Aprende a jugar con el dinero que realmente te pertenece.
Desde que el mundo es mundo, y mucho antes de que los negocios se hicieran tan complejos como lo son hoy en día, existía una ecuación fundamental que hacía que todo funcionara de la mejor manera:
Ganancia = Ventas – Costos
Y mientras esta fórmula tan sencilla era respetada y utilizada como guía, las cosas funcionaban muy bien: Tenías un producto que te costaba producir 50 euros, lo vendías por 75, te quedaban 25 euros de ganancia. Y ese es el dinero que tenías y que podías manejar. No más de allí.
Y es una fórmula que sigue siendo realidad hoy en día tanto en tu pequeña empresa, como en las empresas más grandes del mundo, aunque ahora para realizar el cálculo se tomen en cuenta muchísimos otros elementos.
¿Cuánto te cuesta realmente producir tu producto?
En muchos casos, aunque pareciera un concepto tan elemental que no necesita explicación, el costo de tu producto va mucho más allá del costo de la materia prima más el dinero que pagas por la manufactura propiamente dicha.
El alquiler de tu local, el dinero que pagas por electricidad, teléfono, Internet tu sueldo y el de tus empleados, y muchísimos otros gastos adicionales, deben ser incluidos como parte de los costos de tu producto, y todos ellos suman.
Y es importante que lo tengas en cuenta, porque todo lo que no incluyas dentro del costo de tu producto para luego calcular el precio de venta, va a salir del único sitio posible: de tu ganancia.
Fíjate que la fórmula se mantiene igual: Ganancia = Ventas – Costos.
¿Y a qué precio tienes que vender entonces tu producto?
Sencillamente se trata de evitar sorpresas. Si incluyes dentro de los costos de producir tu producto, todo el dinero que te cuesta realmente producirlo y luego le agregas el margen de ganancia que esperas tener, sabrás entonces con mayor certeza a qué precio debes vender tu producto o servicio.
Y sabrás también a que precio NO debes, ni puedes venderlo, que es incluso más importante aún, porque muchas veces ofreces incentivos y descuentos sin darte cuenta de lo mucho que pueden afectar tu ganancia.
Si, por ejemplo, te acercas a una librería para comprar un paquete de papel A4, en el precio que estás pagando en el mostrador, están incluidos todos los costos en los que incurre el fabricante para hacer llegar a tus manos ese paquete de papel. Estás pagando, incluso, hasta por el camión en el que fueron llevados a la tienda.
Para muchas personas este concepto ampliado de “costo de un producto” es una sorpresa y no logran verlo con claridad.
Es por ello que son muchos los casos de empresarios que llegan a fin de mes con la creencia de haber tenido un cierre exitoso porque vendieron mucho y resulta que, a final de cuentas, los números no son lo que ellos esperaban o, incluso, terminan hasta perdiendo dinero.
¿Qué tienes que hacer para ganar dinero?
Si te fijas en la fórmula que inicia este artículo, la única forma posible de ganar dinero es producir más dinero del que gastas (ventas > gastos).
Es necesario que aprendas a jugar con el dinero que realmente tienes, y es por ello que resulta tan importante que tengas esta fórmula en mente día a día durante la gestión de tu negocio, sea del tamaño que sea, vendas el producto o servicio que vendas.
Bueno, tal vez no deba exagerar tanto y decir día a día, pero si definitivamente es una ecuación que debe regir tu gestión empresarial.
Si en algún momento, el dinero que estás ganando comienza a disminuir solamente puede deberse a:
- Un aumento de los costos.
- Una disminución de las ventas.
- Una combinación de ambos.
Ya sabiendo esto, tendrás entonces la oportunidad de tomar las decisiones adecuadas para seguir ganando dinero (o no seguir perdiéndolo) y, de esta forma, no te sorprenderán los altibajos normales del mercado.
En tu caso, ¿sabes cuánto dinero te cuesta la operación de tu negocio cada mes?, ¿cuánto te cuesta diariamente? ¿Sabes cuánto dinero estás ganando aún antes de reunirte con tu asesor o el contable?
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