Comienzo este artículo con una pregunta: ¿Eres tú de los que piensa que un fracaso es lo peor que le puede ocurrir a tu negocio?
En muchos casos, no sé si el tuyo es uno de ellos, pareciera que el hecho de tener un plan de negocio implica el perseguir sin descanso tus objetivos.
Hace un par de artículos te comentaba que el perseguir tus objetivos era una cualidad básica y fundamental para el éxito de tu negocio, y es un criterio que mantengo aún.
Ahora, tenemos claro que existen dos actitudes que suelen disfrazarse debajo de este cualidad: la obstinación y la perseverancia.
¿De qué hablaremos en este post?
No es lo mismo ser obstinado, que perseverante.
Según la Wordreference, obstinación es:
Mantenimiento excesivamente firme de una idea, intención u opinión, generalmente poco acertada, sin tener en cuenta otra posibilidad: “No puedo entender tu obstinación en oponerte a la boda de tu hija”. Terquedad, empecinamiento.
Y la definición de perseverancia, va por estos lados:
Firmeza y constancia en la ejecución de los propósitos y en las resoluciones del ánimo. Duración permanente o continua.
Y creo que por allí, ya puedes comenzar a darte cuenta a qué me refiero.
¿Cuántas veces has sido obstinado en lugar de perseverante?
Si te has encontrado en esos días en los que apenas te quedan fuerzas para seguir adelante, en los que no puedes generar ideas nuevas que te permitan alcanzar tus objetivos o, por lo menos, ver la luz al final del túnel, es probable que estés siendo obstinado y no perseverante.
No es lo mismo concentrar el 100% de tus energías y tiempo en el logro de tus objetivos, que seguir haciéndolo después que ha dejado de tener sentido.
¿Cuándo no tiene sentido seguir siendo perseverante?
Cuando comienzas a perseguir tus objetivos de manera obstinada, sin escuchar ni darle atención a los signos que te indican que ese objetivo no es para ti o para tu negocio., es entonces cuando ser perseverante no tiene sentido.
Fíjate que la definición de “obstinación” contiene la palabra “excesivamente”, por lo que hay un momento en el que ser muy perseverante, pasa a ser excesivo, y es entonces cuando se convierte en obstinación.
Ese momento ocurre cuando comienzas a dejar de escuchar los signos y síntomas que te indican que tu empresa o negocio no van por el camino adecuado, que algo está faltando, que algún error estás cometiendo que no te está permitiendo avanzar, cuando ves que las cosas no funcionan como debieran.
La importancia de la flexibilidad de un plan de negocio.
Es en ese momento, y tal vez incluso un poco antes, en el que un plan de negocio tiene – obligatoriamente – que ser flexible y permitirle a tu empresa un cambio de rumbo, una nueva dirección, el replanteamiento de ciertos objetivos estratégicos, e incluso el rediseño total de una estrategia.
Un plan de negocio nunca debe estar escrito en piedra, porque son muchos los factores que influyen en que la empresa llegue al logro de todos sus objetivos. Si todas las cosas estuvieran en tus manos y bajo tu control, si podríamos verlo de esta manera, pero obviamente la realidad está lejos de ser así.
¿Cómo saber cuando tienes que ser flexible?
Para que lo vamos más claro, te voy a poner un ejemplo: Suponte que sales de Alicante para Madrid por la autovía. La distancia es de 426,5 km y te demoras un tiempo estimado de 4 horas 25 minutos, lo que significa que cada hora debes haber avanzado algo así como 100 kms. ¿Vale?
Pues bien. Si al final de la primera hora, sólo llevas 60 kilómetros, algo no está marchando bien. Y aún cuando no es para alarmarse, tal vez debas ir pensando en alternativas. Si a la segunda hora, llevas tan sólo 130 kilómetros, en lugar de 210, es entonces el momento de evaluar la situación seriamente.
Tener la suficiente flexibilidad para hacer cambios en cualquier plan, te puede evitar serios dolores de cabeza y pérdidas de tiempo. Está muy bien el ser perseverante en el logro de todas las cosas que nos propongamos en la vida, por supuesto que sí.
Pero si llega ese momento en el que las cosas que te rodean, tu entorno, te indican que algo no está marchando bien, haz pausa por un momento y evalúa la situación con la suficiente objetividad como para poder tomar la decisión que vaya más de acuerdo con el logro de tus objetivos comerciales.
Si no lo haces, podrías estar dejando de ser perseverante para convertirte simplemente en un empresario obstinado. Y eso no es bueno.
Crédito fotografía: David Hofmann en Unsplash
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