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¿Dónde está la varita mágica?

¿Dónde está la varita mágica?

Reunidos el director de la empresa con el consultor de mercadeo, el primero plantea todas sus dudas, inquietudes y necesidades con respecto al desarrollo de la empresa. «Queremos crecer pero el entorno económico no es favorable. Queremos ganar dinero, pero hemos tenido la necesidad de recortar nuestros presupuestos. Tendríamos que buscar un cliente más conciente de que lo bueno, hay que pagarlo, que si quiere algo barato, allí tiene a nuestros competidores.»

El consultor de mercadeo parece perderse en las nubes, mientras piensa: «¿Dónde está mi varita mágica?» y en su rostro se nota la frustración y la duda de no poder decidir si habla con sinceridad, o simplemente le dice al cliente lo que éste quiere escuchar, para calmar momentáneamente su propia angustia.

¿Cómo decirle al directivo de la empresa que no hay un camino fácil, que dicha varita mágica no existe, que solamente hay tres cosas que se pueden hacer, y que se deben hacer de inmediato: analizar, planificar y ejecutar?

Pues es así. Se debe comenzar por analizar cuál es la situación actual de la empresa: sus fortalezas, debilidades, los riesgos reales y latentes, las oportunidades, limitaciones, y todos los elementos que nos permitan conocer, lo más exactamente posible, dónde está situada la empresa en el mercado actual.

Y entonces, vamos al segundo: Planificar acciones que permitan convertir debilidades en fortalezas, limitaciones en capacidades, riesgos en oportunidades, inciertos en posibles.

Finalmente, manos a la obra: vamos a ejecutar. Pongamos todo en marcha, y una vez puesto en marcha, volvamos a analizar para asegurarnos que vamos en el camino correcto. Siempre analicemos, en todo momento. Nuestro plan debe ser lo suficientemente flexible como para permitir el cambio de dirección o, sencillamente, el acelerar el paso. Siempre flexible!

No hay varita mágica, no hay «un abrir y cerrar de ojos», no hay crecimiento sin esfuerzo, todo es parte de un mismo proceso. Tenemos que acostumbrarnos a concentrar nuestras energías no en la meta, sino en el camino que nos lleva a ella.

¿Te has encontrado tú en esta situación? ¿Cómo directivo? ¿Cómo consultor? ¿Cuál sería tu respuesta?

 

Crédito fotografía: Rohan Makhecha en Unsplash

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