por Joel Pinto Romero | Ene 26, 2015 | Consejos para Emprendedores, Gestión de Negocios, Liderazgo, Marketing, Marketing de Contenidos
Ya a estas alturas del juego, seguramente habrás escuchado más de medio millón de veces el término “contenido relevante”.
Te habrán dicho que debes generar “contenido relevante” para promocionar tu empresa en redes sociales, que “solamente el contenido relevante es el que se comparte”, que el generar “contenido relevante” impulsará el desarrollo de tu marca, y muchas otras recomendaciones basadas en la combinación entre “contenido” y “relevancia”.
Pero esto del “contenido relevante” no es algo nuevo en lo absoluto, ni nació con las redes sociales. Cuando estaba en Casa & Estilo Internacional, una muy importante publicación hispana de diseño, decoración y arquitectura en los Estados Unidos, nos preocupábamos por incluir en las páginas de la revista temas que fueran del interés de las personas que nos leían.
Publicábamos casas de personajes famosos, entrevistas con diseñadores, decoradores y arquitectos que pudieran compartir con nuestros lectores consejos y sugerencias acerca de cómo decorar y embellecer sus hogares, los accesorios que comprar, y un largo etcétera.
¿Te imaginas que hubiera pasado con las ventas de la revista, si los temas que publicábamos no hubiesen sido del interés de nuestros lectores?
¿Si no hubiesen sido “relevantes” para ellos? Pues que nadie habría comprado la suscripción a la revista y nuestros anunciantes se habrían ido para otra publicación cuyo contenido fuese más “relevante” para sus lectores. Muy sencillo.
Pero, ¿qué es lo que hace que un contenido sea relevante?
¿Es tu contenido auténtico o simplemente una copia del contenido generado por otro?
Todos conocemos la diferencia entre el producto de marca auténtico, y la copia que hace la competencia. Seguramente tú la conoces también. Lo mismo ocurre con el contenido.
Si tratas, por ejemplo, de hablar de un tema para el que no estás preparado o en el cual no te mueves con comodidad y soltura, como los buenos deportistas, y tienes que recurrir simplemente a copiar el contenido que otros generan, te vas a meter en problemas.
Un contenido auténtico y transparente es la mejor forma para ganarte la confianza de tu comunidad.
Una de las cosas malas que ocurren en los entornos digitales, es que las personas no tienen ningún tipo de compasión ni misericordia cuando se trata de desollar vivas a aquellas empresas o personas que publican contenido que no sea auténticamente suyo, que simplemente traten de hacerse pasar por alguien que no son, o que finjan tener un conocimiento que no tienen.
Ten en cuenta que en Internet existen millones de fuentes distintas a las cuales las personas tenemos acceso para conseguir información acerca de cualquier tema imaginable. No corras el riesgo de ponerlos a todos en tu contra. Trata siempre de que el contenido que generas sea tuyo, auténticamente tuyo (o de tu empresa).
Se tú el original, y no la imitación.
¿Tienes preguntas? Nosotros tenemos respuestas.
Una de las cosas que me parece más impresionante de todo este tema de Internet es que encuentras respuestas a casi todas las preguntas que te puedas imaginar.
Haz la prueba tú mismo: Pregúntale a Google cualquier cosa y, en cuestión de segundos, tendrás acceso a múltiples opciones de respuesta y en distintos formatos. Unas más relevantes que otras, pero respuestas a fin de cuentas.
A eso es a lo que yo le llamo contenido “útil”: aquel que me sirve para resolver problemas. La semana pasada quise comprar unas píldoras de proteínas para complementar mi entrenamiento en la bici. Hice la búsqueda en Internet y de inmediato pude hacer mi propia investigación acerca de los distintos productos que estaban a mi disposición, utilizando toda la información que estaba disponible.
Genera contenido que responda las preguntas que tu comunidad pueda estarse haciendo en este momento.
Y creo que para ti, este concepto tampoco es nuevo. O no debería serlo: Hoy en día, casi todos recurrimos a Internet para darle respuesta a nuestras curiosidades. Haz entonces que el contenido que tú o tu empresa generan, sea igualmente útil y respondan a las preguntas que se hacen las personas dentro de sus comunidades respectivas.
De esa manera, te asegurarás de que el nombre de tu empresa (o el tuyo mismo) aparezca justamente en el momento que la persona está buscando información acerca de un tópico que tú (o tu empresa) manejan con soltura.
Siempre, y por encima de todo, interesante y enriquecedor.
No caigas en la tentación de publicar contenido simplemente por el hecho de mantener una frecuencia o mostrar actividad en tus perfiles sociales.
Te pongo un ejemplo de lo que quiero decir: ¿Has estado alguna vez en una fiesta o un evento social, en el que te has encontrado con una persona que no para de hablar? ¿De esas personas que hablan de cuanta cosa se les ocurre, sin ton ni son? ¿Solamente por hacerse los simpáticos y ser el alma de la reunión?
Pues, para mi, tales conversaciones terminan siendo aburridas y estoy seguro que a ti te ocurre lo mismo. ¿Y qué haces entonces? Simplemente tomas tu trago, te das la media vuelta y te diriges hacia un grupo donde la conversación pueda ser más amena e interesante.
Es por ello que solo el contenido que es interesante y enriquecedor se mantiene vivo por más tiempo.
Más allá de la frecuencia o la cantidad, preocúpate más bien por la sustancia. ¿De qué te sirve mantener conversaciones aburridas? En los entornos sociales todo cambia con mucha velocidad, tanto que casi no nos damos cuenta de cuándo una información ha pasado ya de moda o cuando ha caído en desuso.
Fomenta la participación de tu comunidad y valora sus aportes.
Y una vez que has creado contenido auténtico y original, que aporta respuestas a las preguntas que tus clientes se hacen, que es interesante y enriquecedor para ellos, ofréceles la oportunidad de que puedan compartirlo con facilidad.
Invítalos también a que hagan sus propios aportes, abre la puerta para recibir sus comentarios, sus propias experiencias. Quizás alguno pueda enriquecerte mucho más de lo que tú te imaginas, si dejas la puerta abierta para escuchar lo que tienen que decir.
El tiempo que una persona invierte disfrutando del contenido que tu publicas e interactuando con él, es tiempo que no pasa con la competencia.
Se trata de que el contenido que tú generas sea lo suficientemente relevante para tu comunidad como para convertirte en un punto de referencia para ellos en el tema que te ocupa, en tu industria.
Mientras más valor aportes con las conversaciones que generas, más cercana será la relación que tengas con tu audiencia y, por lo tanto, más difícil será que ellos se vayan a escuchar lo que tu competencia tiene que decir, sobre todo, cuando tu competencia se concentra siempre en mantener conversaciones aburridas y centradas en sus productos y servicios.
Con más y más empresas que compiten por la atención del consumidor en Internet, todos los emprendedores y dueños de negocios como tú, necesitan dar el paso de generar contenido verdaderamente relevante para mantenerse siempre por delante de los demás en su nicho de mercado.
Concentra entonces tus esfuerzos en crear contenido auténtico, útil y que sea interesante y enriquecedor. De esta manera, siempre aportarás valor y generarás un mayor compromiso de parte de tu comunidad, y esa es la idea a fin de cuentas.
¿No te parece?
Crédito fotografía: rawpixel en Unsplash
¿Qué te recomiendo leer en este blog?
La Interacción: ¿Por qué es tan importante tu comentario?
No es una regla de oro pero funciona muy bien: Honestidad y Transparencia.
por Joel Pinto Romero | Abr 14, 2014 | Blogging, Consejos para Emprendedores
Hoy en día están de moda las cartas de amor (y desamor) en las redes sociales, y está va a ser una de ellas.
Como siempre, soy del pensar que de todo lo malo que nos ocurre, siempre tenemos la oportunidad de sacar una lección de vida, un aprendizaje que nos ayude a hacer las cosas mejor, y de eso se trata este post: Voy a sacar una lección de algo que me ocurrió, y la voy a compartir contigo.
Es una experiencia que me tocó vivir recientemente con un compañero al cual consideraba cercano, pero que definitivamente me demostró que tal cercanía solo era producto de un interés puntual de su parte, y no de una relación genuina que estaba creciendo entre nosotros.
Aquí va mi carta de “amor”, y luego repasamos las lecciones que podemos aprender de esta situación, con la ilusión de que ayude a muchos a hacer las cosas mejor, o por lo menos que ayude a uno sólo.
Querido amigo,
Recuerdo con mucha nostalgia los días en que tenías tu tienda electrónica y me escribías con regularidad para preguntarme cosas, para aclarar tus dudas, para recibir mis consejos, para ayudarte a ver con claridad el camino que debías seguir para lograr mejores ventas.
Recuerdo como cada día, con absoluta regularidad, chateábamos por algunos minutos (incluso los fines de semana) y me contabas las buenas nuevas, que algunas veces no eran tan buenas. Me comentabas cómo te había fallado un proveedor, o acerca de cómo aquél cliente te había devuelto el pedido, y tantas otras cosas.
Recuerdo también como comenzamos a construir una relación un poco más personal, ya no conversando tanto acerca de los negocios y nuestros proyectos, sino de la vida misma, de los ejercicios, de la necesidad de mantenernos en forma, de la familia, de los hijos que aún no tienes pero que esperas tener algún día… de tantas cosas.
Recuerdo como, el día que me comunicaste tu decisión de cerrar la tienda, te dije que no te rindieras, que todavía tenías muchas cosas que podías experimentar y poner en marcha, que le estabas dando muy poco tiempo de vida a tu proyecto. En fin, traté en vano de mantener un poco viva la ilusión que te había visto al principio por tu proyecto, pero que ya en ti había muerto.
En fin, los negocios, como la vida misma, son un continuo abrir y cerrar de puertas, de oportunidades. Y eso lo entiendo completamente, porque mi propia vida ha sido eso: un continuo ir y venir de cosas.
Sin embargo, ahora que estás en tu nuevo proyecto, resiento mucho que nuestra relación se haya convertido en una autopista de una sola vía, a través de la cuál sólo me escribes cuando quieres que lea las cosas que tú escribes, sin tomarte siquiera la molestia de pasearte por este blog, del cuál recibiste tantos consejos en su momento.
Ahora los mensajes que recibo de ti, son solamente propuestas anónimas que le enviarás a todo el mundo, sin interacción, sin un toque personal, sin una muestra de aquel afecto que supuestamente nos unía y había comenzado a fraguar nuestra amistad.
Quiero que sepas que desde este pequeño rincón del ciberespacio, siempre desearé lo mejor para todas tus cosas, para todas tus ideas y todos tus proyectos. Siempre.
Porque ser positivo y desear cosas buenas, es algo que me define y es parte de mi vida. Ese soy yo, y es mi forma de ser.
Sin embargo quiero que sepas que, así, de la forma en que lo estás haciendo, no se construyen relaciones duraderas. Muy al contrario.
Con mucho aprecio, de tu amigo.
Y luego de las lagrimitas, ¿qué lecciones podemos sacar para nuestras vidas y negocios?
- Primero que nada, y por encima de todo, somos personas antes que negocios. Los negocios se fundamentan sobre las bases de los valores que nos definen como personas, y no es de otra manera.
- Nunca finjas tener un interés personal en alguien que no te importa, sea un colaborador, un empleado y (menos que menos) un cliente. En algún momento, se puede notar.
- Las relaciones siempre deben ser en dos vías, de mutuo enriquecimiento y crecimiento.
- Mantente siempre en contacto con las personas que te han ayudado en tu camino. Nunca vas a saber si puedes necesitarlos de nuevo y, entonces, ya no estarán allí para ti.
- Nunca conviertas una relación personal en una oportunidad para ti de vender las cosas que haces o los proyectos que tienes. Y si lo haces, utiliza el sentido común.
Y lo demás lo dejo para que sea sencillamente una reflexión tuya, personal e íntima. Es un tema al cual vale la pena darle un par de vueltas, sino más.
Las redes sociales surgieron para unir a las personas, para mantenerlas cerca, para conectarlas. Esta es su razón de ser.
Ya luego llegaron las empresas a convertir esto en un mercado libre, dónde cuesta un montón escuchar y entender lo que los demás están tratando de decirte.
No cometas el error de destruir las relaciones que creas simplemente por el hecho de pensar que ya no te son de utilidad.
Podría sorprenderte lo que la vida te tiene preparado.
Crédito fotografía: Aarón Blanco Tejedor en Unsplash
Te recomiendo leer:
“Querido Facebook, tenemos que hablar”
Redes sociales: Cómo destruir una relación en menos de 24 horas.
Facebook: Una ciudad llena de vendedores ambulantes.
por Joel Pinto Romero | Mar 31, 2014 | Marketing, Redes Sociales
Sabes que siempre que hablo de estos temas, me gusta mostrarte las razones que están detrás de mi planteamiento y de la recomendación que te hago.
La semana pasada conversábamos acerca del tema de que todos los esfuerzos que haces en el mundo digital deben tener como objetivo llevar a tus clientes y prospectos hacia la página web de tu empresa, o hacia algún espacio de tu pertenencia, que esté bajo tu control.
Por supuesto que es interesante y positivo aprovechar las distintas plataformas que existen para desarrollar comunidades dinámicas y comprometidas. ¡Claro que sí!
Sin embargo, siempre debes tener en cuenta que el dueño de la plataforma no eres tú y que, siendo las cosas de esta manera, siempre vas a depender de las decisiones que tomen los dueños reales.
En algunos casos, esas decisiones serán a tu favor. En otros casos, no tanto.
Esta semana quiero conversar contigo acerca de un mensaje que recibí hace ya un tiempo de los dueños de una de las plataformas que utilizo personal y profesionalmente: Facebook.
¿Que por qué la fiesta necesariamente tiene que ser en tu casa?
Había hasta hace nada una aplicación que estaba entre mis favoritas: Facebook Messenger. La tenía instalada en mi portátil y me permitía mantener interesantes conversaciones con mis contactos, sin tener que entrar en Facebook directamente.
Me resultaba una aplicación bastante cómoda y solía utilizarla con mucha frecuencia. Seguramente tú hacías lo mismo.
Sin embargo, y a pesar de mi comodidad y el gusto que sentía al utilizar esta herramienta, el “dueño de la casa”, Facebook, no lo vio desde el mismo punto de vista: Definitivamente eso de que yo pudiera interactuar con mis contactos y mantener interesantes conversaciones “fuera” de mi página de Facebook a ellos no les parece interesante, porque la fiesta, en ese caso, es en mi casa, en la “privacidad” de mi portátil, y no en la casa de Facebook. Y eso no lo quieren ellos.
Entonces ellos decidieron sencillamente eliminar la herramienta. Sin preguntas, sin consultas, sin contemplaciones. Este fue el mensaje que recibí con el aviso.
Como puedes ver, más claro no canta un gallo.
El mensaje lo dice todo: “Oye, que no nos gusta que tengas la oportunidad de estar compartiendo con tu gente desde tu portátil sin meterte en Facebook, por lo que esta herramienta no va más”.
Y no solamente eso, sino que además me dicen: “Si quieres seguir manteniendo esas conversaciones tan interesantes, pues tendrás que hacerlo directamente desde Facebook, y no desde afuera.”
Cuando veas las barbas de tu vecino arder…
Es por ello que te recomendaba en el artículo pasado que utilizaras las plataformas como Facebook para lo que están: desarrollar relaciones con la audiencia de tu interés, sean clientes, prospectos, colegas, amigos, familiares, o cualquier otro grupo al que hayas decidido dirigirte.
Pero necesariamente, si estamos hablando de tu negocio, debes invitar a los miembros de tu audiencia a continuar la fiesta contigo, a seguir interactuando contigo en un espacio dónde tu mismo puedas poner las normas y, sobre todo, evitar las sorpresas que pueden ocurrir cuando es otro el que toma las decisiones, como en este caso, Facebook decidió que no iba a permitir más que siguiéramos utilizando su aplicación Messenger en nuestros ordenadores.
Permitir que tu presencia digital dependa de lo que otros decidan, tienen su riesgo. Y es uno que no debes correr.
Creo que lo que más me llama la atención de todo este tema, es la imposición. Es decir, no tener ni siquiera la opción de decir si yo quería o no seguir utilizando la herramienta.
Y ese es el problema cuando la fiesta la haces en la casa de otro: Si el dueño decide que a las dos de la madrugada apaga las luces, pues las luces se apagan a esa hora y ya está. Y esta es tan sólo una de todas las decisiones que puede tomar.
En cambio, si la fiesta es en tu casa puedes mantener una política de “puertas abiertas” para todos los miembros de tu comunidad, y esa es una oportunidad invalorable que debes aprovechar.
OJO: Se me olvidaba decirte que aún está disponible Facebook Messenger para dispositivos móviles. ¿Qué te parece? Supongo que Facebook no quiere perderse esa oportunidad de que te conectes cuando estés en la calle, ¿no?
Pero desde un equipo de sobremesa o portátil, nada de nada. O te metes en Facebook o te olvidas de mantener esas ricas tertulias que se prendían en Messenger.
Crédito fotografía: Jason Blackeye en Unsplash
Artículos relacionados en este blog:
La fiesta la debes montar en tu casa, no en casa ajena.
Si Facebook fuera de pago, ¿lo seguiríamos utilizando igual?