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Entre Palabras: ¿Qué Es Una Verdadera Relación de Colaboración?

Entre Palabras: ¿Qué Es Una Verdadera Relación de Colaboración?

A diferencia del estilo que me caracteriza normalmente, hoy quiero comenzar este artículo compartiendo contigo lo que para mi es una verdadera relación de colaboración, contándote dos historias de mi vida profesional y personal que lo ilustran perfectamente.

El primer caso es el de Nicolás Ockier, de Cromaidea.

Nico es un chico que conocí hace ya unos 6 años, si la memoria no me falla, en una reunión que tuvimos un grupo de colegas en Barcelona, en la que estuvimos conversando de cosas que podíamos hacer juntos.

Nicolás se especiliza, con muchísima especialización, en los temas de SEO y marketing digital… pero mucho, muy especializado, ¡de verdad!

En alguna oportunidad que otra hemos hecho amagos para desarrollar proyectos juntos, pero no hemos podido concretar nada realmente grande e interesante. El año pasado, cuando estaba haciendo la migración de mi página web de Blogger para WordPress, llegué a un punto en el que me tranqué.

Supe que necesitaba ayuda y pensé inmediatamente en Nicolás.

Cuando hagas una consulta profesional en Internet, siempre pregunta primero cuanto te va a costar. Te evitarás malos entendidos y enemistades.

Cuando le comenté lo que me pasaba, lo primero que hice fue decirle «dime cuánto me costaría resolver este tema y, si está a mi alcance, lo hacemos. Si me queda largo de presupuesto, pues me tendré que buscar la solución por otro lado.»

Y es lo primero que hago siempre porque creo que, aún cuando podamos ser amigos, cuando se trata de una consulta profesional seria, hay que manejar las cosas de otra manera, menos como amigos y más como profesionales.

Su respuesta fue para mi lo que se llama todo un destello de luz al final del túnel!: Nicolás se ofreció a ayudarme a resolver los problemas que tenía de forma voluntaria y desinteresada.

Bueno, supongo que lo de «desinteresado» sobra, porque se supone que esos esfuerzos siempre se hacen, primero porque existe un afecto mutuo, y luego porque nos ayuda a consolidar y fortalecer las relaciones que tenemos con otras personas.

Así lo entendí, lo asumí y me comprometí a devolverle el favor apenas tuviera la oportunidad. 

 

En una verdadera relación de colaboración, los beneficios son siempre mutuos. Ganan todos.

 

Algunos meses después, Nicolás me escribió porque quería saber si lo podía ayudar en algo. «Por supuesto que sí» le respondí casi apenas él había terminado de preguntarme si podía o no.

Nico, en sus temas de marketing digital y promoviendo su negocio, necesitaba que le escribiera una pequeña reseña en Google, ya sabes, por aquellos temas de posicionamiento y ranking.

He aquí  la reseña que le escribí: 

Mi padre siempre solía decir: Hoy por mí, mañana por ti.

Lo dicho, Nico: ¡Siempre te estaré agradecido y en lo que te pueda ayudar, cuenta con un amigo y colega por estos lados! 

 

Una relación de colaboración verdadera tiene que ser siempre un «win-win situation».

 

Ahora te comento el segundo caso: Mi amigo Gerson Escobar.

Gerson y yo nos conocimos en los mundos digitales, dándole rienda suelta al niño que todos llevamos por dentro: «jugando en la play.» 

Desde hace ya varios años, quizás cuatro o cinco, Gerson y yo coincidimos con bastante regularidad en los espacios siderales y pasamos un par de horas (más o menos) riéndonos, liberando el estrés acumulado en nuestras vidas profesionales matando «bichitos digitales», en un juego muy famoso llamado «Destiny»

La hemos pasado realmente bien muchas veces. Incluso mis hijos suelen llamarlo «Tío Gerson» del cariño que han llegado a tenerle.

Pues resulta que Gerson me escribió hace algunos días para decirme que había decidido oficializar su pasión por el juego y convertirla en un negocio. ¿Qué iba a hacer? ¿Qué servicio iba a ofrecer? 

La mejor relación de colaboración es aquella en la que ningún lado se siente explotado y abusado por el otro.

 

Su modelo de negocio es, fundamentalmente, hacer  por cada jugador, lo que el jugador no tiene tiempo de hacer por si mismo, pero que realmente quiere hacer. ¿Qué significa esto?

Que hay actividades del juego que a mi me encantaría hacer pero, por falta de tiempo, no he podido hacerlo hasta ahora y no creo que pueda en un futuro cercano.

¿Qué pasó entonces?

Gerson se ofreció a llevarse uno de mis personajes (porque tengo varios, eh… que se sepa) y hacer con él los asaltos más importantes y aquellas actividades que yo no puedo hacer, por lo dicho, falta de tiempo.

A cambio, yo me ofrecí a ayudarle con la promoción de su negocio, incluyéndolo en esta historia de hoy.

¿Ves lo que te quiero decir? ¿Te fijas ahora lo que es realmente un «win-win situation»?

  • Gerson gana porque le ayudo a promover su negocio.
  • Yo gano porque Gerson hace por mi cosas que yo no puedo hacer por falta de tiempo.

¿Ves? Es realmente sencillo: Gana él. Gano yo.

En una relación WIN-WIN: los ganadores no están nunca de un sólo lado.

 

A mi me suele dar bastante gracia cuando escucho lo mucho que se habla de la «economía colaborativa», de crear un «círculo de colaboradores» a tu alrededor, de desarrollar «relaciones de colaboración» con profesionales en distintos sectores.

Y cuando te sientas a ver el tema con detalle, resulta que – en muchos de los casos – se esconde lo que debería ser una relación de carácter profesional o laboral, detrás de la figura de una relación de «colaboración»

 Ha sido el tópico de muchas discusiones, tanto dentro de redes sociales, como en tertulias alrededor de un café o un par de cervezas: la facilidad con que personas y empresas se acercan a profesionales de distintas especialidades, a pedir consejo acerca de temas específicos sin tener la intención de ofrecer algún tipo de pago a cambio.

¿Por qué si con el consejo que te voy a dar, vas a ganar dinero tú, yo debo hacer el trabajo de gratis?

Y es que una cosa es una pequeña consulta puntual, como las que suelo recibir yo a través de mi correo electrónico, y otra cosa completamente diferente es que tu quieras que alguien te resuelva un problema grandísimo que tienes y que eso no te cueste un sólo centavo.

¡Son cosas completamente diferentes! En un caso como este, que abundan hoy en día, hay un sólo ganador: la persona que está haciendo la consulta y que está encontrando la solución a un problema que tiene.

Porque el profesional que da su consejo (quizás con la esperanza de que esa primera consulta sirva como «gancho» para conseguir una relación profesional) se queda con las manos vacías.

Eso sí, tal vez se quede también con la satisfacción de haber ayudado a alguien de forma desinteresada, por supuesto que sí.

Pero al final, final de la historia..  ¡ha trabajado de gratis!

En mi caso, por ejemplo, tuve que establecer una política con respecto a las consultas que recibía por correo electrónico: recibo hasta tres consultas acerca del mismo tema y de la misma persona. Ya si es necesaria una cuarta consulta, le digo al consultante que tenemos que hablar de honorarios.

A algunas personas les parece bien, a otras no tanto.

Lo cierto es que ha sido la única forma en que he podido convertir estas situaciones de colaboración desinteresada en escenarios profesionales win-win en los que, tanto yo como la persona que me hace la consulta, ganamos algo.

Por eso, desde acá desde este espacio del cibermundo, te hago una invitación a que consideres siempre que el tiempo de todo el mundo tiene el mismo valor y que, si necesitas que alguien te ayude a resolver un problema que tienes, trates de manejarlo siempre con un tono profesional, aunque sean grandes amigos.

¿Te parece?

 

Créditos fotografía: rawpixel en Unsplash

«Señores Clientes: No Compren En Feriado. Los Empleados Se Lo Agradecerán.»

«Señores Clientes: No Compren En Feriado. Los Empleados Se Lo Agradecerán.»

Así se puede leer en el rótulo luminoso que se encuentra ubicado en la entrada de una importante tienda de iluminación de la ciudad en que vivo, justo en la vía que tengo que tomar todos los días para llevar a los niños al colegio.

Al ser un aviso luminoso de texto rotatorio, el letrero continúa diciendo: “Los feriados son para descansar y disfrutar con la familia”.

En un principio, pensé que se trataba de una “queja encubierta”, es decir, que los empleados del establecimiento estaban usando ese espacio para quejarse del trato que recibían de su jefe y que los ponía a trabajar incluso los días festivos.

Pero pasado un tiempo, quizás algunas semanas, vi que el aviso seguía mostrando el mismo texto, día tras día.

Fue entonces cuando me pareció extraño que una empresa tomara la iniciativa para decirle a sus clientes “no vengan a comprar en feriado”, justo en una situación económica en la que muchas empresas están tratando de agregarle horas al día para vender más.

Vivimos en una sociedad en la que las exigencias del trabajo se han puesto por encima de nuestras vidas personales. ¿Quién le pone el cascabel al gato?

En una sociedad en la que estamos acostumbrados a ver cómo los empleados son exigidos hasta el máximo, a trabajar horas extra (incluso sin recibir paga por ella), en sacrificar sus fines de semana; épocas en las que se habla mucho del equilibrio entre la vida personal y la laboral / profesional, pero se hace poco para cultivarlo, en fin, en una época donde lo normal es exigirle al empleado el máximo compromiso de su tiempo, pues me encontraba yo con este letrero.

En todo caso, lo tradicional, pensaba yo, sería que mostrase algo como “estamos abiertos domingos y días festivos. Venga y aproveche para hacer sus compras”, pues eso es a lo que estamos acostumbrados.

Sin embargo, en este caso, no era así. Para mucha alegría mía.

Una lección de liderazgo basado en principios: “Pues no lo considero correcto”.

 

Me llamó tanto la atención el susodicho letrero que decidí ponerme en contacto con la empresa propietaria del espacio, un poco para que me explicaran de dónde había surgido la idea o si simplemente se trataba de un tema publicitario, ¿sabes? De esas cosas que se dicen, pero que no son las que uno termina haciendo.

¿Recuerdas el libro “Liderazgo basado en principios” de Stephen Covey? Este libro habla, entre otras muchas cosas, de que los líderes eficaces basan su liderazgo en principios universales, principios tales como “tratar a las demás personas como quieres que te traten a ti”, “hacer las cosas que consideramos correctas, en lugar de las que nos hacen populares”, es decir, las leyes naturales de la vida misma, por las que deberíamos regirnos todos.

El verdadero liderazgo no se mide con frases bonitas, sino con acciones guiadas por principios básicos de honestidad, hermandad, comunidad y preocupación por el bienestar del otro.

Pues tuve la oportunidad de conversar con el dueño de la tienda, Victoriano, un empresario español de setentipocos años, de esos que lleva en su voz el sello inconfundible de la experiencia, de haber viajado por el mundo, de lo vivido, y su respuesta cuando le pregunté acerca del tema fue contundente.

“Simplemente, no lo considero correcto” y continuó, “no creo que los empleados deban trabajar los días festivos. Esos días están hechos para que los empleados tengan la oportunidad de compartir con sus familiares, de descansar, de hacer otras cosas.”

Y es una posición realmente admirable.

Como te comentaba al principio, en una sociedad donde lo que priva es la ganancia económica de los negocios por encima de la relación laboral, encontrarse con empresarios como Victoriano, que están poniendo su granito de arena para que los propios dueños de negocios sean los que pongan, por encima de todo, el bienestar de sus empleados por delante, es digno de mencionar.

 

“Los empleados se lo agradecerán”

 

¿Te has puesto a pensar por un momento en las personas que te atienden en los negocios cuando vas de compras durante los fines de semana y días festivos?

¿Te has detenido a pensar por un momento que esas personas están sacrificando su tiempo libre, su vida familiar y personal, para poder prestarte un servicio a ti?

¿Te has puesto por algún momento en sus zapatos?

Recuerdo una canción que narra la vida de una persona que trabaja en un bar. Mientras los clientes gritan a voces para que los atiendan y les sirvan, nuestro personaje se encuentra del otro lado de la barra, lidiando con las mil y una cosas que tiene que lidiar cualquier ser humano.

Tanto tú, como las personas que te atienden en cualquier momento, tienen el mismo derecho a vivir una vida profesional y laboral equilibrada.

Porque, independientemente del trabajo que está haciendo esa persona, y las muchas otras que te atienden cuando sales de compra durante los días de fiesta, sigue siendo un ser humano, como tú y como yo.

Por eso me llamó tanto la atención lo que decía el letrero en cuestión: “Señores clientes: No compren en feriado. Los empleados se lo agradecerán. Los feriados son para descansar y compartir con la familia”.

Al César lo que es del César: Sé que hay productos que tienen sus mejores momentos justamente cuando las personas están relajadas, disfrutando de sus días de descanso.

Es lo normal y es como todo. Sin embargo, para el resto de productos y servicios, estoy seguro que los empleados te agradecerán el que hagas tus compras en el horario normal de trabajo. Así ellos podrán disfrutar también, como tú y como yo, de esos días que están especialmente diseñados para el disfrute y el descanso en familia.

Y es que el verdadero liderazgo no se hace solamente con frases bonitas y pensamientos pegajosos. No.

El verdadero liderazgo, ese que deja huella en los demás, nace cuando hacemos las cosas que consideramos correctas, cuando nos preocupamos por dar a los demás el mismo trato que queremos recibir de ellos, cuando somos personas honestas, que caminamos con la verdad por delante.

Ese es el liderazgo natural.

Quiero aprovechar para dar las gracias a Victoriano, Charo, Roberto, Juan Carlos, Javier y todas las personas de Luz Garden que me dieron un espacito de su tiempo para conversar del dichoso letrero.

¡Gracias mil! Y espero que sigan disfrutando de los fines de semana y los festivos con sus familiares y seres queridos, que para eso están hechos.

 

Crédito fotografía: Dane Deaner on Unsplash

 

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