  • 1953 – Freddy comenzó a tomar lecciones de piano.
  • 1964 (once años después) se trasladó a Inglaterra con su familia.
  • 1970 (seis años después), Freddy y Brian May se conocen.
  • 1971 (un año más tarde), Freddy se  incorpora a Queen.
  • 1975 (cuatro años más tarde) sale al mercado “Bohemian Rhapsody” y Queen se convierte en una banda famosa en todo el mundo.

Si tomas como referencia la fecha en que Freddy se trasladó con su familia a Inglaterra, desde ese momento hasta que salió “Bohemian Rhapsody” al mercado, pasaron 11 años.

¡Once años! Que se dice bastante fácil, pero que son un montón de noches y días seguidos.

¿Estás tú preparado para esperar todo el tiempo que a tu negocio le haga falta para salir adelante?

¿Tienes la paciencia suficiente como para esperar tres, cinco, siete años o más, para ver el fruto de tu trabajo? ¿Tienes la suficiente confianza en ti mismo como para darlo el todo por el todo y apostar a que el mercado te va a dar la razón algún día?

Y es que los medios de comunicación suelen contarnos la parte bonita de la historia, de empresas que son creadas hoy y que en pocos meses salen a bolsa para ganar rondas de financiación millonarias y todo el mundo vive feliz y contento desde ese día en adelante.

Pero, me pregunto yo, ¿por qué nadie cuenta la historia que está detrás de ese éxito?

Muchos sencillamente abandonarían el barco de su emprendimiento durante la primera tempestad.

 

Y es que a veces nos gusta ver las cosas color de rosa y nos dejamos ganar por la tentación de pensar que tendremos por delante un camino fácil o, si no fácil, por lo menos con pocas complicaciones, cuando la realidad puede ser completamente diferente.

Como te comenté más arriba, justo durante el tiempo que Freddy Mercury estaba escribiendo su obra maestra, “Bohemian Rhapsody”, la banda estaba pasando por una situación económica crítica y pensaron incluso en disolverse y dejarlo todo a un lado.

¿Te imaginas que la que luego se convirtió en una de las bandas de rock más queridas y admiradas del mundo hubiese tenido que retirarse justo antes de publicar su éxito más renombrado?

Tienes que tener mucha confianza en ti mismo y estar 100% convencido de tu proyecto para no abandonarlo prematuramente.

Más allá de lo que podrían haber sido los sueños de gloria y ambiciones personales, ninguno de ellos se imaginaba por aquella época que la banda llegaría a ser lo que es hoy en día, y mucho menos que “Bohemian Rhapsody” esa canción tan larga y compleja, se convertiría en prácticamente un himno para las futuras generaciones de rockeros.

¿Te imaginas cuántas noches habrán pasado ellos sin dormir, angustiados, estresados, preocupados por ver que, a pesar de sus esfuerzos y duro trabajo, aún no lograban arrancar el vuelo?

¿Te imaginas la cantidad de veces que habrán discutido entre ellos, producto de la misma tensión por los problemas económicos y la falta de progreso?

Recuerda que estás hablando de años, no de días ni de semanas y mucho menos de horas: ¡años!

Confianza en ti mismo, determinación y mucha perseverancia te llevarán a buen puerto.

 

Es por ello que, mientras conversaba con mi hijo quise hacerle hincapié en que lo más importante para poder llegar al final del viaje era cultivar esa confianza en sí mismo, siempre con una actitud positiva, dando lo mejor de sí, entregándose a su proyecto con pasión, con dedicación, con esmero, sabiendo valorar lo que hacemos, aceptando las críticas constructivas que nos puedan hacer las personas que están a nuestro alrededor, siempre optimistas, siempre en la búsqueda de espacios nuevos, de oportunidades.

Y esperar sin desesperarse. Estar claro en que se trata de un carrera de fondo y no de velocidad.

Entender que el desafío más grande está justamente en la espera, en tener la paciencia suficiente como para mantenerse allí, al pie del cañón, en todo momento.

Que el desafío está en saber sortear los obstáculos que se nos presenten.

Debemos siempre recordar y tener en mente que muchos son los que arrancan sus proyectos con una ilusión extraordinaria pero sin convicción, y lamentablemente tiran la toalla ante los primeros vientos contrarios, ante las primeras perturbaciones, los primeros malos momentos.

Es por eso que quise escribir este artículo, para compartir contigo esa parte de la historia que nadie comenta por temor a asustarte o para que no te vayas a desanimar.

Yo siempre he sido de los que piensan que, mientras más conozcamos la realidad del camino que tenemos por delante, mejores serán los recursos que utilizaremos para poder gestionarlo de forma eficiente y obtener de él los mejores resultados posibles.

Una vez, hace bastante tiempo, durante un curso de formación en gerencia de ventas, el instructor me dijo: “Los mejores gerentes de ventas se preparan para los tiempos malos, porque los tiempos buenos los puede manejar cualquiera”

Y creo en eso desde lo más profundo de mi corazón: lo importante es estar preparado para superar los obstáculos que se nos presenten en el camino, del tamaño y color que sean.

¿Que no se te presenta ningún obstáculo en el camino?

¡Mejor aún! ¿no?

Aquí te dejo el vínculo a un vídeo en el que los miembros de Queen comentan acerca de esos momentos en los que estaban preparando «Bohemian Rhapsody». ¡Espero que te guste!

 

 

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Yo Escojo Lo Positivo: ¿Es Que Acaso Nos Hemos Acostumbrado A Quejarnos De Todo?

Yo Escojo Lo Positivo: ¿Es Que Acaso Nos Hemos Acostumbrado A Quejarnos De Todo?

Cada día que pasa confirmo más el hecho de que, mientras tengamos nuestros ojos abiertos a lo que nos ocurre cada día, más cosas podemos aprender.

Ciertamente, la vida nos ofrece cientos de oportunidades para aprender cosas valiosas y diferentes en todo momento, siempre que tengamos la disposición de escuchar con mucha atención y sacar la lección que se esconde detrás de cada situación que vivimos.

Hace algunos días me encontré en la calle con un amigo al que tenía ya tiempo que no veía. Luego de saludarnos de la forma tradicional, interesarnos por nuestras respectivas vidas y todo lo demás, le pregunté acerca de su trabajo.

Él me contestó: “¡La misma basura de siempre!”. Un poco desilusionado por su respuesta, recordando que el trabajo que tenía la última vez que nos vimos no era de su completo agrado, le pregunté: “¿Y eso?”.

“¡La misma basura de siempre, Joel. Literalmente, estoy recogiendo la basura en mi puesto de trabajo!”. Le pregunté entonces: “¿Y estás buscando algo entonces?”

“¡Pues no!” fue su respuesta.

Y creo que con la expresión de asombro de mi cara le demostré, quizás sin querer o por el cariño que le tengo, que realmente me sorprendía que no estuviera haciendo esfuerzo alguno para conseguir un trabajo diferente, algo que lo hiciera sentirse mejor luego de estar tantos años trabajando en el mismo sitio, sintiéndose mal, siempre quejándose de que su trabajo es una basura.

Hace algunos años ya, escribí en este blog un artículo titulado: “Me niego a seguir diciendo “Es lo que hay” y “Con la que está cayendo”, que son frases utilizadas regularmente para demostrar nuestra incapacidad de cambiar nuestras circunstancias para tener una vida mejor, de tomar el control de nuestro futuro, ya que el entorno negativo es el agente dominante y el factor determinante en casi todas nuestras cosas.

Me negué entonces, me niego ahora y me negaré el resto de mi vida, si Dios me lo permite, a dejar que los pensamientos negativos y la queja sean los que dominen mi forma de vivir.

Quejarte por costumbre te convierte en un personaje tóxico

 

¿A quién no le ha pasado que llega a trabajar para una nueva empresa y, de repente, se encuentra con uno de esos compañeros de trabajo que son capaces de robarle la energía hasta a la persona más positiva del mundo?

A mi, en lo particular, me ha pasado en dos de las tres últimas empresas con las que he trabajado. En una de ellas era mi propio supervisor inmediato el que se encargaba de descargar las baterías de su equipo de trabajo luego de cada reunión de ventas, o durante cada salida a la calle.

Si de tu boca salen solamente quejas, nunca tendrás la oportunidad de ver con claridad el camino que tienes por delante.

En la siguiente, casi todos los empleados solían quejarse con frecuencia de las míseras condiciones salariales, el retraso en el pago de las nóminas, las excesivas reuniones no productivas y para tú de contar.

Causa mucha frustración entrar ilusionado a trabajar en un sitio nuevo solamente para descubrir como son tus propios compañeros de trabajo los que se encargan de machacarte las ilusiones, robarte las energías y quitarte todos los ánimos para que, finalmente, termines convertido en uno de ellos: ¡un quejón más!

¿Quién quiere trabajar en una empresa rodeado de compañeros tóxicos, que pasan todo el día quejándose de la vida que tienen?

Son muy pocas las cosas que se construyen en un entorno de negatividad. Donde reina lo negativo no hay espacio para el pensamiento creativo, dinámico, ese tipo de pensamiento que es capaz de convertir la adversidad en oportunidad.

 

Cuando te quejas por costumbre, dejas de valorar cuáles son tus oportunidades

 

Primero que nada, pienso que el quejarte continuamente por algo sin hacer nada al respecto, te hunde para siempre en el problema, te hace parte de él y no te deja poner tus ojos en nada más.

Concentrar tus pensamientos en que tu situación es así porque sí y que nada puedes hacer al respecto, te sumerge en el mundo de la conformidad y la auto-justificación.

Solamente si tomas el control de tu vida y de tus cosas, comenzarás a valorar todo tu potencial.

¿Qué oportunidad de surgir puede tener este amigo que me encontré en la calle, el que mencioné al principio de este post, si para él su trabajo es una basura y, sin embargo, no hace ningún esfuerzo por encontrar algo mejor?

¿No pareciera esa como la actitud de una persona que se ha rendido ya y que ha dejado de luchar por su superación profesional?

Y si ya has tirado la toalla y no crees merecerte algo mejor, entonces no estás valorando todas las opciones que estarían disponibles para ti, si tan solo le dedicaras un poquito de tiempo a ver las cosas desde un punto de vista positivo, creativo y dinámico.

¿Cuál es mi consejo para ti?

Escoge siempre lo positivo. Muy realista, eso sí, pero siempre del lado positivo, y verás la diferencia.

 

Crédito fotografía: Portafolio / jorgophotograph

 

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Me niego a seguir diciendo “¡Es lo que hay!” y “¡Con la que está cayendo!”

“La Empresa Juega Con Las Necesidades De Los Empleados”

“La Empresa Juega Con Las Necesidades De Los Empleados”

“La Empresa Juega Con Las Necesidades De Los Empleados” - Joel Pinto RomeroY esta no es una frase que dije yo. Me la dijo el gerente regional de ventas de una importante multinacional para la cual trabajé hace ya un tiempo.

Pero para que entiendas completamente el sentido de la frase, déjame comentarte el entorno en el que me la dijo.

Unas semanas antes, la empresa había decidido quitarme el coche que me había asignado y con el cual había estado trabajando los últimos años, y se lo asignaron a uno  de mis compañeros.

Obviamente, el mensaje que recibí fue claro: la compañía no estaba contenta conmigo y había decidido presionar de alguna forma, o bien para que renunciara o bien para que aumentara mis números de ventas.

Y por supuesto, al quitarme el coche y siendo que lo que yo estaba haciendo en aquel momento eran ventas puerta a puerta, mi capacidad para moverme de un sitio a otro, incluso para llegar a la oficina para las reuniones de la mañana, se había visto severamente disminuida.

Durante las primeras tres semanas, tuve la suerte de que un querido amigo que se iba de viaje para Miami por ese tiempo, me dejó su coche en calidad de préstamo, y así fue que pude trabajar.

Ya luego que devolví el coche que me habían prestado, decidí rentar uno por una semana para poder seguir trabajando. El chiste me costó algo así como 250 euros, seguro incluido. Al final de la semana, ya estaba claro que así no podía continuar y tomé la decisión de hablar con el gerente en cuestión.

 

¿Qué haces si tu empleado no quiere renunciar, pero tú quieres que se vaya?

 

La lógica y la legalidad indican que si tú como empresa has decidido que un empleado no sirve para lo que le contrataste y quieres despedirlo, debes calcular el dinero que te toca pagarle según lo dice la ley, prepararle el cheque (o transferencia, si así prefieres) y los documentos correspondientes, notificárselo a  tu empleado y listo. Un buen apretón de manos y ya está.

El empleado queda libre para hacer su vida y tú quedas libre para contratar a una persona que pueda hacer el trabajo de forma adecuada.

Lamentablemente la realidad que vivimos hoy en día se aleja de lo que indican la lógica y la legalidad. Tengo muchos amigos que han vivido una situación de este tipo: La empresa ha decidido que quiere echarlos, pero no quiere tener que pagarles lo que indica la ley, sobre todo cuando son esos empleados que tienen muchos años trabajando para la empresa.

¿A qué acciones han recurrido entonces para quitarse de encima las obligaciones económicas que tienen con el empleado, según la Ley?

Recurrir a prácticas ilegítimas para presionar a un empleado a que renuncie, no es solamente ilegal sino deshonesto.

Pues a prácticas que son altamente cuestionables y definitivamente deshonestas, siempre desde mi punto de vista, claro está:

  • Dejar de pagarle a sus empleados las nóminas que les corresponden, con la excusa de que el país está en crisis y todas esas historias.
  • Exigir a los empleados que trabajen muchas más horas de las que habían acordado inicialmente, sin pagarles por ello.
  • Exigir a los empleados que asuman roles dentro de la empresa para los que no se les había contratado inicialmente.
  • Reducir los jornales, las prestaciones o desmejorar las condiciones laborales del empleado.

Te cuento que de estas cuatro cosas que te he mencionado arriba, yo he vivido personalmente dos. Supongo que habrán muchas otras prácticas, aún más cuestionables, pero bueno… el objetivo de este post no es llamar la atención sobre las prácticas, sino hacerte reflexionar un poco acerca de la gran importancia que tienes tú, como empresario, dentro de toda esta historia y como puedes ser un agente de cambio en una sociedad que lo pide a gritos.

 

Es entonces cuando comienzas a jugar con las necesidades de tus empleados.

 

Todo comienza como un chistecito: “Mira, Francisco, tienes que ponerte las pilas, porque en la calle hay muchas personas que harían lo mismo que estás haciendo tú por la mitad de la paga”, o “Lamentablemente no hemos podido pagarte la nómina este mes porque tenemos un cliente que nos falló con un pago”.

O el peor que me ha tocado escuchar, de la boca del gerente regional que te comenté al principio: “La empresa te ofrece 3,000 euros de liquidación. Tu abogado dice que son 6,000. Pues lleva a la empresa a juicio y esperemos a ver que se decide en la Corte”.

El dinero que pagas a tus empleados, debería ser tan sagrado como la fidelidad que les pides tener hacia tu empresa.

Obviamente el llevar a una empresa a la Corte implica un proceso que puede demorar años. La empresa lo sabe y por eso hace lo que hace. El gerente en cuestión continuó con su discurso prepotente y arrogante diciendo: “Tú escoges: Si quieres esperar a que salga el juicio, quién sabe dentro de cuanto tiempo, o si coges tu dinerito ahora, te quedas tranquilo y no peleas.”

Y finalmente, como la guinda del pastel, agregó: “A la empresa le da igual pagarte mil, 5 mil o 10 mil euros. La empresa sabe que tú no puedes esperar y que terminarás aceptando”.

Y es aquí donde quisiera invitarte a reflexionar: ¿Quieres que tu empresa sea reconocida por este tipo de historias? ¿Es esta la imagen que tú quieres crear de tu empresa en la comunidad? ¿La de una empresa que no cumple con las obligaciones económicas que tiene con sus empleados?

A veces, como dice una querida amiga mía, “hay que aprender a darle la vuelta a las cosas y verlas desde otro punto de vista”, ¿qué pasaría entonces si esta situación te tocase vivirla en carne propia? ¿Cómo te sentirías?

Y si te sentirías así, ¿entonces porque esperas que tu empleado se no sienta lo mismo? ¿No resultaría más fácil hacer las cosas bien y dejarle un sabor de boca agradable a todo el mundo?

 

Crédito fotografía: rawpixel en Unsplash

 

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