Correspondencia e influencia: ¿Por qué compartimos contenidos?
En un artículo reciente, comentaba contigo el tema de la viralidad, reflexionando acerca del hecho de que la viralidad debe comenzar por un impacto emocional profundo, de esos que dejan huella y son recordados por un buen tiempo.
Preparando dicho artículo pensaba también acerca del qué nos hace compartir y relacionarnos cercanamente dentro de este entorno digital, e incluso fuera de él.
¿Cuáles son esas razones que nos empujan a hacer clic en un botón “compartir” o “reenviar” un contenido específico?
En mi opinión, y luego de fijarme muy de cerca en las razones que me mueven a mí a compartir y la forma en que comparten algunos de mis amigos en redes sociales, creo que existen dos elementos fundamentales: la correspondencia y la influencia.
Correspondencia: Una mano lava la otra y entre las dos lavan la cara.
Obviamente, la primera razón para compartir es la correspondencia. Tu y yo estamos conectados. Yo leo lo que tu escribes, tú lees lo que yo escribo. Tu me apoyas, yo te apoyo. Es una relación de mutuo compartir que, obviamente, va un poco más allá del simple hecho de reenviar o hacer clic en un botón.
Cuando hay correspondencia, tienes del otro lado una persona que es capaz de acercarse a tí para decirte que ese último artículo que publicaste no estuvo tan bueno, que tuviste un par de errores ortográficos (o más) o que simplemente lo que dices no tiene sentido.
De la misma manera, tú te sientes relacionado con esa persona de un forma tal que estás comprometido con su proyecto, con su crecimiento y desarrollo profesional, y quizás hasta personal.
Para mí, cuando hay correspondencia se desarrollan relaciones muy gratificantes y agradables, y que tienden a perdurar en el tiempo. Son dos personas que están interesadas de manera genuina en el otro.
Influencia y la aportación real de valor.
Del otro lado está la influencia. Existen bloggeros cuyos artículos comparto con regularidad, sencillamente porque siento que añaden una cantidad extraordinaria de valor a través del contenido que publican.
Son algo así como “mis referentes” que, aún cuando no existe una relación de correspondencia – por ejemplo, que no comparten o re-envían lo que yo escribo – me siento profundamente identificado con sus ideas y opiniones, y siento que las mismas son lo suficientemente valiosas y relevantes como para compartirlas contigo y con las personas con las que estoy relacionado.
Cuando comparto porque el autor es una persona que influye positivamente en mí, lo estoy haciendo inicialmente por mi propio crecimiento y desarrollo personal y profesional. Leí el artículo en cuestión, siento que debería aplicarlo en mi vida, siento que me sirve para algo personal o profesionalmente, que aporta valor para mí.
Y desde esa confianza, estoy seguro de que “si es nutritivo para mí, debe también serlo para ti”.
Es un tipo de relación en donde lo importante es el aprendizaje, el crecimiento y la aportación de valor real. Ya no solamente se trata de compartir porque me siento identificado y comprometido con el autor y su proyecto, sino porque lo que dicha persona escribe o publica, resuena profundamente dentro de mí.
En cualquiera de los dos casos, sea por correspondencia o por influencia, sigue siendo fundamental el aporte de valor, bien sea para la relación entre dos personas, como en el caso de la correspondencia, o para que un individuo cualquiera pueda beneficiarse de esta grandioso universo que llamamos “inteligencia colectiva” y con el cual colaboramos todos.
A ti, ¿qué otras razones se te ocurren que te inviten a compartir?
Crédito fotografía: Herson Rodriguez en Unsplash
Artículo relacionado: La Viralidad comienza por un impacto emocional.