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El mercado tienes sus reglas – Adiós al A380. ¿Qué tiene que ver con tu negocio?

El mercado tienes sus reglas – Adiós al A380. ¿Qué tiene que ver con tu negocio?

Todos mis amigos saben que soy entusiasta de la aviación. ¡Me fascina! De hecho, mi avión preferido (el que algún día me voy a comprar cuando gane mucho, mucho dinero, es un Pilatus PC-12… ¡una máquina maravillosa!

Hace ya algunos días la industria aeronáutica era sacudida por una noticia: ¡El consorcio Airbus anunció que cerraría el proyecto del A-380, el avión de pasajeros más grande del mundo!

En apenas doce años de operaciones, un proyecto multimillonario, que cualquiera llamaría «visionario y rompedor» – el avión más grande del mundo – se va a la basura.

Y me dio mucha tristeza la noticia porque realmente el avión es una máquina espléndida, con una ingeniería envidiable y un rendimiento fenomenal, sin embargo, según se puede leer en la propia noticia: «el avión que se ganó el corazón de pasajeros y políticos, pero nunca logró un apoyo amplio de las aerolíneas (sus principales compradores) que prefirieron decantarse por aviones más pequeños, con un consumo de combustible más efectivo.»

Y quise tomar esta noticia y trasladarla a nuestros propios proyectos emprendedores, a tú negocio.

¿Qué podemos aprender de ella? ¿Qué aplicación puede tener en nuestra vida diaria? ¿En nuestra planificación? 

 

Necesariamente los negocios tienen que estar apoyados en datos y números.

 

Algunos de mis clientes arrugan la cara cuando les hablo de la necesidad de conocer el mercado en el que se mueven. En la necesidad de estimar su tamaño, ver quién se encuentra también allí, cuáles son las tendencias, qué es lo que está ocurriendo.

¿Y por qué hago siempre este énfasis?

Porque es fácil que caigas enamorado de tus propias ideas, de lo fenomenal que te parece el producto o servicio que quieres desarrollar (o que ya has desarrollado y estás actualmente vendiendo). Y cuando estamos enamorados, generalmente nuestros ojos quedan cegados a la objetividad.

Si quieres una prueba, pregúntaselo a cualquier par de tortolitos enamorados (¿quién no ha estado enamorado alguna vez en su vida?). Pídeles que te hablen de su pareja. Verás que son incapaces de verle un defecto justamente porque el amor tan grande que sienten, el uno por el otro, se lo impide.

El amor que sientes por tu proyecto, por tu empresa, por tus productos y servicios puede fácilmente nublarte la vista e impedirte ver la realidad del mercado y de los números.

OJO: ¡Que yo estoy enamorado de mi esposa y es para mi la mujer más espectacular del mundo! De la misma manera que mis hijos son, para mi, los seres más maravillosos que existen sobre la faz de la Tierra.

Y eso es lo que tiene el amor: Nos impide ver las cosas con objetividad y esto, aplicado a los negocios, no es bueno.

En el caso que nos ocupa, el proyecto del Airbus 380 falló al no valorar suficientemente la tendencia del mercado de «preferir aviones más pequeños con un consumo de combustible más eficiente»

Además, que ya existe un Super Jumbo: el Boeing 747, un avión de fuselaje ancho que hizo su vuelo inaugural en 1970 y que también fue considerado el «avión más grande del mundo» hasta la llegada de su rival (por poco tiempo) el A-380.

Es decir que el consorcio también falló en desestimar la presencia de un competidor que ha liderado la industria y el mercado por los últimos 50 años…. ¡¡¡cincuenta años!!!

Ojo que se dice todo muy rápido. ¡Son cincuenta años! Tendría que hacerse un esfuerzo muy grande para desbancar a un competidor tan sólidamente establecido, ¿no? 

 

Conocimiento del mercado y conocimiento de tu competencia: Tus mejores aliados.

 

¡Que tu cabeza sueñe por los aires pero tus pies estén firmemente anclados en el piso!

Sabes que me considero un eterno positivo… con mis noches y mis días, pero me considero una persona positiva. Sin embargo, me gusta mantener los pies firmemente anclados en el piso, porque es la única forma de convertir esas cosas que se sueñan en realidades.

Quizás sea un defecto, posiblemente sea así, pero es que el que te concentres en lo maravillosa que es tu idea y no busques ninguna información que te ayude a validarla, que te ayude a confrontarla con la realidad y verificar que es posible y viable, me parece sencillamente temerario.

En los negocios, no solamente se pierde tiempo y energía, también se pierde dinero (y mucho) cuando nos enamoramos de nuestras propias ideas y proyectos, sin validarlos en el mercado.

 

Sobretodo cuando se refiere a los negocios, porque en cualquier otras áreas de la vida podrás terminar perdiendo tiempo y energía, pero en los negocios se pierde, además de lo mencionado anteriormente, dinero.

Y esa es la cruda realidad: si solamente te enamoras de tu idea y no buscas confrontarla con información y datos que te verifiquen su viabilidad, entonces corres un riesgo innecesario.

¿Recuerdas el caso de Google+, la red social con la que Google pretendió hacerle competencia a Facebook? Pues también está cerrando sus puertas este año. ¿Qué pasó?

Lo mismo: la empresa falló al medir el tamaño del mercado y el esfuerzo que tendría que hacer para desbancar a su competidor.

Por eso, quiero cerrar este post simplemente invitándote a hacer una reflexión con respecto a los productos y servicios que estás desarrollando (o que has desarrollado ya) para tu empresa o tu proyecto: ¿están validados en el mercado?

¿Cuentas con la información necesaria como para saber que tienes un espacio que puedes ocupar sin problema? ¿Sabes contra quiénes vas a competir? ¿Has elaborado una propuesta de valor que te diferencia?

Sí, llámame terco u obstinado. Lo sé. Pero es mi obligación profesional invitarte a hacer esta reflexión. Quizás te tome diez minutos, media hora, una hora o un día completo. No lo sé.

Pero estoy seguro que si tus respuestas son positivas y tienes todas las cosas claras, tu camino será mucho más sencillo que el de aquello que se aferran a una idea, simplemente porque «les mola».

Aquí te dejó el vínculo para el primer vuelo de una máquina maravillosa: El Airbus 380

 

Crédito fotografía: G-R Mottez en Unsplash

Permíteme Que Insista…. O Por Qué No Debes Enamorarte De Tus Propias Ideas.

Permíteme Que Insista…. O Por Qué No Debes Enamorarte De Tus Propias Ideas.

Por Qué No Enamorarte De Tus Propias Ideas - Joel Pinto Romero¿Has tenido algún amigo que te haya contado alguna vez un chiste muy, muy bueno? ¿De esos chistes realmente memorables, qué te hacen reir por horas sin parar y hasta que te saltan las lágrimas?

¡Te puedo asegurar que yo he escuchado más de uno! De hecho, recuerdo con mucha claridad uno que escuché cuando tenía cómo 10 o 12 años y, cuando me piden que cuente un chiste, siempre comienzo por ese.

¿Qué pasa, por ejemplo, cuando la misma persona te cuenta el mismo chiste por segunda, tercera o cuarta vez?

Pues que, a medida que el tiempo pasa y escuchas la misma historia varias veces seguidas, ya deja de ser tan gracioso. Puede ser que te rías por el mero compromiso pero por dentro estés pensando: “Vaya con este hombre que no se puede inventar un chiste nuevo, por Dios.”

Y si la persona que te contó ese chiste tan bueno no se da cuenta que, de tanto repetírtelo, ya no te causa tanta gracia y tan sólo se confía en que una vez, un día, te hizo reir hasta morir y sigue haciéndolo de la misma manera, entonces estará cometiendo el mismo error que cometen las empresas en sus campañas de publicidad, cuando se enamoran ellas mismas de sus propias ideas, sobre todo cuando estas ideas son creativas y originales.

 

Fue una idea muy creativa y original, hasta que se volvió cansina.

 

El título de este post es el de una campaña publicitaria muy conocida por estos lares. La primera vez que la escuché, me pareció genial: Una propuesta fresca y diferente. Un individuo que se preocupaba tanto por hacer que su cliente tenga una experiencia agradable, que hasta le dice “permíteme que insista”, entendiendo que en muchos casos la publicidad puede caer en ese terreno gris de lo repetitivo y fastidioso.

Y la misma sensación la tuve las siguientes veces que escuché el mismo estribillo. “Permíteme que insista…” me siguió pareciendo agradable, hasta que comencé a escucharla cada día, a cada hora, por todos lados: la tele, la radio… por todos lados.

Dejó de ser una propuesta agradable para convertirse en un mensaje chillón en mis oídos que comenzó a resultarme desagradable.

Fue entonces cuando lo que originalmente había sido una idea creativa muy original, pasó a convertirse en un mensaje mal recibido. Cada vez que la escucho ahora, me resulta super pesada y desagradable, y no puede dejar de preguntarme cuando se dignara el anunciante a cambiar la publicidad por una pieza creativa nueva.

Se nota a la distancia que a alguien, en algún sitio, le pareció que la idea era lo suficientemente única y original, que debía atornillárnosla a nosotros, su audiencia, por todos los medios y por todo el tiempo que fuera posible.

 

¿A quién se le ocurrió que: “Lo importante es que hablen de tu marca, aunque sea mal.”?

 

Esta es una frase que he escuchado muchísimas veces en eventos y seminarios a los que he asistido: “Lo importante es que hablen de tu marca, aunque sea mal”. Es como decir que lo importante es simplemente estar en la mente de tu consumidor la mayor cantidad de veces posible, independientemente de las emociones que estén asociadas con la marca o la empresa en ese momento.

Lamentablemente es algo que nunca podrá recomendarte que hagas. De tu marca, siempre deberían hablar bien.

Quiero estar en tu mente, aunque sea trayéndote malos recuerdos…. ¡Qué va! Para mí, desde un punto de vista muy personal y profesional, existe una línea muy fina que separa la experiencia positiva de la negativa, y es una línea de la cual tú deberías mantenerte alejado siempre que puedas.

¿Por qué? Muchos especialistas en el mundo entero reconocen que lo positivo se difunde poco, pero que lo negativo corre como la pólvora. ¿Por qué entonces querrías tú meterte en ese espacio? ¿Cómo podrías mantener una actitud indiferente cuando tu audiencia está hablando mal de tu marca?

¿Cómo podrías detener tú el impacto de una profunda crisis de reputación, si piensas que lo importante es que hablen de tu marca, aunque sea mal?

 

Cuando estás enamorado profundamente, pierdes la objetividad en muchas cosas.

 

Dicen que el amor es ciego. Y es por ello por lo que nunca debes (o deberías) enamorarte de tus ideas, por muy originales y creativas que estas puedan ser.

La razón es justamente que el enamoramiento bloquea la objetividad en muchos aspectos, por lo que fácilmente pudiera ocurrir que estuvieras convencido de que tu idea sigue siendo estupenda, mucho después de que esta ha dejado de ser efectiva o impactante para tu audiencia.

Incluso, mucho después de que esta misma idea haya comenzado a generar en tu audiencia un sentimiento negativo, no solamente hacia el mensaje sino hacia el conjunto de la marca también.

Que el amor que sientes por tus propias ideas, no te impida ver la realidad del mercado.

Es por ello que debes tener siempre en mente lo que está ocurriendo del otro lado de tu mensaje, en tu audiencia. Es mentira (desde mi punto de vista) aquello de que es igual que hablen mal o bien de tu empresa, porque lo importante es sencillamente que hablen de ella y la mantengan en su mente.

Eso no es así. En el peor de los casos, tu empresa y tu marca deben estar asociadas con emociones neutras, nunca negativas. Es mejor que tus clientes sientan que tu marca es insípida, en lugar de que sientan que tiene un sabor amargo y desagradable al paladar.

Porque cuando eso ocurre, tú nunca sabes cuando tu audiencia volverá querer a saborearla.

Y eso no es bueno para ti ni para tu empresa.

 

Crédito fotografía: Akshar Dave en Unsplash

Planificación de Escenarios: No Te Encierres En Un Callejón Sin Salida.

Planificación de Escenarios: No Te Encierres En Un Callejón Sin Salida.

No Te Encierres En Un Callejón Sin Salida - Joel Pinto RomeroComentando con algunos compañeros acerca del artículo que publiqué en este blog hace un par de semanas, “Cuando La Publicidad Le Hace Daño A Tu Negocio”, me di cuenta que había un tema de fondo que valía bien la pena mencionar y sobre el cual quiero compartir contigo hoy: la necesidad de pensar acerca de las situaciones más críticas por las que podría pasar tu empresa y las acciones que harías en cada situación.

 

La importancia de prepararse para lo inesperado.

 

Entre los comentarios que me hicieron acerca del artículo en cuestión, hubo dos que me llamaron poderosamente la anticipación: uno se refería al hecho de que muchos empresarios estaban haciendo un gran esfuerzo para capear la tormenta y mantener los puestos de trabajo de sus empleados, y otro se refería al hecho de que en situaciones de emergencia, muchas veces se toman decisiones desesperadas.

Si lo pensamos un poco, las emergencias no ocurren de un día para otro, por lo menos en la gestión de tu negocio. Las emergencias suelen dar señales, indicios, y suelen ocurrir luego de una secuencia de hechos, no súbitamente.

Que tu negocio esté preparado para todos los escenarios posibles es simplemente un ejercicio de imaginación y de planificación, dándote la oportunidad de tener en tus manos las posibles respuestas que darías a situaciones inesperadas.

Hace algún tiempo ya, durante una sesión de entrenamiento que estaba recibiendo en Venezuela, el instructor me comentó que “los mejores gerentes se preparaban para enfrentar las peores situaciones.”

No pude aguantar mi curiosidad y pregunté “¿Por qué?”, a lo que el instructor me comentó: “Si solamente planificas para las mejores situaciones, o te dejas llevar por la bonanza de los buenos tiempos, cualquier situación inesperada te tomará completamente por sorpresa. En cambio, si planificas para las peores situaciones, entonces el factor sorpresa desaparece y tendrás la confianza de saber que existe un plan de acción para cada situación posible.”

A mi se me pareció mucho a cuando tú compras una póliza de seguro de vida: Realmente no la compras para hacer uso de ella, sino para estar preparado en caso de que algo inesperado ocurra. ¿O no?

 

Escuchando lo que ocurre con tus clientes, tus competidores y el mercado en general.

 

  • ¿Qué puedo hacer si mis clientes comienzan a darse de baja del servicio sin razón aparente?
  • ¿Qué puedo hacer si las ventas disminuyen un 30% durante dos meses consecutivos?
  • ¿Qué puedo hacer si la competencia lanza un producto nuevo, a un precio más bajo que el de mi producto?
  • ¿Qué puedo hacer si el gobierno aumenta el IVA hasta un 25%?
  • ¿Cuándo debo decidir cerrar mi negocio nuevo si no termina de arrancar?

Un ejercicio de este tipo abre tu mente a un mundo de alternativas, de acciones posibles en caso de que te vieras en el medio de una situación específica, que se ha desarrollado de manera súbita e inesperada. No se trata de un ejercicio de negativismo ni nada por el estilo.

Al contrario, se trata de pensar siempre que “todo es posible y cualquier cosa puede ocurrir”. Si conoces las leyes de Murphy, recuerda que “si algo puede salir mal, saldrá mal”.

Pero volviendo al tema, y aunque probablemente ninguna de estas situaciones ocurra en realidad o sea muy poco probable, ya tu habrás hecho un análisis de cuál será el camino que vas a seguir, por muy sencillo que este análisis sea, y te encontrarás mejor preparado que muchos otros que simplemente se dejan llevar por la corriente.

De allí la importancia siempre de escuchar, o más apropiadamente dicho, “monitorizar” todo lo que ocurre alrededor de tu negocio: clientes, competidores y mercado en general.

 

Construye opciones. No te encierres en un callejón sin salida.

 

Ten reuniones regularmente con tus socios o con aquellos empleados que ocupan puestos de supervisión, y haz con ellos una tormenta de ideas en la cual se planteen las distintas situaciones inesperadas a las cuales se podría enfrentar tu empresa, y desarrolla los posibles planes de acción que pondrías en marcha.

Es un ejercicio de planificación sumamente interesante que te ayudará a manejar tu negocio con mucha más confianza y eficiencia. Y aunque algo inesperado siempre puede ocurrir, lo importante es tratar de evitar que te encuentre con las manos vacías y sin ideas.

Ten en cuenta siempre que, como decía mi instructor: “Los mejores gerentes son aquellos que se preparan para las peores situaciones.”

¿Te parece una buena idea?

 

Crédito fotografía: Lubo Minar en Unsplash

 

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